Redacción
Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero de Arabia Saudita, una de las monarquías absolutas donde se vive una de las formas más radicales del islam (el wahabismo), se decanta por una reforma religiosa, al menos en su país.
Es a cuanto apuntan las cosas según lo declarado a la tv saudita Al-Arabiya el pasado 27 de abril de 2021: “Todos los juristas y académicos musulmanes han estado hablando del concepto de moderación durante más de 1000 años. Creo que no puedo aclarar este concepto, pero puedo respetar la constitución saudí, conforme al Corán y la Sunna, teniendo como objetivo la implementación en el sentido más amplio del término de nuestro sistema de gobierno, de base, que incluye a todos”, dijo el príncipe.
En la misma entrevista, Bin Salman confirma que la Constitución de Arabia es el Corán, pero al mismo tiempo afirmó que esto no se pelea con el respeto a todos los ciudadanos: “En los asuntos sociales y personales estamos obligados a implementar solo las estipulaciones claramente enunciadas en el Corán. Por lo tanto, no puedo aplicar un castigo de la sharia sin una estipulación coránica clara o explícita de la Sunna”. De ahí que la reforma del islam en el reino saudí se presente como una necesidad: se necesita revisar las fuentes de la legislación, lo cual conlleva a desaparecer -aunque no lo ha dicho así de abiertamente- las lapidaciones, las flagelaciones, la amputación de manos para ladrones o la pena de muerte para apóstatas y homosexuales.
El wahabismo, corriente predominante del islam en Arabia Saudita, fue desarrollada por un predicador saudí, Mohammed ben Abdelwahhab, en el siglo XVIII. Las posturas que postula Bin Salman costaron la vida en el pasado a intelectuales que también las propusieron.
