(ZENIT Noticias / Galway, 18.08.2024).- El jueves 15 de agosto de 2024, un impactante suceso tuvo lugar en la ciudad de Galway, Irlanda, cuando un joven de 16 años atacó violentamente al padre Paul Murphy, un sacerdote de 50 años. El ataque ocurrió alrededor de las 22:45, cuando el sacerdote estaba sentado en su automóvil fuera de la base militar de Renmore. El agresor, armado con un cuchillo, se acercó al vehículo y obligó al sacerdote a huir dentro de la base, donde fue alcanzado y apuñalado varias veces.
Los soldados presentes en la base respondieron rápidamente, disparando tiros de advertencia y utilizando un bastón para detener al atacante hasta que la policía llegó y lo arrestó. El joven, cuyas publicaciones en redes sociales sugieren un resentimiento hacia las misiones de paz irlandesas, está ahora bajo investigación por la Unidad Especial de Detectives, encargada de las amenazas terroristas.
Padre Murphy fue trasladado de inmediato a un hospital, donde se encuentra estable, aunque recuperándose de lesiones graves. A pesar del doloroso incidente, el sacerdote mostró gratitud por las muestras de apoyo recibidas, publicando en su cuenta de Facebook: «Gracias por sus oraciones y preocupación. Estoy bien, solo esperando una cirugía. Todo saldrá bien».
El 16 de agosto, Monseñor Alfonso Cullinan, en un mensaje dirigido a la comunidad y difundido a través del sitio web de la Conferencia Episcopal Irlandesa, expresó su profunda conmoción y condena por el acto violento. «Este ataque nos ha dejado a todos en estado de shock», afirmó, subrayando que la violencia es inaceptable y contraria a los principios de la fe. Monseñor Cullinan hizo un llamado a la unidad y a la oración por la pronta recuperación de Padre Murphy, así como por la redención del joven agresor.
En su mensaje, el obispo instó a la comunidad a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de la unidad y la paz. «Debemos comprometernos a fomentar un ambiente de comprensión y respeto para prevenir que actos como este se repitan», dijo. También pidió a los fieles que no solo oren por el sacerdote herido, sino también por el joven responsable del ataque, abogando por el perdón y la reconciliación como caminos hacia la sanación de las heridas que dividen a la sociedad.
Monseñor Cullinan concluyó su mensaje reafirmando el compromiso de la Iglesia con el amor, la compasión y la comprensión, elementos esenciales para superar las adversidades que enfrentan en estos tiempos difíciles.
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