(ZENIT Noticias / Roma, 25.02.2025).- Un profundo sentimiento de dolor se ha apoderado de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Kłobuck, un pequeño pueblo cerca de Czestochowa, Polonia. La comunidad está conmocionada por el impactante asesinato de su párroco de muchos años, el padre Grzegorz Dymek, cuya vida fue truncada en un brutal acto de violencia la semana pasada.
El sacerdote de 58 años fue encontrado estrangulado en la casa parroquial la tarde del jueves 13 de febrero. Los vecinos preocupados dieron la alarma alrededor de las 7:00 p.m. después de escuchar gritos inquietantes desde el interior de la rectoría. Cuando llegó la policía, descubrieron el cuerpo sin vida del padre Dymek y detuvieron a un hombre que intentaba huir del lugar.
El sospechoso, un ex oficial de policía de 52 años que había sido despedido de la fuerza en 2001 por razones disciplinarias, fue detenido e inmediatamente confesó el crimen. EspañolSin embargo, no ofreció ninguna explicación sobre sus acciones. Una autopsia confirmó más tarde que el sacerdote había muerto por asfixia.
El padre Dymek era más que un simple párroco: fue la base sobre la que se construyó la comunidad de fe de Nuestra Señora de Fátima. Desde 1998, había dedicado su vida a establecer y dirigir la parroquia, supervisando la construcción de la iglesia y sirviendo a la congregación durante más de dos décadas. Su muerte repentina y violenta ha dejado un profundo vacío entre quienes lo conocieron.
«La noticia de la muerte del padre Grzegorz fue recibida con incredulidad y dolor en todo nuestro presbiterio», escribió el arzobispo Wacław Depo de Czestochowa en una carta a los fieles. «Las circunstancias de su muerte siguen siendo investigadas por las autoridades, y esperamos que pronto salga a la luz toda la verdad detrás de este trágico evento».
El arzobispo instó a las personas a abordar la tragedia con un espíritu de esperanza cristiana. «Oremos por el padre Grzegorz, por la parroquia afligida que dejó atrás e incluso por el que le quitó la vida. Que Dios, en su infinita misericordia, le conceda la gracia del arrepentimiento y la conversión».
El viernes 21 de febrero, el arzobispo Depo presidió la solemne misa fúnebre por el padre Dymek, a la que asistieron feligreses, clérigos y amigos que se reunieron para despedir al sacerdote que había moldeado sus vidas espirituales. Fue enterrado en el cementerio local, dejando atrás una comunidad afligida pero fiel, decidida a honrar su memoria.
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