(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 24.04.2023).- Los creyentes evangélicos son el grupo religioso más grande en América Central, según la encuesta realizada por M&R Consultants sobre la muestra de casi cuatro mil personas en cinco países. No es una muestra completa, pero indica que un tercio de la población de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica expresaron tener fe evangélica. El mundo católico queda en segunda posición y los creyentes sin denominación en tercera, aunque con diferencias pequeñas.
El desarrollo de los protestantes en Centroamérica y México fue semejante. Los estudios de Domingo Alcántara Matos en «Cien años de presencia protestante en Centroamérica», publicado en 1973, aportó muchos datos que lo corroboraban, aunque el investigador analizó prioritariamente la realidad de los países centroamericanos y menos en México.
El progreso de los evangélicos disminuyó en forma parecida al catolicismo frente a otros países latinoamericanos. Honduras, Nicaragua y Brasil tuvieron más auge protestante, mientras México mantenía una tendencia diferente. Actualmente, el protestantismo avanza en este país mayoritariamente católico: el censo de 2020 señaló que los protestantes pasaron de 7.5 % en 2010 a 11.2 %.
La iglesia católica fue mayoritaria históricamente en toda América Latina y especialmente en México. De 1950 a 2000 la proporción de católicos en México descendió de 98% a 88%. Hoy se estima que es 77.7 %. Conviene recordar, no obstante, que se trata de datos proporcionados por una institución gubernamental, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, por lo que su credibilidad es relativa, partiendo del hecho que el Gobierno actual favorece a las iglesias evangélicas sobre la católica.
Los factores que favorecen el crecimiento evangélico son de carácter endógeno, pues las comunidades protestantes, de mayoría pentecostal, promueven la cercanía de los fieles entre sí por ser grupos reducidos, favorecen la convivencia y dan atención más personalizada. No han faltado las campañas de influencia de las iglesias estadounidenses y las misiones evangélicas en zonas más aisladas.
Según los censos de 2010 y 2020, el aumento de los evangélicos ha sido 3.7 puntos porcentuales y el descenso de los católicos en 5 puntos. Resalta el aumento de personas sin religión, de 4.7 a 8.1 por ciento. Los demás grupos son minoritarios y ninguno supera el 1% de toda la población: los judíos son 58.000.
Las iglesias históricas como bautistas, presbiterianos, episcopalianos o metodistas son minoritarias frente a los pentecostales. Alcántara Matos ya señaló que la mayoría de la población protestante pertenecía a denominaciones conocidas y el resto subdividida en partículas muy dispersas, señal de la fragmentación propia del mundo evangélico.
Otro factor de impulso en los protestantes es la inmigración: en México, viven un millón de personas nacidas en Estados Unidos, así como decenas de miles de guatemaltecos, venezolanos y procedentes de Centroamérica, que han llevado el evangelismo al país.
Hace cincuenta años, había muy pocos protestantes en México. Los esfuerzos misioneros de los evangélicos se multiplicaron. Su crecimiento es notorio, aunque hay muchas personas que entran a las iglesias de estas denominaciones por breve tiempo y se desconectan después prácticamente. El trabajo de la Iglesia católica es siempre mayor, pues es fácil el crecimiento de un grupo pequeño y es más complicada la atención a grandes mayorías, sobre todo si anotamos el dato relevante de que el número de vocaciones sacerdotales disminuye, como también experimentan los evangélicos por la falta de pastores bien preparados.