Mickey y Minnie Mouse. Foto: Diario Con Vos

De The Walt Disney Company a The Woke Disney Company

Las relaciones entre personas del mismo sexo siguen apareciendo en las películas de Disney. Se comercializan como películas familiares para niños y adolescentes, pero ahora se utilizan para que las relaciones entre personas del mismo sexo sean más comunes y aceptables.

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Por: Sebastian James

 

(ZENIT Noticias – MercatorNet / Sydney, 15.08.2022).- Aunque disfruté de Dr. Strange: Into the Multiverse of Madness, me desconcertó. Algunos aspectos del wokismo no me preocupan. Sin embargo, uno de los nuevos superhéroes de Marvel introducidos en esta entrega del Dr. Strange tiene dos mamás. Eternals, estrenada a finales del año pasado, presenta la primera pareja gay del Universo Marvel.

Luego me enteré de que uno de los personajes principales de Lightyear, con Buzz Lightyear de la franquicia Disney-Pixar Toy Story, tiene una relación del mismo sexo.

Entonces conecté los puntos. ¿Quién es el dueño de Marvel y Pixar? De Disney.

Las relaciones entre personas del mismo sexo siguen apareciendo en las películas de Disney. Se comercializan como películas familiares para niños y adolescentes, pero ahora se utilizan para que las relaciones entre personas del mismo sexo sean más comunes y aceptables.

Todos necesitamos amigos, especialmente en nuestros primeros años. La amistad entre personas del mismo sexo es un tipo de amor profundo. Nadie lo ha puesto en duda. «Nada en la vida es más necesario que la amistad», dijo Aristóteles, y eso que vivió hace 2.500 años. Pero el afecto profundo no tiene por qué ser erótico.

Disney está confundiendo su «lenguaje del amor». Los niños y los adolescentes deben inspirarse en historias sobre el amor desinteresado, sobre poner a los demás en primer lugar, sobre el sacrificio heroico. Esto es lo primero, antes de los temas confusos sobre dos mujeres que tienen una relación sexual comprometida y que se llaman esposas o madres.

En el pasado, las historias de Disney y Marvel se centraban en ideales de amor, sacrificio, heroísmo, perseverancia, compromiso, bondad y autocontrol. Atraían a todo el mundo: personas de fe, de diversas culturas, hippies, progresistas, gays, conservadores… prácticamente a todos.

Pero en lugar de unir a personas de diferentes orígenes, culturas y creencias, Disney está privando de derechos a bastantes grupos y, de paso, haciendo la vida más confusa para los niños.

Tengo un hermano con síndrome de Down. Le encantan las películas de Disney y las ve con mucha alegría. Algunas de sus favoritas son Aladino, El Rey León, La guerra de las galaxias: una nueva esperanza y la serie Toy Story. Estos eternos favoritos no tienen un carácter ideológico.

Pero las películas impregnadas de complejidad sexual le van a dejar perplejo. Lo sabe todo sobre los pájaros y las abejas: que un niño viene de una madre y un padre, o al menos debería venir de una madre y un padre.

Puede decirme quiénes son los padres de Luke Skywalker y la princesa Leia o los de Simba en el Rey León, pero si alguna vez le presentan a los padres de la superheroína América Chávez (Xochiti Gómez), no lo entenderá.

En el último Dr. Strange, Chávez cuenta la historia de cómo le arrebataron a sus dos mamás y no sabe dónde están. Alguien tendrá que explicarle a mi hermano que Chávez todavía tiene un padre en algún lugar del multiverso, porque en nuestro universo, todo ser humano tiene una madre y un padre.

Las campañas LGBTQI+ de Disney lo dejarán perdido y confundido, y no sólo a él.

En una reunión de acercamiento a toda la compañía en marzo [de 2022, ndt], la presidenta de Contenido General de Entretenimiento de Disney, Karey Burke, dijo que la compañía «no tiene suficientes protagonistas LGBTQIA en su contenido y no tiene suficientes narrativas en las que los personajes gay simplemente sean personajes». Se comprometió a cambiar esta «tendencia no inclusiva».

¿Por qué no puede Disney limitarse a producir grandes contenidos, películas familiares que defiendan lo que es bueno, verdadero, bello y universal? Ya en 1938 Walt Disney dijo: «Todo el mundo ha sido alguna vez un niño. Por eso, al planear una nueva película, no pensamos en los adultos ni en los niños, sino en ese lugar fino, limpio y virgen que hay en lo más profundo de cada uno de nosotros y que tal vez el mundo nos ha hecho olvidar y que tal vez nuestras películas puedan ayudar a recordar».

Esa es la fórmula que transformó un pequeño estudio cinematográfico de Kansas City en la mayor empresa de entretenimiento del mundo. Convertir The Walt Disney Company en The Woke Disney Company es una traición a todo lo que representaba su fundador.

Sebastian James es un periodista australiano. La traducción del original en lengua inglesa con el nombre “The Woke Disney Company is turning its back on family values” fue realizado por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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