(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 06.04.2022).- Este miércoles 6 de abril hubo algo inusual en la audiencia general del Papa (que sigue desarrollándose en el Aula Pablo VI, dentro del Vaticano): al finalizar el discurso sobre el viaje pastoral que el Pontífice realizó a Malta, el 2 y 3 de abril, el Papa mostró a los asistentes una bandera de Ucrania que le habían entregado el día anterior, es decir, el martes 5 de abril, y dijo:
“[…] ayer, precisamente de Bucha, me trajeron esta bandera. Esta bandera viene de la guerra, precisamente de esa ciudad martirizada, Bucha. Y también, están aquí algunos niños ucranianos que nos acompañan. Saludémoslos y recemos junto a ellos. Estos niños han tenido que huir y llegar a una tierra extranjera: este es uno de los frutos de la guerra. No les olvidemos, y no olvidemos al pueblo ucraniano”.
Bucha es una ciudad cerca de la capital ucraniana donde se han encontrado decenas de cadáveres de civiles, muchos de ellos con signos de tortura, tanto en las calles como en fosas comunes. En los últimos días el ejército ruso recibió órdenes de replegarse en el oriente de Ucrania por lo que el ejército ucraniano ha retomado el control de las zonas que han dejado los rusos. En ese contexto se han encontrado numerosos cadáveres de civiles que luego han sido acompañados de testimonios de otros civiles vivo que han dado cuenta de la masacre.
Con relación a eso también dijo el Santo Padre:
“Las recientes noticias sobre la guerra en Ucrania, en lugar de traer alivio y esperanza, dan testimonio de nuevas atrocidades, como la masacre de Bucha: crueldades cada vez más horrendas, realizadas contra civiles, mujeres y niños indefensos. Son víctimas cuya sangre inocente grita hasta el Cielo e implora: ¡se ponga fin a esta guerra! ¡Callen las armas! ¡Se deje de sembrar muerte y destrucción! Recemos juntos por esto…”.
El domingo 3 de abril, a su regreso de Malta, un periodista le preguntó al Papa sobre el caso de la ciudad de Bucha. Por entonces el Papa mencionó que no conocía la situación. Tres días después el Papa está al corriente y con un trágico recuerdo en sus manos. Recuerdo que ahora también hace pensar a todos los que hemos visto la bandera y sabemos lo que detrás de ella está.