Amén. Francisco responde

Papa Francisco, Disney y el sexo

Francisco conoció a los jóvenes de Disney, pero también a los del sexo que no es tabú. Y Benedicto XVI a los del autoabandono. Amante con toda la pasión de un amor verdadero.

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Por: Simone Varisco

 

(ZENIT Noticias – Caffe Storia / Roma, 18.04.2023).- No quiero mezclar el diablo con el agua bendita, pero la relación del Papa Francisco con Disney (y la sexualidad) se remonta al menos unos años atrás. A cuando, en 2019, el actor estadounidense David Henrie, famoso en Disney Channel, atribuyó la feliz conclusión del embarazo de su esposa, con el nacimiento de Pia Francesca, tras el dolor de tres abortos espontáneos, a las oraciones y bendiciones del Papa Francisco.

Puntos de observación

Mucho se está hablando de la participación del Papa Francisco en el documental de Disney “Amén. Francisco responde”. Un producto televisivo pensado principalmente para el público hispanohablante de ambos lados del Atlántico, pero que ha dado la vuelta al mundo a través de la red, sobre todo por medio del empuje de TikTok, donde ha generado oleadas de reacciones.

Contrariamente a la mayor parte del flujo mediático, en estas páginas nos hemos detenido más en el «dedo que en la luna», es decir, más en los diez jóvenes coprotagonistas de la emisión –en uno, en particular– que en el Pontífice. La razón se dice pronto: al no tratarse del Magisterio, las opiniones expresadas por Francisco siguen siendo tales y, además, no constituyen una novedad.

El Papa y el director

Sin embargo, merece la pena profundizar en este punto. El documental “Amén. Francisco responde” está dirigido por los españoles Jordi Évole y Màrius Sànchez. En el pasado, ambos ya han colaborado en productos para la gran y la pequeña pantalla, como la serie de televisión Salvados (2008-2019), la película Noche 23F: El debate (2014), el programa Lo de Évole (2020-2021), un espacio de entrevistas conducido por el periodista, humorista, director y guionista de televisión del mismo nombre, y Eso que tú me das (2020), una conversación entre Évole y el cantautor Pau Donés Cirera, fundador del grupo Jarabe de Palo y entonces enfermo terminal.

Tampoco es la primera vez que Jordi Évole y el Papa Francisco coinciden en torno a una cámara. En marzo de 2019, La Sexta emitió un capítulo especial de Salvados con una entrevista cara a cara de Évole con el Papa. Un año después, en marzo de 2020, en plena pandemia, Évole entró virtualmente en las casas de los españoles para contar cómo estaban afrontando el periodo de aislamiento. Entre los ponentes estaba el Papa Francisco, que participó por videollamada.

El «bello» sexo

Ahora se repite con el documental de Disney, donde el grupo de diez jóvenes en diálogo con el Papa reunido por Sànchez y Évole –7 mujeres y 3 hombres, de 20 a 25 años– pretende ofrecer una imagen muy precisa de las «nuevas generaciones» en cuanto a condiciones, dinámicas y (¿presuntas?) creencias de masas. Ciertamente no se trata de una muestra estadística, sino más bien de una sección transversal con un fuerte impacto mediático, que interpreta –¿explota?– hábilmente tanto las diferentes almas del mundo católico como la creciente radicalización del debate ad intra y ad extra.

Admite esta simple evidencia el propio Évole en una entrevista concedida a la Cadena SER. «Lo que buscábamos era que hubiera un contraste, que hubiera siempre un punto de ruptura entre lo que el Papa puede pensar y lo que puede ofrecer», explica Évole. Sobre todo porque, en algunos casos, no se trata de nombres desconocidos.

Abusos sexuales y pornografía online

Basta pensar en el joven Juan Cuatrecasas, víctima de abusos sexuales por parte de un profesor del internado Gaztelueta, un colegio público del Opus Dei en Leioa, en la provincia vasca de Vizcaya. En los últimos años, el caso ha protagonizado un polémico juicio canónico y también ha suscitado el interés del Papa Francisco. Estas mismas semanas, Juan Cuatrecasas está ocupado con una exposición itinerante por Europa con el objetivo de concienciar sobre el fenómeno de los abusos sexuales a menores. Tampoco es desconocida Medha Palnati, una joven estadounidense de origen indio, futura médico y ya activista contra los abusos con armas de fuego en Estados Unidos.

Junto a Cuatrecasas y Palnati, fueron elegidas para participar en el debate con el Papa Lucía Zegarra-Ballón, peruana, psicóloga freelance especializada en psicología clínica y sociocomunitaria, feminismo decolonial y arte, abiertamente lesbiana, que tras formarse como monja renunció a los hábitos; Celia Fernández, española que se considera «no binaria» (es decir, rechaza el esquema hombre-mujer en el género sexual); Alejandra Ramírez, colombiana, hija única, crea contenidos para adultos que vende en la red bajo el seudónimo de Abril Martínez; Dora Dayana Morán, originaria de Ecuador, que emigró a España con su familia a los tres años, ha sufrido racismo, body shaming y bullying; Víctor Bote, español, agnóstico; y Khadim Diop, de origen senegalés, que emigró a España.

