(ZENIT Noticias / Roma, 24.06.2022).- Por la mañana del viernes 24 de junio, la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos hizo público el veredicto sobre el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization, afectando negativamente con la resolución a la industria del aborto en Norteamérica.
¿Cómo se llegó hasta aquí?
El fallo de este 24 de junio tiene una historia: se trata de un caso concerniente a una ley del estado de Mississippi. En 2018 el estado de Mississippi prohibió todos los abortos después de la semana 15 (Ley de Edad Gestacional HB 1510). Cuando estaba por entrar en vigor, Jackson Women’s Health Organization (JWHO, la única clínica para matar bebés en ese estado) presentó una demanda ante un tribunal federal litigando así con Mississippi y entrando en conflicto con la legislación del estado. En 2019 el Tribunal de Apelaciones del 5º Circuito de los Estados Unidos confirmó el fallo de un tribunal anterior e inferior que daba la razón a la asociación abortista JWHO. Sin embargo, el estado de Mississippi apeló a la Corte Suprema en mayo de 2021. La Corte Suprema aceptó el caso con una condicional: todo el juicio se limitaría a si las prohibiciones de abortos previas a la viabilidad son inconstitucionales. Los argumentos al respecto se escucharon en diciembre del mismo 2021.
Por parte del estado de Mississippi el caso estuvo a cargo de una mujer: se trató de la fiscal general Lynn Fitch. Anteriormente tesorera del estado de Mississippi (y quien logró la equidad salarial entre hombres y mujeres en ese estado), fue ella quien pidió la eliminación de Roe VS Wade y quien impulsó la defensa de la ley de su estado ante la Suprema Corte. La también madre soltera era clara promotora de un feminismo bien entendido: «Hace cincuenta años si eras una mujer profesional querían que tomaras una decisión (entre seguir siendo profesional o madre). Ahora no tienes que hacerlo», dijo en el programa provida. Tienes la opción en la vida de realmente lograr tus sueños, tus metas y también tener esos hermosos hijos», dijo en su momento a Pro-Life Weekly.
¿Qué sucedía antes? Dos precedentes
Pero, ¿qué pasaba antes de este fallo acerca de si las prohibiciones de abortos previas a la viabilidad eran inconstitucionales? Hasta este 24 de junio la respuesta, de hecho, era que sí, pues eso estaba de alguna forma sentado por dos fallos anteriores de la misma Suprema Corte: la del caso Roe v. Wade de 1973 (que reconocía una forma de “derecho constitucional” al aborto antes del segundo trimestre, que era el periodo en que la Corte entendía que había viabilidad fetal). El otro fallo es de 1992 y fue el caso Planned Parenthood of Southeastern Pennsylvania v. Casey (1992). Por entonces se fue en la misma línea de reconocimiento de una forma de derecho para abortar antes de que el bebé sea “viable”. También se limitaba la injerencia del estado al considerar el aborto una cuestión de privacidad.
Dado que Estados Unidos es una república federal, los fallos de la Suprema Corte afectan a todas las Constituciones de los estados, lo que por entonces obligó a que los estados acataran los fallos, no obstante que en sus Constituciones locales se reconocieran derechos en otra dirección (en este caso pro vida).
El icónico caso Roe v Wade: la mujer por la que entró el aborto se convirtió en pro vida
A finales de 1960 y primeros años de 1970 se usó a una mujer para introducir la causa pro aborto en Estados Unidos. Nos referimos a Jane Roe (de ahí el nombre del caso: Roe contra Wade), quien en realidad se llamaba Norma McCorvey.
Roe tenía 23 años cuando en 1969 quedó embarazada por tercera ocasión. Por entonces dijo que había sido violada (lo cual luego desmintió) y por eso quería abortar. Pero como vivía en Texas no podía hacerlo. Dos abogadas pro aborto la tomaron como bandera (Sarah Weddington y Linda Coffee) e instrumentalizaron su caso el cual llegó primero a un fiscal de distrito llamado Henri Wade, quien no consintió el aborto del bebé. Roe dio a luz a la bebé la cual dio posteriormente en adopción pero cuando en 1973 su apelación llegó a la Corte Suprema, obtuvo por 7 votos contra 2 un falló que posibilitó el aborto en el país.
Hacia 1980 Roe hizo pública su verdadera identidad, se involucró en la causa del aborto pero también reveló que no había sido violada. Ese reconocimiento no sentó bien a la causa del abortismo el cual la comenzó a excluir. Años más tarde, en 1995, con 47 años, Norma McCorvey (Roe) se sumaba a la causa pro vida: «He cambiado. Lo siento por ser terriblemente tonta e ingenua. Pensé que estaba haciendo lo correcto».
De ese modo, la mujer por la que el aborto había sido introducido en los Estados Unidos no sólo dejaba claro que había mentido sino que también ella había sido usada y que sus convicciones eran distintas: «He prometido ayudar para hacer cualquier cosa para revocar Roe vs Wade», dijo en 1998. Murió en 2017 a los 69 años.
¿Qué decidió la Corte Suprema?
