(ZENIT Noticias / Washington, 25.08.2024).- El fenómeno de la migración internacional ha crecido notablemente en las últimas décadas, alcanzando cifras que reflejan su impacto global. Actualmente, más de 280 millones de personas, es decir, el 3,6% de la población mundial, viven fuera de su país de origen, según un reciente análisis del Pew Research Center.
Una de las conclusiones más llamativas del estudio es la predominancia de los cristianos entre los migrantes internacionales. En 2020, representaban el 47% de la población migrante, lo que contrasta con su 30% de representación en la población mundial total. Esto convierte al cristianismo en el grupo religioso más grande entre los migrantes, con México como el principal país de origen y Estados Unidos como el destino más frecuente.
Los musulmanes, que constituyen el 29% de los migrantes, también son un grupo significativo. La mayoría de ellos provienen de Siria y suelen migrar a países de Oriente Medio y el norte de África, como Arabia Saudita. A nivel mundial, los musulmanes representan el 25% de la población, lo que refleja una ligera sobre-representación en los movimientos migratorios.
El análisis destaca además que los judíos, aunque representan solo el 1% de los migrantes internacionales, tienen una alta tasa de migración en comparación con su proporción en la población global (0,2%). De hecho, uno de cada cinco judíos vive fuera de su país natal, siendo Israel tanto el principal país de origen como de destino para este grupo.
En contraste, los hindúes y los budistas tienen una representación menor en la diáspora mundial en comparación con su peso demográfico global. Solo el 5% de los migrantes son hindúes, a pesar de que constituyen el 15% de la población mundial, con India como epicentro tanto de origen como de destino. Los budistas, que también representan el 4% de los migrantes y de la población mundial, tienen a Myanmar como su principal país de origen y a Tailandia como destino.
Las personas sin afiliación religiosa, que incluyen a ateos, agnósticos y aquellos que se identifican como no religiosos, representan el 13% de los migrantes, un porcentaje inferior al 23% que ocupan en la población global. China es el principal país de origen para este grupo, mientras que Estados Unidos se mantiene como su destino preferido.
El informe también resalta cómo la religión y la migración están intrínsecamente vinculadas. Muchas personas migran para escapar de la persecución religiosa o para vivir en comunidades con creencias similares. A su vez, estos movimientos afectan la composición religiosa de los países de acogida, donde algunos migrantes conservan su fe original, mientras que otros adoptan la religión predominante en su nuevo entorno o se alejan de la religión por completo.
Independientemente de sus creencias, los migrantes suelen buscar mejores oportunidades de vida, moviéndose desde regiones menos desarrolladas o peligrosas hacia países que les ofrecen mayor seguridad y prosperidad. Este patrón migratorio refleja tanto la búsqueda de bienestar material como la influencia de las identidades religiosas en la movilidad global.
Este análisis del Pew Research Center es parte del proyecto Pew-Templeton Global Religious Futures, que investiga cómo los cambios religiosos a nivel global afectan a las sociedades contemporáneas.
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