(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 19.07.2022).- Era 1972 cuando un grupo de jóvenes milaneses recibían la ordenación sacerdotal. 50 años después se han reunido durante dos horas, por invitación del Papa Francisco, con él en el Vaticano.
“Nos encontramos con él en la Casa Santa Marta, siempre ejemplarmente disponible para la conversación, que se prolongó, entre preguntas y respuestas, en un ambiente de fraternal confianza”, refieren los jubilares sacerdotes. “Hablamos afablemente con él sobre los problemas pastorales del presente, empujando nuestra mirada más allá de los límites de los provincialismos que pueden marcar nuestras afiliaciones y asignaciones individuales, para abrirnos a una mirada verdaderamente universal, de manera conforme a la catolicidad de la Iglesia. En este ambiente sereno, se abordaron los temas urgentes de la educación de los jóvenes y la experiencia oratoriana, la misión en el mundo y ese testimonio vivido que se encarna en una actitud de apertura acogedora hacia todas las personas. La Iglesia es atractiva precisamente porque no se preocupa de juzgar y excluir, sino que está atenta a todos y dispuesta a acompañar a todos al único bien necesario: el conocimiento y la práctica del Evangelio de Jesucristo. Esta única intención debería impregnar también toda la atención ecuménica e interreligiosa”, comentan.
Los sacerdotes de una de la diócesis más grandes y más clero de todo el mundo, la de Milán, dicen que se sintieron “reconfortados en nuestra fe, no sólo por el encuentro con el Papa, sino también por la visita a los lugares que guardan la memoria viva de la apostolicidad y la tradición cristiana multimilenaria: la capilla Redemptoris Mater, en el segundo piso de los Palacios Apostólicos, con los espléndidos mosaicos de Rupnik que ilustran el misterio de toda la historia de la salvación; la Basílica Papal Vaticana de San Pedro, donde pudimos celebrar y recordar nuestro ministerio en la Tumba de Pedro en las Grutas Vaticanas y el descenso subterráneo al «muro rojo», donde se conservan los restos de Pedro, en el contexto de la impresionante necrópolis romana. Al final, la visita al Seminario Lombardo, con un espléndido encuentro con el Rector, Monseñor Ennio Apeciti, que celebró con nosotros el Sacrificio Eucarístico y nos guió hasta la Basílica de Santa Práxedes y Santa Maria “la mayor”.
Esta peregrinación de sacerdotes con 50 años de ordenación se tuvo del 13 al 15 de julio. Durante el mes de julio, como es sabido, el papa no tiene una apretada agenda pública. Baja el ritmo de trabajo “oficial” pero, como se puede notar, no el de los encuentros de carácter privado-personal.
