(ZENIT Noticias / Praga, 10.01.2022).- Por su relevancia y actualidad, ofrecemos una traducción de una declaración del cardenal-arzobispo de Praga, cardenal Duka, ante las acusaciones de que ha sido objeto el Papa emérito, incluso con la narrativa de apoyo por parte del presidente de los obispos alemanes.
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La publicación de la carta del Papa es realmente una mirada al alma de un sacerdote, de un obispo y de un Papa que evalúa su vida en retrospectiva, pero que ya no tiene fuerzas para comentar todos sus detalles.
Lo que sigue es un análisis de los expertos mencionados anteriormente, que nos muestran línea por línea como funciona la llamada buena voluntad en la archidiócesis de Múnich. Para mí, ésta es una de las mayores decepciones que he experimentado en nuestra Iglesia Católica Romana. ¿Denigrar a una persona, denunciarla injustamente y ni siquiera darle la oportunidad de evaluar esa supuesta voluntad; debe haber costado cientos de miles de euros, pero que no da la posibilidad de un indulto legal? Pregunto: ¿qué es eso?
En mi artículo, que aparecerá en la revista alemana Die Tagespost, señalo el siguiente hecho: que cualquier sacerdote que haya estudiado derecho eclesiástico, o incluso un laico que se haya graduado en una facultad de teología y haya asistido a un curso de derecho eclesiástico, debe entender, a partir de todo el expediente, que el entonces arzobispo de Múnich, Joseph Ratzinger, no tenía ninguna jurisdicción ni posibilidad de resolver este caso de ninguna manera: el sacerdote “X” era un sacerdote de la diócesis de Essen.
Por lo tanto, protesto y me tomo la libertad de pedir cuentas al arzobispo de Múnich, a su curia y al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana por la difamación y el empañamiento de la reputación del Papa Benedicto XVI.
Dominic Cardenal Duka, Arzobispo de Praga
Traducción del original en checo realizada por el equipo de traducción de ZENIT.