(ZENIT Noticias / El Cairo, 23.08.2023).- En un emotivo acto que ha capturado la atención de locales y extranjeros por igual, las autoridades egipcias han presentado al mundo la última maravilla artística que adorna el paisaje de la provincia de Asiut. Se trata de la imponente estatua de la Virgen María, de majestuosos nueve metros de altura, que se erige ahora como la escultura de bronce más grande jamás vista en el suelo egipcio, coronando la iglesia de Dronka con una magnificencia sin precedentes.
La información fue comunicada por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN España), quien relató los detalles de esta hazaña artística en su plataforma web oficial. La iglesia de Dronka, rica en historia y devoción, ahora se convierte en el anfitrión de esta obra maestra que trasciende la religión para capturar la atención de todos aquellos que se cruzan con su imponente presencia.
El origen de esta colosal escultura se encuentra en la ambiciosa iniciativa del Gobierno egipcio conocida como la ‘Ruta de la Sagrada Familia’. Un proyecto que abarca más de veinte destinos sacros, desde cuevas hasta iglesias, dispersos en las provincias Norte del Sinaí, El Cairo y las meridionales de Minia y Asiut. Es en este último rincón donde la figura de la Virgen María se erige como un faro de devoción y arte, una parada esencial en esta ruta llena de significado espiritual.
La inspiración detrás de esta colosal obra deriva de la imponente estatua de ‘Nuestra Señora del Líbano’, que se yergue con una altura de 8,5 metros en la pintoresca localidad libanesa de Harisa. La estatua egipcia, de tres metros de ancho, fue esculpida en bronce por las hábiles manos del profesor de escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Minia, Gerges Said al Gawli. Un proyecto que tomó vida a lo largo de un año, durante el cual el artista experimentó con maquetas de espuma hasta perfeccionar su visión final.
El escultor compartió con los medios locales, a través de ACN, que la estatua fue fundida en bronce y ostenta un impresionante peso de diez toneladas. Este logro artístico y técnico no estuvo exento de desafíos, dado que sus dimensiones colosales requirieron la construcción por partes para luego ser ensamblada en su ubicación definitiva. En este arduo proceso colaboraron tanto trabajadores como talleres musulmanes, uniendo esfuerzos en pos de la creación de esta monumental pieza.
Un detalle singular resalta en la estatua: su estructura hueca. Según el propio Al Gawli, esta elección no solo contribuyó al ahorro de materiales, sino que también facilitó la laboriosa tarea de montaje, transporte e instalación. La Virgen María, con su aura de gracia y veneración, ahora se yergue como un símbolo no solo de fe, sino también de la habilidad humana para plasmar lo divino en formas palpables.
La inauguración de esta escultura marca un hito en el patrimonio artístico y cultural de Egipto, un tributo a la devoción y al esfuerzo humano que trasciende barreras religiosas y geográficas. La figura de la Virgen María, elevada sobre la iglesia de Dronka en toda su magnificencia de bronce, se convierte en un testimonio de la habilidad creativa y la aspiración espiritual del pueblo egipcio.