(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 27.02.2022).- El Papa Francisco sigue trabajando con la diplomacia de los gestos. El sábado 26 de febrero el presidente de Ucrania, enviaba un tuit que decía “Agradezco al Papa Francisco por rezar por la paz en Ucrania y el alto al fuego. El pueblo ucraniano siente el apoyo espiritual de Su Santidad”. El tuit era enviado después de que se lograse una llamada telefónica entre el presidente Volodymyr Zelenski y el Santo Padre, llamada que logró transmitir fortaleza y fe al sufrido líder ucraniano. La llamada fue confirmada tanto por la embajada de Ucrania ante la Santa Sede como por el portavoz del Vaticano.
Ese mismo día, sábado 26 de febrero, se hacía público que el Papa había llamado al Arzobispo Mayor de la Iglesia Greco-Católica, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk. Como es sabido, Su Beatitud ordenó a todo el clero greco-católico que permaneciese en Ucrania y ayudase a la gente. El mismo Arzobispo Mayor abrió el sótano de catedral para acoger refugiados. El Papa le manifestó su cercanía y valoró la acción de la Iglesia católica en la actual situación del país.
Finalmente, tras rezar la oración mariana del ángelus del domingo 27 de febrero el Papa dio un contundente mensaje desde el púlpito global que es la Plaza de San Pedro:
“En estos días hemos sido turbados por algo trágico: la guerra. Numerosas veces hemos rezado para que no se emprendiera este camino. No dejemos de orar, es más, supliquemos a Dios con mayor intensidad. Por eso renuevo a todos la invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania; una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra».
Quién hace la guerra olvida a la humanidad. No parte de la gente, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone a todo los intereses de parte y de poder. Confía en la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se distancia de la gente común, que desea la paz, y que en todo conflicto es -la gente común- la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras de la guerra. Pienso en los ancianos, en cuantos buscan refugio en estas horas, en las mamás que huyen con sus niños… Son hermanos y hermanas para los que es urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos.
Con el corazón desgarrado por todo lo que sucede en Ucrania -y no olvidemos la guerra en otros lugares del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía…-, repito: ¡que callen las armas! Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la violencia. Porque quien ama la paz, como dice la Constitución Italiana, «repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como medio de resolución de las controversias internacionales».
Es de notar que desde el inicio de la guerra en Ucrania el Papa ha venido usando su cuenta personal de Twitter para enviar mensajes de paz, fe y sensibilizar en torno a este tema.