Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Foto: ONU Mujeres

La ONU se mueve para bloquear a los provida

La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer es una reunión anual de los Estados miembros de la ONU que, en los años anteriores a la crisis, reunía a miles de participantes no gubernamentales.

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Por: Austin Ruse

 

(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Nueva York, 01.12.2022).- El Comité de ONGs de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU ha publicado unas directrices de participación que tendrán el efecto de bloquear a los grupos provida y profamilia de una próxima conferencia de la ONU.

Ejecutivos de grupos provida y profamilia creen que las directrices se han creado precisamente para mantenerlos fuera de la próxima Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

Llamadas «Directrices y principios de seguridad virtual», el Comité de ONG afirma que son para garantizar que «todos tengan una experiencia satisfactoria durante el Foro Virtual de la CSW de las ONG». Su objetivo es «hacer que esta plataforma sea lo más inclusiva y productiva posible».

Algunas directrices no son controvertidas, como «construir una cultura de excelencia, compasión, integridad y honestidad». Además, «permite que todos participen. No domines la conversación y respeta los límites de tiempo» y «muestra empatía hacia los demás participantes».

Pero también hay que reconocer que «el sexismo, el racismo, el clasismo, el heterosexismo, la transfobia, la dominación global del Norte y otras formas institucionales de opresión existen». Algunas de ellas son, en gran medida, palabras y frases cargadas de ideología de la izquierda sexual.

Los participantes tampoco pueden utilizar «lenguaje ofensivo relacionado con el género, la identidad y la expresión de género, la orientación sexual, la discapacidad, la enfermedad mental, la apariencia física, la afiliación política, la edad, la raza, el origen nacional y/o étnico, la condición de inmigrante, el idioma, la religión o la indigeneidad».

Los participantes deben «utilizar un lenguaje acogedor e inclusivo». Presumiblemente, esto significa utilizar los «pronombres preferidos» de alguien, un requisito que obligaría a hablar y, por tanto, violaría la libertad religiosa de los creyentes cristianos ortodoxos.

Y luego está la prohibición de la «intimidación deliberada», una advertencia que parece que sólo funciona en un sentido. El año pasado, en un evento preparatorio de la CSW patrocinado por ONU Mujeres, los gobiernos de Dinamarca y Costa Rica y la ONG CSW, la vicepresidenta ejecutiva del Center for Family and Human Rights (C-FAM) fue atacada por un grupo abortista mundial. Un representante de la Asociación para los Derechos de la Mujer en el Desarrollo (AWID) pidió la expulsión de todos los «infiltrados antiderechos» de las Naciones Unidas.

Aunque las directrices parecen referirse únicamente a una plataforma virtual para la próxima Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, una de las mayores y más importantes reuniones de la comisión en la sede de la ONU, cuando C-FAM solicitó acoger un acto paralelo en la próxima conferencia, se adjuntaron estas directrices.

El Comité de ONG de la CSW es una criatura de ONU Mujeres, que es una enorme burocracia con una junta de gobierno formada por los Estados miembros de la ONU. Por lo tanto, parece que las directrices provienen de los gobiernos. El problema es que muchos, si no la mayoría, de los Estados miembros de la ONU nunca aceptarían algunas de estas directrices y, por lo tanto, no se les permitiría entrar en la parte de las ONG de la Comisión.

La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer es una reunión anual de los Estados miembros de la ONU que, en los años anteriores a la crisis, reunía a miles de participantes no gubernamentales. Los 5.000 participantes suelen proceder de grupos feministas radicales, pero también han participado grupos provida. Además de la negociación entre los Estados miembros, hay docenas de paneles producidos por grupos no gubernamentales. A lo largo de los años, se ha permitido a los grupos provida organizar paneles, pero cada vez es más difícil, ya que las feministas ideológicas han reprimido las opiniones discrepantes.

Ahora, parece que están formulando la disidencia como un peligro para los demás participantes y pretenden anular por completo las voces provida y profamilia.

Las ONG pro-vida y pro-familia están considerando su curso de acción, que se espera que incluya al menos una queja formal a ONU Mujeres. Los provida no tienen esperanzas de que a ONU Mujeres le importe. Después de que Lisa Correnti, de C-Fam, fuera acosada el año pasado, ONU Mujeres ni siquiera reconoció la denuncia.

Los defensores de la vida esperan que los Estados miembros de la ONU intervengan.

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Redacción Zenit

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