(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 04.12.2023).- El viernes 8 de diciembre de 2023, con ocasión de la tradicional visita a la Basílica Papal de Santa María la Mayor para la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el Papa Francisco rendirá homenaje al venerado icono de la Salus Populi Romani, advocación mariana ahí venerada, con la Rosa de Oro.
La Rosa de Oro tiene raíces antiguas y simboliza la bendición papal. La tradición de otorgar la Rosa de Oro se remonta a la Edad Media y, a lo largo de los siglos, se ha concedido a monasterios, santuarios, soberanos y personalidades destacadas en reconocimiento de su compromiso con la fe y el bien común.
Con la donación de la Rosa a la Salus, el Papa Francisco subraya la importancia espiritual y el profundo significado que este icono tiene en la vida de la Iglesia católica, ya que es también el santuario mariano más antiguo de Occidente dedicado a la Madre de Dios.
La que donará el Papa Francisco no es la única Rosa atribuida a la Salus. La primera fue donada en 1551 por el Papa Julio III, profundamente devoto del icono mariano conservado en la Basílica y donde, en el altar de la Natividad, había celebrado su primera misa.
En 1613, el Papa Pablo V donó la Rosa de Oro con motivo del traslado del venerado icono a la nueva capilla erigida al efecto.
En la Basílica no queda rastro de las dos Rosas de Oro donadas por los dos Pontífices, que probablemente se perdieron con la invasión napoleónica de los Estados Pontificios (Tratado de Tolentino 1797).
Después de 400 años, el Pontífice optó por dar una muestra tangible de su devoción al venerado icono, reforzando el vínculo milenario entre la Iglesia católica y la ciudad de Roma.
Al conocer la noticia de este homenaje, el Arzobispo Rolandas Makrickas, Comisario Extraordinario de la Basílica, expresó su alegría: «El regalo de la Rosa de Oro es un gesto histórico que expresa visiblemente el profundo vínculo del Papa Francisco con la Madre de Dios, venerada en este santuario bajo el título de Salus Populi Romani. El pueblo de Dios se fortalecerá aún más en su vínculo espiritual y devocional con la Santísima Virgen María. A la Salus pedimos el don de la paz para el mundo entero».
El Santo Padre entregará la Rosa de Oro el viernes 8 de diciembre de 2023 a las 15.30 horas en la Basílica Papal de Santa María la Mayor.
Breve reseña histórica: nacimiento de una tradición
Los primeros testimonios documentales se remontan al inicio del pontificado de León IX (1049-1054), cuando la abadesa benedictina de Sainte-Croix-en-Plaine, en Woffenhein (Alsacia), bajo jurisdicción petrina, enviaba cada año a Roma, ocho días antes del domingo de Laetare, una rosa de oro de dos onzas de peso.
Bendición y significado
Desde el siglo XII, el cuarto domingo de Cuaresma, el Papa bendecía y llevaba la rosa en procesión ecuestre desde la Basílica de Santa Croce in Gerusalemme, imagen de la Jerusalén celestial, hasta el Palacio de Letrán, donde la ofrecía al Prefecto de Roma (Praefectus Urbi), en reconocimiento del prestigio de la ciudad; el Prefecto debía someterse al Papa besando la rosa sagrada.
La Rosa estaba enriquecida con sustancias perfumadas; para el Papa Inocencio III (1198-1216), la Rosa representaba la triple substantia de Cristo (deitas, corpus, et anima), por lo que:
– el oro correspondía a su divinidad
– el musgo a su humanidad
– el bálsamo a su espíritu racional
El Papa Honorio III (1216-1227), en dos famosos sermones titulados significativamente De Laetare, declaró que la Rosa representaba a la Santísima Trinidad, ya que
– el oro es símbolo del poder del Padre
– el musgo de la sabiduría del Hijo
– el bálsamo del amor del Espíritu Santo que une a las dos personas.
Regalo de gratitud
A partir del siglo XIII, la Rosa de Oro fue entregada como regalo de gratitud, acogida y hospitalidad por los pontífices, como en el caso de Inocencio IV (1243-1254) al capítulo de los canónigos de San Justo de Lyon por su estancia de 1245 a 1251.
Como forma de gratitud y reconocimiento, la Rosa de Oro fue entregada por los pontífices a lo largo de los siglos siguientes a importantes soberanas o reinas, (la primera fue en 1493 Isabel de Castilla a instancias del papa Inocencio VIII o María Estuardo de Escocia a instancias de
Pío IV en 1555), especialmente comprometidos con la defensa y los valores de la Iglesia católica romana, pero también a ciertas ciudades que se habían gastado en defensa del credo católico (Alejandro VII en 1658 a la catedral de Siena o Benedicto XIV a la sede metropolitana de Bolonia).
A partir del siglo XVII, los homenajes de los Papas fueron principalmente a figuras femeninas o a iglesias y basílicas. La basílica de San Pedro del Vaticano recibió cinco Rosas de Oro a lo largo de los siglos.
Desde el Concilio Vaticano II y por voluntad de San Pablo VI (cuya primera rosa fue donada en 1964 a la Basílica de la Natividad de Belén), la Rosa de Oro ha sido donada exclusivamente a algunos de los santuarios marianos más famosos.
La Rosa de Oro y la Salus Populi Romani
En 1551 el Papa Julio III donó al Icono de la Madre de Dios la Rosa de Oro, conservada en la Basílica Papal de Santa María la Mayor de la que era profundamente devoto y donde, en el altar del Pesebre, había celebrado su primera Misa.
En 1613, el Papa Pablo V donó la Rosa de Oro con ocasión del traslado del venerado icono de la Salus Populi Romani a la nueva capilla (paulina) erigida al efecto.
En la Basílica no queda rastro de las dos rosas de oro antes mencionadas donadas por los dos Pontífices, que probablemente se perdieron con la invasión napoleónica de los Estados Pontificios (Tratado de Tolentino 1797).