(ZENIT Noticias / Port Moresby-Vanimo, 08.09.2024).- En una jornada marcada por cercanía con los fieles, el Papa Francisco celebró una emotiva Misa en el Sir John Guise Stadium de Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, ante una multitud de aproximadamente 35,000 personas. La visita del pontífice al país ha sido un momento histórico, lleno de simbolismo, tradición y devoción.
Un mensaje de fe en un entorno cultural único
La ceremonia inició de manera especial, con el Papa realizando un recorrido en golf-cart para saludar a los miles de fieles presentes. Al llegar al estadio, el ambiente se llenó de alegría con la ejecución de una danza tradicional que reflejaba la rica herencia cultural de Papua Nueva Guinea. A las 8:10 hora local (00:10 hora de Roma), Francisco presidió la Santa Misa en inglés como parte de la celebración de la XXIII Domingo del Tiempo Ordinario.
Durante la homilía, el Papa instó a la comunidad a mantener viva su fe en medio de las dificultades, recordando que el amor y la esperanza son fundamentales para superar los retos. Al concluir la Misa, el Cardenal John Ribat, arzobispo de Port Moresby, expresó su agradecimiento al pontífice por su visita, tras lo cual Francisco guió la recitación de la oración mariana del Ángelus.
Encuentro con el Primer Ministro y despedida de Port Moresby
Antes de regresar a la Nunciatura Apostólica, el Papa tuvo un breve encuentro con el Primer Ministro de Papua Nueva Guinea, James Marape, reafirmando el compromiso de la Iglesia Católica con la paz y el bienestar en la región. Poco después, Francisco partió rumbo a Vanimo, un lugar clave en su visita y en otra zona del país.
Visita a Vanimo: un pueblo que recibe al Papa con alegría
A su llegada a Vanimo, el Papa fue recibido por el obispo de la diócesis local, Monseñor Francis Meli, quien lo acompañó hasta la explanada frente a la Catedral. En un acto profundamente conmovedor, alrededor de 20,000 fieles se reunieron para darle la bienvenida. Entre danzas tradicionales, testimonios y palabras de agradecimiento, el Papa destacó el papel crucial de la comunidad local en la propagación de la fe, poniendo un especial énfasis en los catequistas, religiosas y familias.
Como gesto de devoción, Francisco depositó una Rosa de Oro ante la estatua de la Virgen María (precisamente el día en que la Iglesia católica conmemora su cumpleaños) y, junto a los fieles, participó en la oración de consagración a María. Tras la bendición final, el Papa recorrió nuevamente la multitud, creando un momento íntimo de cercanía con los asistentes.
Encuentro privado con misioneros en la Holy Trinity Humanistic School
Después de la emotiva recepción en Vanimo, el Papa se dirigió a la Holy Trinity Humanistic School de Baro para un encuentro privado con un grupo de misioneros. A su llegada, fue recibido con un breve concierto de la orquesta estudiantil, lo que añadió un toque especial y juvenil a la visita.
Durante el encuentro, en un ambiente de reflexión y camaradería, Francisco resaltó el trabajo sacrificado de los misioneros y su papel vital en la evangelización y el servicio a las comunidades más necesitadas de la región. Este acto sirvió como una muestra más de su cercanía y apoyo a quienes dedican su vida a la misión pastoral en territorios tan distantes.
Regreso a Port Moresby
La jornada concluyó con el retorno del pontífice a Port Moresby en un avión militar C-130. Tras aterrizar a las 19:58 hora local, el Papa regresó a la Nunciatura Apostólica para descansar antes de continuar con su intensa agenda pastoral.
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