(ZENIT Noticias / Java, 11.08.2024).- Las autoridades indonesias han evitado un posible atentado contra dos iglesias católicas en la ciudad de Malang, Java Oriental, gracias a una operación antiterrorista que neutralizó a un joven extremista islámico que planeaba inmolarse en estos lugares de culto. El incidente, ocurrido en un contexto de tensión creciente, ha generado preocupación sobre la seguridad en Indonesia, especialmente con la inminente visita del Papa Francisco al Sudeste Asiático y Oceanía, programada para septiembre.
El general de brigada a cargo de la operación confirmó que las iglesias en Malang eran los objetivos, aunque evitó proporcionar detalles específicos sobre la cronología de la intervención. Según la policía, no hay evidencia que vincule directamente este ataque con la próxima visita papal, aunque la cercanía temporal ha avivado el temor a posibles actos de violencia religiosa en el país.
Uno de los detenidos, identificado como Hok, un estudiante de secundaria, confesó haber sido radicalizado durante meses por el grupo extremista Daulah Islamiyah. Bajo su influencia, Hok habría utilizado dinero de su familia para adquirir los explosivos necesarios para llevar a cabo el atentado. Durante la redada, las fuerzas de seguridad confiscaron materiales peligrosos, incluidos químicos como el Tatp, conocido como la «Madre de Satán», y bolas de hierro diseñadas para maximizar los daños en una explosión.
Indonesia, la nación con la mayor población musulmana del mundo, ha sido escenario de repetidos ataques contra iglesias y otras minorías religiosas, como los musulmanes ahmadíes. Aunque el gobierno ha intentado combatir el radicalismo, el fundamentalismo islámico ha ganado terreno en varias regiones del país. Este fenómeno no solo ha fomentado ataques violentos, sino que también ha alimentado la intolerancia, evidenciada en normativas restrictivas como las que dificultan la construcción y mantenimiento de lugares de culto cristianos.
Uno de los casos más notorios es el de la iglesia de Yasmin en Java Occidental, que fue cerrada debido a la presión de grupos radicales, utilizando pretextos administrativos como la falta de permisos de construcción. Este tipo de acciones refuerzan la percepción de que la radicalización no solo amenaza la seguridad física, sino también los derechos religiosos y la libertad de culto en Indonesia.
El frustrado atentado en Malang subraya los desafíos de seguridad que enfrenta Indonesia en vísperas de la visita del Papa Francisco. Aunque las autoridades niegan una conexión directa con el viaje del Pontífice, la tensión en el país y la posibilidad de nuevos intentos de violencia religiosa no pueden ser ignorados. La visita papal, que tiene como objetivo fortalecer los lazos interreligiosos y promover la paz, ahora se realiza bajo la sombra de estos incidentes, poniendo a prueba la capacidad del país para garantizar la seguridad y proteger a sus minorías religiosas en un clima cada vez más hostil.
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