(ZENIT Noticias / Kiev, 12.04.2022).- Tras dos años sin realizarse de forma pública y masiva, el viernes 15 de abril se tendrá el Viacrucis con la participación del Papa en el Coliseo de Roma. Las meditaciones para este año han sido preparadas por familias. También serán familias las que lleven la cruz durante las diferentes estaciones del Viacrucis. Y aquí es donde el problema ha surgido y pasado al ámbito diplomático.
El folleto oficial del Vaticano refiere que en la estación número XIII una familia rusa y una familia ucraniana llevarán simultáneamente la cruz. Ante esto, el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, refirió desde su cuenta de Twitter:
“La embajada entiende y comparte la preocupación general en Ucrania y en muchas otras comunidades la idea de poner juntas mujeres ucranianas y rusas. Ahora estamos trabajando sobre esta cuestión buscando explicar las dificultades sobre la realización y sus posibles consecuencias”.
La décimo tercera estación del viacrucis gira en torno a “Jesús muerto en la cruz”. La reflexión de esta estación dice lo que sigue:
“Muerte alrededor. Vida que parece perder valor. Todo cambia en segundos. La existencia, los días, la nieve despreocupada del invierno, ir a recoger a los niños al colegio, el trabajo, los abrazos, las amistades… todo. De repente todo pierde su valor. “¿Dónde estás Señor? ¿Dónde te escondes? Queremos nuestra vida anterior. ¿Por qué todo esto? ¿Qué culpa tenemos? ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por qué has abandonado a nuestros pueblos? ¿Por qué dividiste a nuestras familias así? ¿Por qué ya no tenemos ganas de soñar y de vivir? ¿Por qué nuestras tierras se han vuelto oscuras como el Gólgota?”. Las lágrimas se han ido. La ira ha dado paso a la resignación. Sabemos que nos amas, Señor, pero no sentimos este amor y esto nos vuelve locos. Nos despertamos por la mañana y por unos segundos somos felices, pero luego recordamos de inmediato lo difícil que será reconciliarnos. Señor, ¿dónde estás? Habla en el silencio de la muerte y la división y enséñanos a hacer las paces, a ser hermanos y hermanas, a reconstruir lo que las bombas quisieron destruir”.
Como se puede advertir, la meditación gira en torno a la división y plantea la interrogante de la reconciliación. Según la declaración del embajador ucraniano esto puede tener “consecuencias”.
Apenas el pasado 7 de abril el embajador Yurash presentó sus credenciales al Papa.