(ZENIT Noticias – FIDES / Manila, 13.09.2023).- La idea de establecer una «Prelatura Personal» para los emigrantes filipinos permitiría a la Iglesia llevar a cabo eficazmente su labor pastoral y misionera, afirmó monseñor Narciso Abellana, presidente de la Comisión para la Pastoral de Emigrantes e Itinerantes de la Conferencia Episcopal de Filipinas, en un mensaje publicado con motivo del Día Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebra el 24 de septiembre y que tiene una resonancia e importancia muy especiales en Filipinas.
En efecto, Filipinas ostenta el récord mundial con más de 13 millones de emigrantes, los llamados Overseas Filipino Workers (OFWs), que constituyen más del 10% de la población nacional que vive en el extranjero. El fenómeno migratorio ha sido fomentado por el gobierno desde los años setenta, principalmente como apoyo a la economía nacional: con sus remesas, los OFW son una muleta crucial para el Producto Interior Bruto y para miles de familias.
Ante una realidad tan vasta, compuesta principalmente por ciudadanos filipinos de fe católica, «establecer una prelatura será particularmente útil para llegar a los trabajadores filipinos en el extranjero, especialmente a los que residen en territorios sin capellanías católicas», como Arabia Saudí. «La tarea y la responsabilidad de la prelatura sería prestar asistencia espiritual y pastoral a estos emigrantes», remarcó Abellana, señalando los posibles beneficios.
La discusión y el debate en el seno de la Conferencia Episcopal de Filipinas sobre la propuesta de establecer una Prelatura personal para los emigrantes filipinos lleva ya al menos tres años. La Conferencia ha creado una Comisión especial para realizar nuevos estudios y evaluaciones sobre la propuesta, antes de someter la cuestión a la Santa Sede y remitirle una petición formal. Actualmente se están llevando a cabo consultas con las Conferencias Episcopales de los países donde hay emigrantes filipinos, para comprender y evaluar todas las implicaciones jurídicas y pastorales; identificar posibles modalidades logísticas; preparar un curso de formación específico para sacerdotes; prestar atención a la protección de los emigrantes y a la asistencia en casos de abusos, con el fin de salvaguardar su bienestar personal, humano, social y espiritual; prestar especial atención a la visión y concienciación de los católicos emigrantes filipinos como misioneros.
De hecho, en muchos contextos, especialmente en países de Occidente donde hay secularización y un declive de la práctica religiosa, los emigrantes cristianos filipinos son comunidades de fe ferviente que mantienen viva la esperanza. Entre muchos ejemplos, en los Países Bajos, las iglesias católicas se llenan de emigrantes filipinos y sus familias los sábados y domingos. Con ellos están también algunos sacerdotes filipinos, misioneros que han venido a Europa para ayudar a las comunidades migrantes y europeas.
Del mismo modo, en Australia, el misionero filipino P. Nono Alfonso, jesuita residente en Melbourne, da testimonio de la importancia de los filipinos en el cultivo de la fe en el contexto de la sociedad australiana, señalando la importancia de su papel como auténticos misioneros. Los llaman «emigrantes del Evangelio», personas que, animadas por el espíritu misionero enraizado en la fe católica, afrontan con valentía penurias, dificultades y sacrificios, que una fe profunda les da la fuerza para superar.
Con motivo de la 109ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el domingo 24 de septiembre de 2023, el Papa Francisco hizo público un mensaje titulado «Libres para elegir emigrar o quedarse».
La figura jurídica denominada «prelatura personal» fue prevista por el Concilio Vaticano II. El decreto conciliar Presbyterorum Ordinis (1965) estipulaba que para «la realización de iniciativas pastorales particulares en favor de grupos sociales diferentes en determinadas regiones o naciones, o incluso en todo el mundo», se podrían crear en el futuro, entre otras instituciones, «diócesis particulares y prelaturas personales». Las prelaturas personales son instituciones regidas por un Pastor, nombrado por el Papa.