Este 24 de junio la Corte Suprema determinó que las leyes que restringen el aborto previo a la viabilidad no necesariamente son inconstitucionales y por tanto los estados gozan de la capacidad de prohibirlos. La determinación se basa en que “nada en el texto constitucional, la estructura, la historia o la tradición respalda el derecho al aborto”.
De esta forma, el fallo a favor del estado de Mississippi contra Jackson Women’s Health Organization conlleva consecuencias para todo el país, aunque en este caso en el sentido inverso al que tuvieron cincuenta años atrás al introducir el aborto y mantenerlo.
¿Es un fallo pro vida?
El fallo de la Corte Suprema no es, como se dice y está presentando, un fallo automáticamente pro-vida. De hecho, la decisión no convierte en ilegales los abortos en los estados donde estos son legales según la constitución local. Lo que los jueces del Tribunal Supremo han hecho es devolver a las legislaturas de los diferentes estados que forman parte de los Estados Unidos la capacidad de legislar en ese campo. O, en otras palabras: han devuelto el poder a los congresistas locales para legislar acerca del aborto en cada estado. Sí queda anulado el precedente judicial que considerada que un bebé era “viable” sólo después de las 23 semanas (aproximadamente).
Las reacciones de Biden, Pelosi y la Iglesia católica en Estados Unidos
La decisión del poder judicial de los Estados Unidos ha sido rápidamente contestado por el poder ejecutivo y el legislativo. El jefe del ejecutivo, el presidente Biden, hizo una incendiaria declaración en la que subrayó la división del país. Públicamente calificó de contrario al aborto el fallo y culpó de ello a los tres jueces que han llegado a la Suprema Corte bajo el anterior gobierno de Donal Trump, convirtiendo así la denuncia en una forma de llamado al acoso de los jueces. Sin desaprovechar el oportunismo político, el “presidente católico” de los Estados Unidos dijo que las elecciones que se celebrarán este otoño en los Estados Unidos llevarán en la boleta el aborto por parte de los candidatos del Partido Demócrata.
Por su parte la jefa del legislativo, la “católica” Nancy Pelosi también señaló a los jueces de la Suprema Corte alimentando así la persecución no sólo mediática sino también social hacia una parte-sector de los miembros de la Corte Suprema.
Tras conocerse el fallo, el presidente de los obispos estadounidenses, el arzobispo de Los Ángeles Jose Gómez, y el presidente del Comité de Actividades Pro Vida de la Iglesia estadounidense dijeron: “Este es un día histórico en la vida de nuestro país, que conmueve nuestros pensamientos, emociones y oraciones. Durante casi cincuenta años, Estados Unidos ha impuesto una ley injusta que ha permitido que algunos decidan si otros pueden vivir o morir; esta política ha resultado en la muerte de decenas de millones de niños no nacidos, generaciones a las que se les negó el derecho incluso a nacer”.
En el comunicado, los dos obispos estadounidenses recuerdan que ““Estados Unidos se fundó sobre la verdad de que todos los hombres y mujeres son creados iguales, con derechos otorgados por Dios a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Esta verdad fue gravemente negada por el fallo Roe v. Wade de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que legalizó y normalizó la toma de vidas humanas inocentes. Damos gracias a Dios hoy que la Corte ahora ha anulado esta decisión. Oramos para que nuestros funcionarios electos promulguen ahora leyes y políticas que promuevan y protejan a los más vulnerables entre nosotros”.
Finalmente, los obispos refieren que “La decisión de hoy también es el fruto de las oraciones, los sacrificios y la defensa de innumerables estadounidenses comunes de todos los ámbitos de la vida. Durante estos largos años, millones de nuestros conciudadanos han trabajado juntos pacíficamente para educar y persuadir a sus vecinos sobre la injusticia del aborto, para ofrecer atención y asesoramiento a las mujeres y para trabajar por alternativas al aborto, incluida la adopción, el cuidado de crianza temporal y la atención pública. políticas que verdaderamente apoyen a las familias. Compartimos hoy su alegría y les estamos agradecidos. Su trabajo por la causa de la vida refleja todo lo que es bueno en nuestra democracia, y el movimiento pro-vida merece ser contado entre los grandes movimientos por el cambio social y los derechos civiles en la historia de nuestra nación. Ahora es el momento de comenzar el trabajo de construir una América posterior a Roe . Es un tiempo para sanar heridas y reparar divisiones sociales; es un tiempo para la reflexión razonada y el diálogo civil, y para unirnos para construir una sociedad y una economía que sostenga el matrimonio y la familia, y donde cada mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer a su hijo a este mundo en amor”.
Las cifras actuales del asesinato de bebés en el vientre de sus madres
De acuerdo a datos del Guttmacher Institute el aborto aumentó un 8% entre 2017 y 2020: mientras que en 2017 se ejecutaron a 862,320 bebés en el vientre materno, en 2020 la cifra ascendió a 930,160. La industria del aborto, liderada por Planned Parenthood, y secundada por las farmacéuticas abortistas, tienen en esta industria un capital que les lleva a invertir incluso en financiaciones de candidatos del Partido Demócrata en los Estados Unidos.