(ZENIT Noticias / Roma, 20.12.2024).- Por primera vez en Etiopía ha sido fundada una congregación de religiosas por parte de una mujer que nació en un contexto del cristianismo ortodoxo pero que encontró su camino en la Iglesia católica.
Emahoy Haregeweine es la fundadora de esta nueva comunidad. Nació en Adís Abeba, Etiopía, estudió en el Liceo Francés Gebremariam, donde convivió con diversas culturas e idiomas. Cuando tenía 16 años fue con una amiga por primera vez a una misa católica. Ese sacramento despertó en ella un deseo de conocer más acerca de la fe católica pues le había deleitado la liturgia. Comenzó desde entonces a frecuentar la Iglesia y fue así que nació y creció su vocación religiosa.
Entró al convento de las pequeñas hermanas de Jesús, una congregación fundada por San Carlos de Foucault, y realizó su formación en diversos países (Nigeria, Kenia, Egipto, Francia e Italia), pero durante ese periodo tenía una inquietud espiritual que le hacía pensar que Dios la llamaba a una misión especial.
Más tarde, ya en 2007, cuando visitaba un seminario sobre las tradiciones monásticas etíopes, sintió que estaba encontrando lo que había buscado desde hace tiempo. Era la llamada que Dios le hacía a fundar un convento en su país natal, y el propósito de este convento sería el mostrar la identidad espiritual y cultural etíope.
Finalmente, en 2018 pudo establecer el primer convento etíope llamado el Convento de la Santísima Trinidad. Mientras estuvo en Francia, teniendo el apoyo de los monjes benedictinos, dedicó sus tiempos libres a recaudar dinero para este proyecto. Fue así que logró comprar una pequeña casa en Adís Abeba.
Más tarde, con el apoyo de los monjes, adquirió un terreno en Holeta, a 40 km de la capital. Fue aprobado por el cardenal Berhaneyesus Souraphiel, arzobispo de Adís Abeba y presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Etiopía, ya que este constató que era una buena obra la que esa hermana quería llevar a cabo.
A partir de esta fundación se ha puesto en marcha para lograr que el convento sea autosustentable. Ha comprado gallinas y ganado, y ha puesto en marcha iniciativas agrícolas de forma que tanto el lugar como el convento se puedan ver mutuamente beneficiados.
Además, ha buscado crear un “kínder garden” para ligar el convento con los residentes locales, de modo que se pueda brindar un espacio educativo para los niños de la zona que no tienen una gran oportunidad en este campo. La meta de Haregeweine es lograr que sus proyectos sean autosustentables a nivel económico y no estar dependiendo de ayudas externas.
El convento busca convertirse en un lugar de paz para el retiro espiritual y la oración, como un oasis en medio del desierto, ya que los fieles pueden unirse a las monjas en oración, reflexión y consultas espirituales en sus idiomas locales. La conversa y fundadora anima a las parejas casadas a tener hijos y a educarlos en la fe e invita a aquellos que sienten una inquietud vocacional a abrirse a Dios y darle la oportunidad d hablarles en el silencio y la oración.
También quiere crear un sitio web para facilitar el acceso al conocimiento de la vida monástica en Etiopía, porque sabe que Dios quiere seguir bendiciendo esta obra y llevando adelante la historia de la salvación a través de los instrumentos humanos que Él elige.
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