(ZENIT Noticias / Roma, 28.01.2024).- Dicen que cuando a un sueño le pones fecha deja de llamarse sueño y se convierte en meta. A sus 87 años, el Papa Francisco tiene varias en materia de viajes: esta semana hemos conocido algunos de ellos para este 2024: en el horizonte de viajes internacionales se visualiza Polinesia, Papúa Nueva Guinea, Argentina, Vietnam y las Islas Canarias españolas. Y dentro de Italia, Verona y Trieste. ¿Cuántos destinos debemos agregar para este 2024 al Papa? En 2023 tuvimos que restar algunos, sería razonable pensar que con estos es suficiente. Los 11 meses que tenemos aún por delante nos dirán. Y también la salud del Papa, no olvidemos que todavía hace menos de dos semanas no pronunció discursos, sino que más bien los entregó, pues dijo que el mal de garganta no le dejaba completamente en paz.
A quienes sí habló largo y tendido fue a los 150 vaticanistas que recibió en audiencia el lunes 22 de enero. Se trataba de la audiencia a los miembros de la Asociación Internacional de Periodistas Acreditados ante el Vaticano, asociación de la que un servidor es miembro. Y en consecuencia también estuve en la audiencia privada. Más allá del discurso pronunciado, es de valorar el gesto del tiempo concedido por el Papa a cada uno de los 150 periodistas: se detuvo con cada uno y cada uno le hablo de lo que quiso.
La Declaración Fiducia Supplicans, que permite las bendiciones no litúrgicas a personas del mismo sexo, sigue dando materia para hablar: por una parte, el prefecto del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos (DUC) reconoció que la Declaración estaba causando problemas ecuménicos(curiosamente casi contemporáneamente el Papa nombraba miembro del DUC al prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y autor del texto ecuménicamente problemático); por otra, el viernes 26 en la audiencia a los miembros del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que habían tenido su asamblea plenaria, el Papa abordó el tema de Fiducia Supplicans puntualizando que las bendiciones pastorales son espontáneas, que no se requiere la perfección moral para recibirlas y que no se bendice la unión, sino a las personas.
A mitad de semana, el miércoles 24 de enero, el Papa trató por segunda vez de modo magisterial el tema de la Inteligencia Artificial. Ya lo había hecho en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz y ahora lo hacía desde otra perspectiva: desde el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. De este modo se va configurando un magisterio sobre este tema aún nuevo y del que el Papa dijo (entre broma y denuncia): “Baste pensar en el problema de (…) deepfakes, es decir, de la creación y difusión de imágenes que parecen perfectamente verosímiles pero que son falsas (también yo he sido objeto de ello), o de mensajes de audio que utilizan la voz de una persona para decir cosas que nunca ha dicho”.
La agenda del Papa esta penúltima semana de enero estuvo, por otra parte, bastante cargada: coincidió con el cierre de la semana de oración por la unidad de los cristianos, por lo que en la agenda hubo diferentes encuentros con ortodoxos y anglicanos. Los anglicanos, por cierto, fueron tema de discusión pues se les permitió celebrar una “misa anglicana” en una basílica católica, siendo en que Roma ellos tienen dos grandes iglesias de su propia confesión. Impresionante, por otra parte, lo que dijo a dos grupos de personas: a la Rota Romana y a los embajadores de la Orden de Malta.
A los primeros les dijo claramente: “Si un juez no reza o no sabe rezar, mejor que se vaya a hacer otro trabajo”. A los embajadores de la Orden de Malta les recordó su dependencia de la Santa Sede… Y concluyó la semana con una preciosa y breve catequesis sobre la Confirmación a niños italianos.
A los 87 años hacer todo eso (más todo lo que no hemos referido) debe ser agotador. Pero tal vez el cansancio se suaviza cuando se constata que es resultado de metas cumplidas y no de sueños sin realizar.