(ZENIT Noticias / Roma, 09.03.2022).- Un día después de haber mantenido una conversación telefónica con el ministro de asuntos exteriores de la Federación Rusa, el responsable de la diplomacia de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, profundizó tanto en el contenido de la misma como en otros asuntos de interés coyuntural. Sucedió en el contexto de una conferencia en la Universidad eclesiástica de Santo Tomás (el “Angelicum”) en la que también se encontraban otros parlamentarios católicos
Al ser informado de que el alcalde de Mariupol había informado que un hospital pediátrico de 900 camas había sucumbido ante los bombardeos y preguntársele “¿qué tiene todo esto que ver con la operación militar, tal como la definen los rusos?”, respondió el cardenal: “Es una pregunta no sólo legítima sino acertada, ya que la primera versión que se dio de esta guerra fue que se trataba de una operación militar destinada a destruir las instalaciones militares de Ucrania y así asegurar y garantizar la seguridad de Rusia, pero bombardear un hospital infantil no tiene nada que ver con ese propósito”.
Consultado a continuación sobre si en la llamada con el ministro de asuntos exteriores ruso había obtenido una garantía contesta: «Me escuchó y, por supuesto, expuso su punto de vista, y así nos quedamos. Pero no es que me haya dado garantías. Sin embargo, era importante que insistiéramos y reiteráramos el llamamiento del Papa, que hizo tanto a la embajada rusa ante la Santa Sede la semana pasada como en otras ocasiones, para que se detenga”.
Se le interpeló también por el punto de vista del ministro y el objetivo final de la invasión… “Todo lo que ha sucedido en los últimos años pone en peligro la seguridad del país», refiere el cardenal que le contestó.
Y cuando le mencionan que le ven preocupado, el cardenal dice: «Estoy muy preocupado por lo que está ocurriendo. Ahora es realmente una guerra sin cuartel». Y agrega cuando se le mencionan los crímenes contra la humanidad: “Nosotros no damos definiciones, las darán los organismos correspondientes. Sin embargo, es inaceptable que se bombardee un hospital. No hay ninguna razón ni motivación para hacerlo».
Y cuando al final le refieren que ni siquiera se quieren corredores humanitarios hacia Europa sino sólo hacia territorio ruso, termina diciendo: “Tiene que haber una apertura por parte de todos, sólo si hay voluntad de negociar y encontrar acuerdos, pero si todos se aferran a sus posiciones, entonces no hay nada que hacer y la guerra será cada vez más mortífera, y con la perspectiva de que pueda extenderse. Es terrible. Terrible. Y espero que no”.
