(ZENIT Noticias / Roma, 08.09.2024).- Es habitual que en los viajes pastorales que realiza el Papa uno de los cardenales que siempre lo acompañe sea su Secretario de Estado. Sin embargo, en el viaje del Papa al suedeste asiático y Oceanía de inicios de septiembre no hemos visto al Cardenal Parolin, ¿por qué? La razón es que ha muerto su madre y el cardenal ha celebrado su funeral.
El pasado 3 de septiembre, la pequeña localidad de Schiavon, en la provincia de Vicenza, se convirtió en el escenario de un emotivo homenaje. Ada Miotti, madre del cardenal Pietro Parolin, falleció el 31 de agosto a los 96 años, dejando un legado de fe y dedicación que ha marcado profundamente a su familia y comunidad. En la iglesia parroquial de Schiavon, cientos de personas, entre familiares, amigos y autoridades, se reunieron para despedir a la madre del secretario de Estado del Vaticano.
Durante la ceremonia, el cardenal Parolin, visiblemente conmovido, expresó su gratitud por la vida y enseñanzas de su madre: “Gracias, mamá. Sobre tus rodillas aprendimos el Evangelio. Hoy en ti se realiza la fe en la resurrección que nos enseñaste a creer”. Estas palabras, cargadas de emoción, resonaron entre los presentes, quienes compartieron el dolor de la pérdida pero también la esperanza que Ada inculcó a su familia.
El purpurado destacó que la fe de su madre fue una guía constante en su vida, y que ahora, en la plenitud de la resurrección, ella se reúne con su esposo Luigi, fallecido en 1965. “Hoy se reencuentran después de 59 años en un abrazo que durará por toda la eternidad”, añadió Parolin en su homilía.
La iglesia de Schiavon estuvo repleta desde las primeras horas del día, con la presencia de varias figuras eclesiásticas, entre ellas el cardenal Konrad Krajewski y el obispo de Vicenza, Giuliano Brugnotto. También acudieron representantes de distintas diócesis y comunidades religiosas, así como un nutrido grupo de sacerdotes y religiosas que quisieron mostrar su cercanía al cardenal en este momento de duelo.
Entre los asistentes, no faltaron autoridades civiles y militares que se sumaron a la despedida. La comunidad de Schiavon, que conocía bien a Ada Miotti por su devoción y servicio como maestra de escuela primaria, se volcó para rendir homenaje a quien dedicó su vida a los demás.
Al inicio de la Misa, se leyó un mensaje de Papa Francisco, quien, pese a encontrarse en Asia por un viaje apostólico, quiso expresar su cercanía a Parolin y su familia. “Participo espiritualmente en el duelo que ha golpeado a su familia, asegurando mi oración y bendición en este momento de sufrimiento humano”, decía el telegrama enviado por el pontífice.
A este gesto de solidaridad se sumó también el mensaje del cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, quien recordó la importancia de la fe y la familia en tiempos de dolor.
En su homilía, el cardenal Parolin también quiso recordar a tres personas clave en la vida de su madre: su esposo Luigi, el sacerdote don Angelo Fornase, y el director escolar Sartor, con quienes Ada compartió momentos significativos en los ámbitos de la familia, la iglesia y la educación. “Estos tres ámbitos fueron donde mi madre se entregó por completo, enseñándonos a nosotros a hacer lo mismo”, mencionó el cardenal.
Con gratitud, Parolin reconoció el sacrificio de su madre, quien lo educó a él y a sus hermanos con valentía y una fe inquebrantable, siempre dispuesta a servir tanto en la iglesia como en la escuela.
Uno de los aspectos más destacados de la vida de Ada Miotti fue su profundo amor por la Iglesia. Nacida en Villa Raspa, desde joven mostró un fuerte compromiso con su fe, que transmitió a sus hijos. Durante una conversación sobre la crisis de fe en los tiempos actuales, Ada expresó su incomprensión hacia quienes abandonan la Iglesia, diciendo: “No entiendo cómo alguien puede dejar a la Iglesia, nuestra madre, cuando nosotros hemos aprendido el Evangelio en sus rodillas”.
El cardenal Parolin resaltó este testimonio de su madre, animando a los presentes a seguir su ejemplo de amor por Dios y por los demás, especialmente en un momento donde las instituciones educativas y religiosas buscan fortalecer su colaboración para asegurar un futuro esperanzador para las nuevas generaciones.
Tras la Misa, el cuerpo de Ada Miotti fue trasladado al cementerio de Schiavon, donde fue enterrada en la capilla familiar, justo sobre la tumba de su esposo Luigi. En el último adiós, el rostro del cardenal Parolin se llenó de lágrimas mientras recitaba una última oración, rodeado de sus seres queridos. Uno a uno, los familiares se acercaron a besar la urna, en un gesto de despedida que selló un día de profundo dolor, pero también de fe y esperanza en la resurrección.
El legado de Ada Miotti perdurará no solo en sus hijos, sino en todos aquellos que la conocieron y fueron tocados por su amor y devoción.
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