Dos jóvenes se declararon católicas: Milagros «Lili» Acosta, argentina de Santiago del Estero, catequista y activista del grupo feminista, lgbt+ y pro aborto Católicas por el Derecho a Decidir (CDD); y María Losantos, española de 20 años, la mayor de seis hermanos, perteneciente con su familia al Camino Neocatecumenal.

El sexo «regalado»

Como decíamos –salvo excepciones– una instantánea de condiciones, dinámicas y (¿presuntas?) creencias de masas. Un grupo de jóvenes muy distinto del que suele ofrecerse una interlocución pública con los pontífices hecha de preguntas y respuestas. Las mismas –por supuesto– igualmente seleccionadas en composición y preguntas.

En este sentido, resulta interesante la comparación con el encuentro del Papa Francisco con algunos jóvenes de la diócesis francesa de Grenoble-Vienne en 2018. Un grupo más heterogéneo en cuanto a edad (14-27 años), pero afín en cuanto a algunos de los temas abordados en el documental de Disney: el sexo, la homosexualidad, la pedofilia, la pornografía, la profanación del cuerpo, la soledad, la secularización, el aparente fracaso e inutilidad de la Iglesia y la dimensión espiritual. «La sexualidad, el sexo, es un don de Dios. Sin tabúes», dice a continuación el Papa Francisco, respondiendo a la solicitud de una joven, en una de las que la transcripción oficial califica expresamente de «respuesta visceral».

La sexualidad, continúa el Papa, «tiene dos finalidades: amarse y generar vida. Es pasión, es amor apasionado. El verdadero amor es apasionado. El amor entre un hombre y una mujer, cuando es apasionado, te lleva a dar vida para siempre. Siempre. Y a darla en cuerpo y alma». Diferente «es la sexualidad “cosificada”, desvinculada del amor y utilizada para el entretenimiento. Es interesante cómo la sexualidad es el punto más bello de la creación, […] y la sexualidad es la más atacada por la mundanidad, por el espíritu del mal. […] Se gana mucho dinero con la industria de la pornografía. Pasajes que casi se solapan en significado con los expresados por Francisco en el documental.

Sexo «pasión»

Retrocediendo aún más en la memoria e introduciendo un salto no sólo en el contexto, sino también en el estilo personal, llegamos a Benedicto XVI. El mismo Ratzinger que, siendo aún cardenal, invita a que incluso en el matrimonio la sexualidad no sea «dejada de lado en el ámbito de la pura materialidad» (1988). Y que, como pontífice, es el primero en emplearse a nivel institucional en la lucha contra los abusos sexuales por parte de algunos miembros del clero y en denunciar sus vínculos con el «colapso moral» que siguió al 68.

El mismo autor de algunas de las líneas más apasionadas que jamás hayan aparecido en un documento papal, en las que el «principio creador de todas las cosas -el Logos, la razón primordial- es al mismo tiempo un amante con toda la pasión de un amor verdadero». Reflexiones capaces de abrir una grieta incluso en el tradicional frente de oposición al Papa. Pero instrumentalizadas para generar «confusión sobre la posición de la Iglesia católica en ciertas cuestiones de moral sexual».

«El amor hoy se malinterpreta a menudo», explicaba Benedicto XVI en 2006, reunido con los jóvenes de la diócesis de Roma para preparar la JMJ diocesana y respondiendo a algunas preguntas planteadas por los jóvenes. «Se presenta como una experiencia egoísta, mientras que en realidad es un abandono de sí mismo y se convierte así en un encontrarse consigo mismo. […] Una cultura consumista falsea nuestra vida con un relativismo que parece concedernos todo y en realidad nos vacía».

El grano de Pedro y la criba de Satanás

«Todos los temas que se han tratado aquí me parecen muy importantes, porque de un modo u otro nos perturban a todos. Pero, al final, lo que veo, y lo que me oprime, es una brutal pérdida de fe». Quien habla es la joven María. Respondiendo, Francisco: «Quería decirte algo que Jesús le dijo a Pedro. «Pedro, Pedro, mira: Satanás te ha buscado para zarandearte como al trigo» (cf. Lc 22,31, ed.). Tu camino de vida no termina aquí. Tu camino de fe continúa. Y la fe, cuando es auténtica, está sometida a prueba». Un consejo de adulto a una fe joven, pero también a una Iglesia –toda ella– que debería tener el valor de serlo más.

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Redacción Zenit

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