(ZENIT Noticias / Asunción, 20.03.2023).- Con un contundente mensaje de apoyo del Papa, compartido a través de un video a todos los miembros del Centro de Protección de Menores de Latinoamérica, y compartido también con los más de 400 participantes de más de 20 países de América Latina y Europa, finalizó el II Congreso de este organismo internacional que empezó el pasado martes 14 en la capital de Paraguay.
Dijo el Papa: «Me encuentro entre ustedes, porque el primer paso de esta peregrinación penitencial, es el de renovar mi pedido de perdón y decirles de todo corazón que estoy profundamente dolido. Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal, que algunos sacerdotes, bastantes, del daño que han hecho. Por los abusos sexuales de los niños, y frente a este mal que indigna la Iglesia, se arrodilla ante Dios y le implora perdón por los pecados de sus hijos. La Iglesia es consciente de este daño y no vamos a dar un paso atrás. Ustedes se llaman Apóstoles de la Prevención. Prevenir es un acto de amor ¡Sigan adelante!».
El evento que tuvo como pilares «atender, informar y comunicar», se inició también con la lectura del mensaje del Sumo Pontífice, quien pidió prioridad para proteger a las víctimas de abusos en la Iglesia. También con la afirmación del Cardenal paraguayo Adalberto Martínez, acerca de la necesidad que tiene la Iglesia de reconocer que no ha actuado con prontitud, responsabilidad y precisa pedir perdón. El Monseñor Francisco Javier Pistilli, Obispo de Encarnación y Gran Canciller de la Universidad Católica de Nuestra Señora de la Asunción recordó la importancia de la prevención en la Iglesia, especialmente en el mundo universitario.
Por su parte, el sacerdote Daniel Portillo Trevizo, Director del Ceprome Latinoamericano, aseguró que la dignidad de los niños, niñas y adolescentes y las acciones para respetarla en la Iglesia, exige un compromiso a crear una suficiente cultura del cuidado que pueda garantizar la seguridad de la niñez.
Durante este encuentro, los diversos especialistas en diferentes materias analizaron, reflexionaron y debatieron sobre el rol de la Iglesia ante los abusos de la niñez en sus instituciones. La importancia de una pastoral del cuidado. También del deber de informar, de la transparencia en comunicar. Y en especial de atender, acoger a las víctimas, a los supervivientes de abusos, porque ninguno es justificable, y sí son prevenibles. De allí el nombre de “Apóstoles de la Prevención”.
Uno de ellos fue el Cardenal Seán Patrick O’Malley, Arzobispo de Boston, EE.UU., y asesor del Papa Francisco, quien expresó que en la Iglesia hay signos de profundo pecado, crimen y culpa, de enfermedades que amenazan la vida y de evidente fracaso humano e institucional y, al mismo tiempo, hay personas que reconocen la culpa y que trabajan por cambios fundamentales.
Para él, la prevención en la Iglesia de América Latina es más que la implementación de un Código de Conducta, de un Protocolo de Prevención o de una ruta de acción que fije su atención en las conductas sexuales. La prevención del abuso se encuentra alojada en la más amplia cultura del cuidado y del buen trato, la cual debe cuestionar nuestro modo de relacionarnos, de hacer comunidad y de vivir, verdaderamente, la sinodalidad.
O’Malley, Presidente de la Pontificia Comisión para la protección de menores, destacó también el rol de Francisco, de quien dijo que se ha convertido, en el primer Papa de la era moderna en adoptar disposiciones contra uno de los mayores males relacionados con el abuso de menores dentro de la Iglesia: el encubrimiento.
Recordó también que fue él quien creó la Pontificia Comisión de protección de menores y quiere que ella sea una presencia concreta, efectiva, eficaz junto a las autoridades de las iglesias locales que tienen la responsabilidad de este ministerio o servicio, para abordar los abusos, para prevenir, acompañar y ayudar a los que fueron afectados por el abuso en su búsqueda de justicia.
Ya durante su disertación, el sacerdote Daniel Portillo Trevizo, consideró que la serie de actos transgresivos son para la Iglesia, un doloroso aprendizaje, que evidencia el olvido del Evangelio y el hecho de que no fue capaz de vislumbrar el riesgo, ni escuchar el clamor de las víctimas. La Iglesia debe reconocer con pesar sus negligencias, examinar su cercanía en las situaciones humanas más trágicas, valorar si su actual misión en el mundo protege a su feligresía o, por el contrario, se muestra pasiva ante los actos de injusticia sobre la dignidad humana. Porque para él, los abusos no han venido a dar muerte a la Iglesia, sino a dar muerte a aquello que no es propiamente de ella. Concluyó asegurando que la prevención es la fuerza más formidable, universal y misteriosa, inscrita en el corazón del hombre, capaz de transformar el mundo.
El sacerdote Hans Zollner, sacerdote jesuita, teólogo y psicólogo, profesor de la Universidad Gregoriana, afirmó que para comprender mejor «necesitamos la voz de aquellos que han sido heridos en su dignidad y que no experimentan la atención y misericordia que con razón esperan de la Iglesia». Y compartió una imagen del encuentro de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores con el Papa Francisco. Era la obra de un Cristo crucificado llorando, pero dentro de un árbol con hojas que significaba la vida, la esperanza. Una obra enviada por una sobreviviente al Papa Francisco.
El teólogo Zollner recordó que las víctimas de abuso quieren ver en la Iglesia una actitud de empatía, cercanía, «estar abiertos con los corazones y no solo con los ojos y las orejas, esa es la Iglesia que tendríamos que ser».
El sacerdote Andrew Small, secretario de la Pontificia Comisión para la protección de los menores compartió la experiencia de este organismo que es trabajar directamente con víctimas de abusos, promover la formación en prevención de abusos a los líderes de la Iglesia Católica, y el desarrollo de políticas y líneas guía en materia de prevención de abusos.
Por su parte, la doctora Patricia Espinosa, teóloga, Miembro del Consejo Latinoamericano del Ceprome y del Consejo Nacional de Protección de Menores de la Conferencia del Episcopado Mexicano, explicó el Programa Memorare de la Pontificia Comisión. Y el nombre de «Memorare» porque con ello quieren incluir y abrazar a todos los que acuden como lo hace la Virgen María. El documento explica que la misión de la Pontificia Comisión es proteger a niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables dentro y fuera de la Iglesia, con enfoque en Iglesia local, formar permanentemente en protección a personas menores y vulnerables, desarrollar códigos de conducta y responder adecuada y oportunamente a denuncias de abuso.
El próximo Congreso del Ceprome Latinoamérica del 2024, se desarrollará en Panamá.