(ZENIT Noticias / Roma, 01.02.2024).- Tras una audiencia con los líderes del movimiento “Comunión y Liberación” (CyL), Davide Prosperi y monseñor Filippo Santoro, Papa Francisco envió una carta con ocasión del aniversario de la muerte de don Luigi Giussani y los 70 años del movimiento.
El presidente de CyL dijo a los miembros, en un mensaje con el que introduce la carta del Papa: “El pasado 15 de enero monseñor Filippo Santoro y yo tuvimos la oportunidad de reunirnos con el Papa Francisco en audiencia privada. Pudimos informarle sobre los pasos dados por la Fraternidad y las Memores Domini durante el último año, y renovar nuestra confianza en su paternidad en el camino de seguimiento a Cristo y a la Iglesia”.
Y agrega: “Con gran alegría comparto con todos vosotros la carta que el Papa ha querido enviarnos con ocasión del aniversario de la muerte de don Giussani y por el 70 aniversario del nacimiento del movimiento. Son palabras cargadas de significado para este tiempo que estamos viviendo. Las acogemos con disponibilidad de corazón para identificarnos con la mirada que tiene el Papa sobre la experiencia de fe de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades”.
El mensaje introductorio concluye diciendo: “Junto a monseñor Filippo Santoro, siento una profunda gratitud por este gesto de estima y afecto por parte del Santo Padre. Os invito, tal como nos pide, a seguir rezando por él”.
A continuación la carta completa del Papa traducida al castellano:
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Vaticano, Santa Marta, 30 de enero de 2024
Querido hermano,
con ánimo agradecido por su reciente visita, con ocasión de la audiencia del pasado 15 de enero, durante la que usted y mons. Santoro me informaron detalladamente de la vida del movimiento de Comunión y Liberación y de las Memores Domini, quiero mostrarle mi apoyo. Doy gracias al Señor por la vitalidad que el movimiento demuestra continuamente en su obra de evangelización y caridad con los hombres y mujeres de hoy. Me reconforta mucho ver cómo el movimiento ha acogido de forma seria y disponible las palabras que le dirigí durante la audiencia del 15 de octubre de 2022, así como las del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Les animo a continuar por este camino y les confirmo en el trabajo que han desarrollado durante este periodo.
Con ocasión de las celebraciones por el nacimiento para el cielo del Siervo de Dios mons. Luigi Giussani y la conmemoración del setenta aniversario del movimiento, deseo especialmente recomendarle a usted y a todos los miembros que cuiden la unidad entre ustedes. En efecto, solo ella, siguiendo a los pastores de la Iglesia, podrá custodiar en el tiempo la fecundidad del carisma que el Espíritu Santo donó a don Giussani: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».
Para custodiar la unidad y permitir que el carisma sepa interpretar de una forma cada vez más adecuada los tiempos en los que están llamados a dar testimonio de nuestra fe en Jesucristo, hace falta superar interpretaciones personalistas, lamentablemente aún presentes, que corren el riesgo de sostener una visión unilateral del carisma mismo. Le animo, por tanto, junto a sus colaboradores, a continuar con el trabajo emprendido que trata de preservar una visión integral del carisma. El camino educativo propuesto por usted y por quienes le ayudan en la guía del movimiento también está contribuyendo a corregir algunos malentendidos y a continuar su misión con fidelidad al carisma donado a la Iglesia por medio de don Giussani.
En este periodo tan decisivo para su historia tras la muerte del fundador, dirijo pues a todos los miembros del movimiento una invitación a seguir el camino emprendido, bajo la guía de la Iglesia, y a colaborar con disponibilidad y lealtad con los que están llamados a guiar el movimiento. Solo esta obediencia, continuamente redescubierta y alimentada, podrá asegurar una experiencia cada vez más rica de vida cristiana entre ustedes y la renovación de su presencia en el mundo para el bien de toda la Iglesia.
Que el Señor le bendiga y la Virgen le custodie. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.
Fraternalmente,
Francisco