(ZENIT Noticias / Róterdam, 04.01.2022).- Desde hace 35 años, cada Semana Santa y Pascua en el Vaticano se veía engalanada con el trabajo floral de 25 personas y negocios familiares holandeses que enviaban hermosos arreglos florales a la Santa Sede. El momento más visible era cuando esas flores, especialmente tulipanes, eran apreciadas no sólo por quienes asistían a la Plaza de San Pedro para la misa del domingo de resurrección sino también para quienes veían el mismo evento desde la televisión y las redes sociales, lo que supone llegar a más de mil millones de personas.
Pero desde este 2022 la Santa Sede ya no contará con el valioso donativo de estos arreglos florales holandeses. En un comunicado del director del proyecto, Paul Deckers, este anunció que los nuevos patrocinadores decidieron “renunciar a su compromiso de patrocinio del proyecto”. De acuerdo a otras fuentes, los patrocinadores consideran que esto ya no entra en su estrategia de marketing.
“Esto significa que el diseñador floral Paul Deckers, involucrado en el proyecto desde 1988 y responsable desde 2015 de toda la organización y realización de las decoraciones florales en la Plaza de San Pedro” -dice el comunicado- “lamentablemente tiene que anunciar que este es el fin de una tradición de más de 35 años. El proyecto iniciado por los hermanos Van der Voort en 1985 y continuado por Paul Deckers está arraigado en la sociedad holandesa con el famoso lema: «Gracias por las flores».
En 1988 Paul Deckers fue a Roma por primera vez para participar en la decoración de la plaza y el balcón del Papa para la Misa de Pascua. Primero como uno de los encargados de arreglos florales en el equipo de Charles Van der Voort de Leiden, iniciador de esta tradición. En 2015 Deckers sucedió a Van der Voort como diseñador jefe y director de proyecto de las decoraciones florales de la Plaza de San Pedro.
«La realización de la decoración floral anual, junto con mi fantástico equipo, todas las partes implicadas y los cultivadores, la considero un privilegio y un honor”, dice Deckers en un comunicado. “Agradezco que durante muchos años hayamos tenido la oportunidad de presentar el arte floral holandés y la floricultura en una plataforma internacional. El hecho de que el Papa Francisco me concediera el premio papal «Bene Merenti» en 2015 es para mí la coronación de mi trabajo”, agrega.
El trabajo de arreglo que termina este 2022, aunque ya en 2020 y 2021 de hecho no se ofreció por la pandemia, suponía meses de preparación: todos los productos y materiales naturales, a excepción de las piezas de hierba, se trasladaban desde Holanda. Los bulbos de flores se cultivaban, se almacenaban en cámaras frigoríficas y se volvían a colocar en invernaderos unos días antes del viaje a Roma para garantizar la floración simultánea. En la propia Roma había poco tiempo, por lo que esos minuciosos preparativos son necesarios. El convoy #bloemenvoordepaus (“flores para el Papa”) partía hacia Roma el martes santo antes de Pascua. El obispo de Rotterdam tradicionalmente bendecía las flores para un «buen viaje».
El transporte era bastante grande: con una capacidad para 30 toneladas de plantas y vegetación, por ejemplo, flores de bulbo, muchas flores individuales, arbustos e incluso árboles altos.
Los arreglos de la plaza de San Pedro se colocaban la madrugada del Domingo de Resurrección. Después de la misa, las flores permanecen en su lugar durante unos días. Luego, los empleados de los Jardines del Vaticano limpiaban todo y trasladaban las plantas restantes a los jardines del Vaticano. Los arreglos florales se enviaban a hospitales, hogares de ancianos e iglesias de la zona.
