En su audiencia con el Papa, Zuncheddu presentó su libro titulado “Io sono innocente” (Soy inocente), escrito junto a su abogado.

En su audiencia con el Papa, Zuncheddu presentó su libro titulado “Io sono innocente” (Soy inocente), escrito junto a su abogado. Foto: Vatican Media

Pasa 33 años en la cárcel siendo inocente. Papa Francisco lo recibe en audiencia

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Zuncheddu, quien fue acusado en 1991 de haber cometido un triple asesinato cuando apenas tenía 26 años, enfrentó un largo y tortuoso proceso legal que lo mantuvo tras las rejas hasta enero de 2024, cuando el Tribunal de Apelaciones de Italia reconoció su inocencia.

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 26.08.2024).- En una emotiva reunión privada, el Papa Francisco recibió a Beniamino Zuncheddu, un pastor de Cerdeña que pasó más de tres décadas en prisión por un crimen que no cometió. El encuentro, que tuvo lugar en la Biblioteca del Palacio Apostólico, representa un poderoso acto de reconciliación y esperanza para un hombre que, tras 33 años encarcelado, fue finalmente exonerado a principios de este año.

Zuncheddu, quien fue acusado en 1991 de haber cometido un triple asesinato cuando apenas tenía 26 años, enfrentó un largo y tortuoso proceso legal que lo mantuvo tras las rejas hasta enero de 2024, cuando el Tribunal de Apelaciones de Italia reconoció su inocencia. Durante esos años, soportó condiciones inhumanas en varias prisiones, compartiendo celdas abarrotadas y enfrentando grandes desafíos físicos y emocionales. Sin embargo, su fe y el amor por su familia le dieron la fortaleza necesaria para superar cada día.

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En su audiencia con el Papa, Zuncheddu presentó su libro titulado “Io sono innocente” (Soy inocente), escrito junto a su abogado. En esta obra, relata no solo la injusticia que sufrió, sino también el proceso interno de perdón y sanación que experimentó. A pesar del profundo dolor causado por la falsa acusación, Zuncheddu ha decidido perdonar a quien lo señaló erróneamente como culpable, mostrando así una fuerza espiritual y moral notable.

Este encuentro no solo marca el final de una pesadilla legal para Zuncheddu, sino que también subraya un mensaje universal de compasión y redención, destacando cómo, incluso en las circunstancias más difíciles, es posible encontrar paz a través del perdón y la fe.

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Redacción Zenit

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