Por: Stefano Gennarini
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Nueva York, 03.10.2022).- Tras las recientes críticas de los conservadores sociales por considerar que Hungría ha estado en el lado equivocado de los debates sobre el aborto en las Naciones Unidas, Katalin Novák, Presidenta de Hungría, se mostró contundente sobre estas cuestiones en su discurso ante la Asamblea General la penúltima semana de septiembre. Novák arremetió contra los países occidentales y el sistema de Naciones Unidas por promover el «adoctrinamiento ideológico». Novák sugirió que la ideología de género es una «ficción».
«Hoy, en un momento de guerra, crisis energética y alimentaria, las organizaciones creadas para evitar la guerra y preservar la paz se centran en el adoctrinamiento ideológico», dijo Novák a los líderes mundiales, sólo una semana después de que los países occidentales y el sistema de la ONU celebraran una cumbre sobre educación para promover la ideología de género, que incluye la promoción de la autonomía sexual de los niños y la propaganda homosexual y transgénero.
«Esto no es lo que se necesita hoy en día. En su lugar, debemos recuperar nuestra capacidad de distinguir entre lo esencial y lo irrelevante, lo importante y lo intrascendente, la realidad y la ficción», insistió Novák señalando los ejemplos de Isabel II de Inglaterra y Winston Churchill.
Las críticas de Novák se vieron eclipsadas por un coro de preocupación por el conflicto de Ucrania, el tema predominante en todas las declaraciones de la Asamblea General este año. Pero no fue la única en criticar la ingeniería social de la ONU.
El Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, dijo que la promoción de agendas «divisivas» por parte de las Naciones Unidas estaba contribuyendo a la «crisis de credibilidad» de las Naciones Unidas. Citando al Papa Francisco, dijo que la «imposición flagrante de políticas polémicas» sin siquiera intentar encontrar un terreno común entre los Estados miembros de la ONU era una forma de «colonización ideológica.» Pidió la protección de la familia y contra la «reinvención de los derechos humanos».
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, criticó el uso de los mecanismos internacionales para promover «ideologías divisorias» e hizo un llamamiento a los países para que cooperen en los temas en los que hay acuerdo. «¡El hambre y la pobreza no son ideológicos!», subrayó.
Giammattei insistió en que todos los gobiernos y mecanismos internacionales deben respetar la soberanía y que no deben interferir en los asuntos internos de los Estados soberanos. Pidió a los países que protejan los derechos humanos, incluido el derecho a la vida «desde la concepción hasta la muerte natural».
Aunque la mayoría de los países rehuyeron las guerras culturales en sus declaraciones, varios líderes mundiales de los países donantes occidentales y de los países más pobres redoblaron sus esfuerzos para promover la «salud y los derechos sexuales y reproductivos» y la ideología de género.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que «la igualdad de género está empeorando y la vida de las mujeres está empeorando», incluso en lo que respecta a «las opciones en torno a la salud sexual y reproductiva», en un ataque velado a la revocación del caso Roe v. Wade por parte del Tribunal Supremo de Estados Unidos a principios de este año.
El Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se hizo eco de Guterres en lo que respecta al Tribunal Supremo de Estados Unidos. Denunció «las amenazas globales a la libertad sexual y reproductiva de las mujeres» y «el retroceso de algunas democracias avanzadas».
La ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, también se quejó de los «retrocesos en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos», y en concreto del derecho al aborto. «¡Canadá siempre defenderá vuestro derecho a elegir!», dijo, como si se dirigiera a las mujeres del mundo. El Primer Ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, afirmó que promover el derecho de las mujeres y las niñas «a decidir sobre su propio cuerpo» es una prioridad de su país.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, profetizó que las guerras culturales mundiales las ganarán los países que promuevan «los derechos reproductivos básicos» y donde «los individuos de la comunidad LGBTQ+ vivan y amen libremente».