(ZENIT Noticias / Roma, 19.12.2023).- Esta semana hubo varias noticias importantes en el Vaticano, pero dos hechos destacaron en los grandes medios de comunicación: la primera noticia fue una revelación del Papa Francisco quien comunicó que será enterrado en la basílica romana de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales. En los últimos siglos, los Papas habían sido sepultados en San Pedro y tal vez por este motivo la noticia causó mucho interés.
El contexto de esta revelación fue una entrevista que Francisco concedió a una cadena mexicana, en la persona de la periodista veterana Valentina Alazraki, con motivo de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe (que también fue celebrada en Roma con una solemne Eucaristía presidida por el Sumo Pontífice).
En el coloquio, el Santo Padre habló de salud y anunció que para el próximo año está programado un viaje a Bélgica. Pero, como ya mencionamos, varias temáticas de la entrevista pasaron a segundo plano. Fue la primera vez que el Papa habló sobre su muerte y sus últimas voluntades, una clave de lectura podría ser que el domingo 17 de diciembre Francisco cumplió 87 años de vida, convirtiéndose en el tercer pontífice más anciano en la historia de la Iglesia.
Por cierto, durante la entrevista el Santo Padre confirmó que no tiene planificado renunciar y que, al momento, se encuentra bien de salud, aunque a medida que pasa el tiempo no le queda más que obedecer a sus médicos.
El segundo hecho noticioso, tal vez menos agradable, fue el fin del proceso judicial que comenzó hace 2 años contra el Cardenal Angelo Becciu, algunos de sus colaboradores y otros actores financieros. En concreto, el pasado sábado 16 de diciembre la justicia vaticana dictó su veredicto condenando a los imputados como culpables de malversación de fondos y mala administración. El purpurado italiano obtuvo una condena de 5 años de cárcel, una multa y el veto perpetuo de ejercer cualquier cargo público.
Si bien los observadores y analistas vaticanos tienen opiniones divergentes sobre el proceso y la sentencia, queda claro que este juicio es un hito histórico, pues un cardenal ha sido juzgado por jueces laicos en un proceso público, y más allá del drama que este evento ha representado para la imagen institucional del Vaticano, la gran novedad es que los más altos cargos eclesiásticos tendrán que rendir cuentas de la administración de los bienes de la Iglesia. Es algo que en Estados Unidos se llama «accountability».
Lo más probable es que ninguno de los condenados entre en la pequeña celda de retención que existe dentro del Estado Vaticano, vigilado por la gendarmería, pero a no ser que los imputados realicen un recurso judicial esta historia ya ha terminado.
Postdata.- Es momento de anunciar que a medida que termina el año también estas crónicas se acercan a una pausa de reflexión desde el próximo año.
Pero terminamos estas líneas uniéndonos a los constantes llamados que el Papa hace por la paz en Ucrania, Tierra Santa y por tantas otras guerras olvidadas. Por eso, recordamos a Nahida y Samar, madre e hija, asesinadas por soldados israelíes en un ataque el sábado 16 de diciembre en la única parroquia cristiana de Gaza.
Ariel Beramendi es sacerdote y comunicador