(ZENIT Noticias / Goa, 22.11.2024).- En una batalla legal que entrelaza el arte, la fe y la ley, un juez italiano ha rechazado una moción para desestimar los cargos contra el arzobispo de Módena, Erio Castellucci, y tres colaboradores por supuestamente insultar los sentimientos religiosos con una controvertida exposición de arte. El caso, que tiene su raíz en la exposición «Gratia Plena» organizada en la iglesia-museo de San Ignacio en Carpi, ha reavivado el debate sobre los límites de la expresión artística en los espacios sagrados.
Choque legal y cultural
El 20 de noviembre, el juez Andrea Scarpa del Tribunal de Módena anunció que seguirían adelante los procedimientos contra el arzobispo Castellucci, el artista Andrea Saltini, el sacerdote Don Carlo Bellini y la curadora Cristiana Muccioli. Los cuatro se enfrentan a acusaciones en virtud de los artículos 403 y 404 del Código Penal italiano, que penalizan los delitos contra el sentimiento religioso y la profanación en los lugares de culto.
Los demandantes, representados por el abogado Francesco Minutillo, argumentan que las imágenes de la exposición, incluidas las representaciones de Cristo sometido a violencia sexual y otras representaciones provocativas de figuras sagradas, constituyen una grave afrenta a las creencias católicas. «Finalmente, tenemos la oportunidad de presentar el caso ante un juez y descubrir la verdad sobre esta exposición», afirmó Minutillo, criticando lo que llamó una investigación insuficiente por parte de la fiscalía.
La próxima audiencia está programada para el 20 de enero de 2025.
Arte, controversia y violencia
«Gratia Plena», que se realizó de marzo a junio de 2024, presentó piezas provocativas que generaron críticas generalizadas de los grupos católicos. Entre las obras impugnadas había una representación de un Cristo crucificado agredido después de su deposición, un Cristo semidesnudo con un mono verde brillante en un “Descenso de la cruz” reinventado y un llamativo tríptico de la Virgen María siendo desnudada por fariseos.
La controversia se intensificó el 28 de marzo cuando un individuo enmascarado no identificado atacó la pintura más infame de Saltini, la profanó con pintura en aerosol y la cortó con un cuchillo. El propio Saltini resultó herido al intentar detener al atacante, y necesitó puntos de sutura después del incidente. A pesar del dramático episodio, el agresor sigue en libertad, lo que añade otra capa de intriga al caso.
La defensa de la Iglesia
El arzobispo Castellucci, que aprobó la exposición, ha defendido constantemente su contenido como desafiante pero no sacrílego. Basándose en la carta de San Pablo a Tito —“Para los puros, todas las cosas son puras”— la diócesis de Carpi argumentó que las obras de arte provocan reflexión en lugar de blasfemia.
Sin embargo, los críticos, incluidos muchos fieles laicos, sostienen que tales exhibiciones no tienen lugar en espacios sagrados. La reacción ha sido particularmente intensa dada la importancia histórica y espiritual de la iglesia que alberga la exposición.
Un patrón más amplio de controversia
Esta no es la primera vez que la intersección del arte moderno y la religión ha encendido un intenso debate. Han surgido controversias similares en Austria y otros países europeos, donde las representaciones de figuras sagradas de formas poco convencionales u ofensivas han provocado indignación entre las comunidades católicas.
El caso de Módena, sin embargo, se destaca por sus ramificaciones legales. El código penal de Italia proporciona protecciones explícitas para los sentimientos religiosos, lo que hace que el resultado de este juicio sea un posible precedente para futuras disputas que involucren arte en lugares de culto.
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