Por: Stefano Gennarini
(ZENIT Noticias / Nueva York, 26.01.2023).- Una comisión islámica de derechos humanos ha condenado los esfuerzos occidentales por imponer internacionalmente las cuestiones homosexuales y transexuales. Además, ha pedido a los diplomáticos de los países islámicos que luchen contra los intentos de redefinir la familia.
La Comisión Permanente Independiente de Derechos Humanos de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) adoptó una declaración sobre el derecho a la vida familiar que critica a los países occidentales y al sistema de las Naciones Unidas por promover la homosexualidad y la ideología transgénero como cuestiones de derechos humanos.
La declaración afirma que estas nuevas normas son «contrarias a los derechos humanos universales, ofensivas para los valores religiosos y potencialmente perjudiciales para la salud física y psicológica del niño» y que los organismos de la ONU que las promueven «se extralimitan en su mandato».
La declaración también condena «los intentos de algunos países y organizaciones donantes de imponer las normas SOGI [orientación sexual e identidad de género] a los países en desarrollo a través de los medios de comunicación, explotando las necesidades financieras para el desarrollo y la presión política sobre los países que necesitan ayuda humanitaria y para el desarrollo».
La OCI, que representa y asesora al grupo de 57 países islámicos miembros, publicó la declaración sobre el «Derecho a la vida familiar: perspectivas islámicas y de derechos humanos para contrarrestar los desafíos a la institución del matrimonio» tras un debate temático celebrado durante su 20ª Sesión Ordinaria el 18 de diciembre de 2022.
La declaración cita el Corán y los tratados internacionales de derechos humanos para pedir a los países que protejan a la familia, a la que califica como la institución más antigua y fundamental «desde Adán y Eva» y la define, en consonancia con la legislación internacional de derechos humanos, como la «unidad grupal natural y fundamental de la sociedad».
Desafiando la ideología de género, la declaración reconoce que «la esposa y el esposo gozan de igual dignidad humana y derechos humanos fundamentales, pero tienen funciones y responsabilidades diferentes dentro de la familia y la sociedad».
«Cualquier forma de promiscuidad, permisividad sexual o relaciones de vida o cohabitación fuera del matrimonio, en nombre de la ‘libertad de elección’, que amenace potencialmente la integridad de la familia es perjudicial para el tejido de la sociedad, por lo que se rechaza categóricamente», afirma.
«Es por esta sabiduría divina por lo que todas las confesiones abrahámicas, judaísmo, cristianismo e islam, consideran la homosexualidad detestable y prohibida», denuncia la declaración, que condena «los intentos de redefinir el matrimonio para incluir las uniones entre personas del mismo sexo, una narrativa desviada del matrimonio sin género, forma alternativa de la familia».
«Las nuevas y controvertidas nociones de SOGI y las llamadas uniones LGBTQ», subraya, «no son universales ni están reconocidas por las normas internacionales de derechos humanos».
La declaración pide a los Estados miembros de la OCI que trabajen juntos con aliados de Asia, África y Europa contra estas cuestiones, incluso colaborando con «organizaciones pro-familia.»
La declaración señala que «el debilitamiento del matrimonio y de la institución familiar tiene efectos perjudiciales generalizados sobre el crecimiento económico, la demografía, la salud de las personas y las sociedades y el futuro de los niños. Las sociedades occidentales se han visto particularmente afectadas por los desafíos al matrimonio y la familia, lo que ha provocado una crisis familiar». Pide a los Estados miembros de la OCI que adopten políticas nacionales y exteriores globales para proteger a la familia «en la mayor medida posible», lo que incluye salvaguardar «la inocencia de los niños» frente a la pornografía y una educación sexual integral.
La declaración también convoca un concurso para crear «un símbolo artístico o logotipo que ponga de relieve la gran diversidad y, sin embargo, la unidad islámica en los valores tradicionales de la familia para contrarrestar la bandera del orgullo arco iris». Como ejemplo de los valores familiares tradicionales, cita el muy publicitado comportamiento del equipo de fútbol marroquí durante la Copa Mundial de la FIFA 2022.