(ZENIT Noticias / Roma, 03.10.2022).- El pasado 29 de septiembre el periódico alemán Die Tagespost publicó una entrevista con el cardenal Kurt Koch. La entrevista giró en torno a temas de actualidad. Uno de ellos fue el camino sinodal alemán. En ese particular contexto se le preguntó al prefecto del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos sobre la opinión de algunos obispos acerca de que el sentir de los creyentes es una nueva fuente de revelación y si eso supone un cambio en la enseñanza de la Iglesia. Al respecto contestó el cardenal Koch:
«Me irrita que, además de las fuentes de revelación de la Escritura y la Tradición, se acepten nuevas fuentes; y me asusta que esto ocurra –de nuevo– en Alemania. Pues este fenómeno ya se produjo durante la dictadura nacionalsocialista, cuando los llamados «cristianos alemanes» vieron la nueva revelación de Dios en la sangre y la tierra y en el ascenso de Hitler. La Iglesia Confesante protestó contra esto con su Declaración Teológica de Barmer en 1934, cuya primera tesis dice: «Rechazamos la falsa doctrina como si la iglesia pudiera y debiera reconocer otros eventos y poderes, figuras y verdades como revelación de Dios aparte y además de esta única palabra de Dios como fuente de predicación».
La fe cristiana debe interpretarse siempre de forma fiel a sus orígenes y contemporánea. La Iglesia está, pues, obligada a tomar buena nota de los signos de los tiempos y a tomarlos en serio. Pero no son nuevas fuentes de revelación. En el proceso de tres pasos del conocimiento fiel –ver, juzgar y actuar– los signos de los tiempos pertenecen al ver y de ninguna manera al juzgar junto a las fuentes de la revelación. Echo de menos esta necesaria distinción en el texto de orientación del «Camino Sinodal».
Al tener noticia de la declaración, el presidente de los obispos alemanes y líder del Camino Sinodal Alemán, Georg Bätzing, criticó duramente al cardenal Koch y pidió que el cardenal suizo se retractara públicamente. De lo contrario lo amenazó con presentar una queja formal ante el Papa.
Pronto llegó la contra-respuesta del cardenal Koch quien no sólo no se retracta sino que enfatiza lo dicho y el contexto en que lo mencionó. Por su interés traducimos y reproducimos completa la contestación del prefecto del Dicasterio a la amenaza del obispo alemán:
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En la rueda de prensa posterior a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Alemana, el presidente, monseñor Georg Bätzing, me acusó de criticar duramente el Camino Sinodal con una comparación nazi en una entrevista con el «Tagespost». En última instancia, me exigió que me retractara de este «lapsus inaceptable» y que «me disculpara inmediatamente».
Respondo inmediatamente, pero no puedo retractarme de mi afirmación básica, simplemente porque no he comparado en absoluto el Camino Sinodal con una ideología nazi, ni lo haré jamás. Más bien, los hechos son los siguientes:
El Camino Sinodal no se compara con los «cristianos alemanes».
En la entrevista se me planteó la cuestión que se podía escuchar una y otra vez «de que supuestamente hay nuevas fuentes de revelación»: «El espíritu de los tiempos y el -permítanme llamarlo así- sentimiento juegan obviamente un papel ahí. ¿Se puede cambiar así la enseñanza de la Iglesia?». También he tratado de responder a esta pregunta formulada de forma general. Para mí era importante recordar la Declaración Teológica de Barme en este contexto, porque sigo considerándola importante hoy, también por razones ecuménicas. Para que el contenido sea comprensible para quienes lo lean, he tenido que señalar brevemente a qué respondía esta declaración. Al hacerlo, no he comparado en absoluto el Camino Sinodal con la mentalidad de los «cristianos alemanes», ni he querido hacerlo. Al igual que los llamados «cristianos alemanes» –gracias a Dios– no se referían a todos los cristianos alemanes, con mi declaración no tenía en mente a todos los miembros del Sínodo, sino sólo a los cristianos que representan la afirmación formulada en la pregunta. Y espero poder seguir asumiendo que esta afirmación no es la opinión del Camino Sinodal.
Para evitar un posible malentendido, que ahora se ha producido, sin embargo, a mi pesar, he añadido un segundo párrafo, que citaré aquí íntegramente, porque para mí es el más importante:
«La fe cristiana debe interpretarse siempre de forma fiel a sus orígenes y acorde con los tiempos. Por tanto, la Iglesia está ciertamente obligada a tomar nota de los signos de los tiempos y a tomarlos en serio. Pero no son nuevas fuentes de revelación. En el proceso de tres pasos del conocimiento fiel –ver, juzgar y actuar– los signos de los tiempos pertenecen al ver y de ninguna manera al juzgar junto a las fuentes de la revelación. Echo de menos esta necesaria distinción en el texto orientativo».
Sólo en este contexto, he formulado una crítica al texto de orientación, pero en ningún caso he criticado el Camino Sinodal con una comparación nazi. Cuando el obispo Bätzing afirmó en la conferencia de prensa que los signos de los tiempos son «fuentes de conocimiento y para el desarrollo de la doctrina», puedo estar ciertamente de acuerdo con él. Pero las fuentes de conocimiento son algo diferente a las «fuentes de revelación», aparte de que considero que este término es muy problemático en sí mismo. E inmediatamente se plantea la cuestión adicional de qué «signos de los tiempos» se asumen como fuentes de conocimiento y con qué interés.
A este respecto, percibo cuestiones abiertas en el «Texto de Orientación» y en otros textos del «Camino Sinodal». Y en este sentido no estoy solo. Quien lea el segundo suplemento del «Tagespost», por ejemplo, se dará cuenta de que en el «Texto de Orientación» se plantean preguntas similares por parte de un estudioso del Antiguo Testamento, un dogmático, un teólogo práctico y un filósofo, todos ellos profesores universitarios de mérito. Así que mi comentario crítico no puede ser simplemente la expresión de una teología completamente equivocada.
No es la intención de hacer daño
No era en absoluto mi intención hacer daño a nadie. Simplemente asumí que hoy también podemos aprender de la historia, incluso de una muy difícil. Como muestra la fuerte reacción del obispo Bätzing y de otros, tengo que darme cuenta retrospectivamente de que he fracasado en este intento. Y tengo que percibir que los recuerdos de los fenómenos y sucesos de la época nacionalsocialista son obviamente tabú en Alemania. A los que se sientan heridos por mí, les pido disculpas y les aseguro que esa no era ni es mi intención.
Sin embargo, no puedo retirar mi pregunta crítica. No lo planteé por «puro miedo a que algo se moviera» ni con la intención de «deslegitimar», como me acusa el obispo Bätzing, sino por preocupación teológica por el futuro de la Iglesia en Alemania. Porque detrás de mi pregunta está la cuestión mucho más fundamental de qué se entiende por «revelación». No veo esta cuestión suficientemente aclarada en los textos del Camino Sinodal. Agradecería que esta importante cuestión se sometiera a una mayor aclaración teológica.
Roma, 29 de septiembre de 2022
Kurt Card. Koch