(ZENIT Noticias / Roma, 21.06.2022).- ¿Cómo crear un sitio web para la parroquia? ¿Y cómo utilizar las redes sociales para el trabajo pastoral? Estas son algunas de las preguntas a las que responde «La Chiesa nel digitale», un libro dirigido por Fabio Bolzetta, publicado por Tau editrice (248 páginas, 14 euros). El libro, nacido de la experiencia de los 150 videotutoriales de la Asociación de Webmasters Católicos Italianos (Weca), ofrece un camino para reflexionar, descubrir, compartir en las redes sociales y publicar en la web la experiencia de una Iglesia presente en el mundo digital. El libro se abre con un prefacio del Papa Francisco, que publicamos íntegramente.
La Asociación Weca (Web Cattolici Italiani) se constituyó legalmente el 22 de mayo de 2003. Surgió de la petición de unos cuarenta webmasters católicos que deseaban crear un espacio compartido y sinérgico en el que pudieran reconocerse y ser apoyados en sus proyectos de formación y estrategias de futuro. La asociación, explica el sitio de la Weca, se ofrece como punto de referencia para los sitios informáticos de inspiración católica y cuyas actividades incluyen: la promoción de actividades formativas, educativas y culturales; la difusión de iniciativas y propuestas de uso de la web para actividades pastorales; la realización, desarrollo y oferta de soluciones de software y tecnologías de infraestructura para facilitar el acceso del mundo católico a la web.
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He dicho muchas veces que nunca se sale de una crisis igual que antes, se sale mejor o peor. El difícil momento que atraviesa la humanidad a causa de la pandemia ha dejado claro no sólo que saldremos de esta crisis si lo hacemos juntos, sino que nos ha hecho darnos cuenta de lo útiles que pueden ser las herramientas tecnológicas y las redes sociales. Lo vimos durante los periodos de encierro, cuando ya no era posible reunirse, celebrar la Eucaristía juntos, estar cerca de nuestros seres queridos enfermos, unirse en oración junto a un familiar o amigo que nos ha dejado. Es como si nos quitaran todo lo que dábamos por sentado, enfrentándonos a nuestra fragilidad constitutiva.
En esos momentos, muchos han hecho todo lo posible por mantener vivas las relaciones humanas y comunitarias. Pienso en muchos sacerdotes que hicieron un buen uso de la tecnología y de las redes sociales para mantener al pueblo de Dios en contacto con su Palabra, ofreciendo la posibilidad de asistir a la misa. Las redes sociales han servido para mantener el contacto, para señalar necesidades, para no sentirnos solos, para activar iniciativas benéficas, para seguir viéndonos las caras mientras esperamos volver a encontrarnos.
Los expertos dicen que algunos de los cambios que se han producido, debido al uso más frecuente de la tecnología para los encuentros virtuales, están destinados a permanecer mucho tiempo después de que la emergencia pandémica haya terminado. El tiempo que hemos vivido ha hecho que muchos sacerdotes sean creativamente activos para mantener el contacto con los fieles y acompañarlos. No faltaron los errores y los excesos. Pero cuando estos intentos se centraron en el mensaje a comunicar, y no en el protagonismo del comunicador, debemos reconocer que fueron útiles.
En los últimos dos años, la Asociación de Webmasters Católicos Italianos (Weca) se ha reunido y ha hablado con sacerdotes de todas las edades que se comprometen, también a través de las nuevas tecnologías, a mantener unidas las comunidades que les han sido confiadas. El uso del teléfono ante la prohibición de asistir a los funerales de los familiares o la promoción de los encuentros en streaming para tranquilizar, conocer, estar presentes y cercanos han impulsado, aún más, el crecimiento del uso de la tecnología digital también en la pastoral.
Esta fase ha sido ciertamente excepcional, sobre todo en lo que respecta a la experiencia de la transmisión en línea de las celebraciones. La reunión virtual no sustituye ni puede sustituir nunca a la presencial. Estar físicamente presentes en la fracción del pan eucarístico y del pan de la caridad, mirarse a los ojos, abrazarse, estar codo con codo sirviendo a Jesús en los pobres, estrechar la mano a los enfermos, son experiencias que pertenecen a nuestra experiencia cotidiana y que ninguna tecnología o red social podrá sustituir.
Sin embargo, sigue siendo necesario que este enorme crecimiento, caracterizado por tanta creatividad y generosidad, vaya ahora acompañado de una nueva conciencia.
En este libro se han seleccionado decenas de videotutoriales sobre la Iglesia y la comunicación digital, especialmente para los sacerdotes. La generosidad y la espontaneidad que caracterizaron la fase de emergencia deben ir ahora acompañadas de una formación adecuada. En efecto, queda mucho por hacer, para crecer juntos en la conciencia de la importancia pero también de los riesgos que conlleva el uso de estas herramientas. En efecto, hay mucho que hacer para aprender a escuchar; y para implicar y formar a los jóvenes nativos digitales para revitalizar los sitios web de las parroquias. La web y las redes sociales pueden ser habitadas por quienes dan testimonio de la belleza de la fe cristiana, por quienes proponen historias de fe y caridad vividas, por quienes comunican la extraordinaria novedad del Evangelio en el lenguaje de hoy, y por quienes escuchan como los apóstoles y los discípulos aprendieron a hacerlo de Jesús.
Sabemos, porque lo hemos experimentado, que sólo un encuentro personal y no anónimo con Jesús cambia la vida. Sabemos, porque es nuestra experiencia cotidiana, que el amor hay que cultivarlo frecuentando, escuchando y conviviendo a diario. Sabemos que la iglesia en el mundo digital nunca podrá sustituir la belleza de los encuentros cara a cara. Pero el mundo digital está habitado y debe ser habitado por los cristianos. Tal vez por los jóvenes que, partiendo de su fe, mañana podrán ser protagonistas de nuevas formas de comunicación social y más humanas, más capaces de escuchar y compartir de verdad. Porque incluso la web, un territorio donde a veces parece prevalecer la voz más alta y la contaminación de las noticias falsas, puede convertirse en un espacio de encuentro y de escucha. La red no nos hará sentir solos si realmente somos capaces de «conectarnos en red», y si el espacio virtual no sustituye sino que ayuda a la red de nuestras relaciones sociales en la carne. La contribución de este libro es inestimable para el crecimiento de esta conciencia y debemos dar las gracias a Weca por hacerlo posible.
Con información de Avvenire. La traducción del original en lengua italiana fue realizado por el P. Jorge Enrique Mújica, LC, director editorial de ZENIT.