(ZENIT Noticias / Los Ángeles, 04.05.2024).- Monica Clare, religiosa en el norte de Nueva Jersey, camina por una iglesia iluminada por el sol, se sienta en una banca, se persigna y dice: “Gracias a TikTok he creado una comunidad en la que podemos sentirnos seguros haciendo preguntas sobre la espiritualidad”. Es un comercial de televisión con el mensaje de fondo que pone a TikTok como fuerza del bien.
La aplicación de video gasta millones de dólares en estos anuncios, aprovechando a los aficionados a TikTok como la religiosa o el veterano de la Marina P. Kenny.
Clare, de 58 años, declaró en una entrevista: “La mayoría de la gente, sobre todo las mayores de 60, dicen que TikTok es un montón de basura superficial. No la usan. No entienden qué tipo de contenido hay ahí. TikTok definitivamente tiene problemas con su marca en Estados Unidos”. Y agregó: “TikTok ha sido muy inteligente al decir: no somos así; somos mucho más que eso”.
La Cámara de Representantes votó a favor de un proyecto de ley y el Senado analiza la ley que obligaría a la propietaria china de la compañía, ByteDance, a vender la aplicación o quedar vetada en Estados Unidos. Muchos legisladores consideran que la aplicación pone en peligro los datos confidenciales de los usuarios o usarse como herramienta propagandística de China.
ByteDance gastó 8,7 millones de dólares constatados en cabildeos durante el año pasado para convencer a los legisladores, según OpenSecrets, grupo de investigación sin fines de lucro. ByteDance anima a su amplia base de usuarios a contactar con sus representantes, aunque alguna de sus iniciativas se les han volteado en contra.
TikTok ha invertido 3,1 millones de dólares en tiempo publicitario de comerciales durante todo el mes de abril, según los datos de AdImpact, que da seguimiento a los medios. TikTok también ha desembolsado 100.000 dólares en anuncios para Instagram y Facebook, de acuerdo con Ad Library de Meta.
La compañía reconoció sus gastos. Michael Hughes, portavoz de TikTok, declaró: “Creemos que los ciudadanos deberían saber que el gobierno está tratando de meterse con el derecho a la libertad de expresión de 170 millones de estadounidenses y acabar con siete millones de pequeños negocios en todo el país”.
La compañía se opone públicamente al proyecto de ley y lo define como un veto, afirmando que no comparte datos con Pekín ni lo hará, ni permitiría que ningún gobierno influya en los algoritmos para recomendar videos a los usuarios.
TikTok amplificó las historias de ciudadanos estadounidenses como Clare y Kenny el año pasado en la campaña “TikTok estimula el bien”. Gran parte de esa iniciativa parece dirigida al público conservador.
Es oportuno observar que TikTok emitió una decena de anuncios durante los debates presidenciales republicanos o en programas relacionados con debates el año pasado, promocionando a los creadores de videos caseros.
Cait Lamberton, profesora de mercadotecnia de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, explica: “Es una táctica clásica. Toman una idea, la ponen en boca de un humano y te permiten establecer una conexión con ese humano”. Además, “TikTok está buscando posicionarse como una marca que representa la libertad y la democratización de la comunicación y, francamente, un montón de valores con los que la mayoría de la gente se siente bastante cómoda”.
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