(ZENIT Noticias / París, 12.03.2025).- De acuerdo a información publicada el jueves 6 de marzo de 2025, el Papa Francisco dispuso una visita apostólica a la Comunidad del Emmanuel.
Esta decisión parece responder a la petición de la propia comunidad, más concretamente a la voluntad de querer ser apoyada en su trabajo en su organización y gobierno. «Doy gracias a Dios por esta decisión, porque estoy convencido de que es bueno dejarnos mirar por la Iglesia», dijo el moderador general, Michel-Bernard de Vregille, en una carta dirigida a los miembros de la comunidad.
Esta visita “permitirá un apoyo sostenido a nuestra comunidad en este importante paso para rumbo al futuro”.
Fundada en Francia en 1972, la Comunidad del Emmanuel cuenta con cerca de 13.000 miembros laicos, sacerdotes y personas consagradas, repartidos en 70 países de todo el mundo. Entre ellos hay 300 sacerdotes, 32 diáconos permanentes, un centenar de seminaristas y 225 laicos consagrados. La comunidad también ha dado a la Iglesia una decena de obispos y, más recientemente, el fundador Pierre Goursat fue declarado venerable.
Tras un seminario organizado en julio de 2024 sobre el tema de la gobernanza, surgieron diferencias de opinión entre los miembros de la comunidad. “Antes y después de este seminario de verano, hemos vivido tensiones en el seno del gobierno comunitario”, explica el moderador, “y nos dimos cuenta de que no seríamos capaces de salir adelante solos”. El consejo internacional y el moderador escribieron entonces al cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella y asistente eclesiástico de la comunidad, para pedir la ayuda y el consejo de la Iglesia. Se mantuvieron encuentros con él y con el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Este último consideró que una visita apostólica era el modo más adecuado para responder a esta petición de ayuda externa.
La visita apostólica podría durar de tres meses a un año, y será de gran apoyo para la comunidad, que se ha «convertido en una gran barca» y se enfrenta a muchos desafíos internos: su crecimiento, las realidades internacionales muy diferentes, la necesidad de inculturación del carisma y la complejidad de su organización. «Tengo la sensación de que esto requerirá mucho trabajo. También soy consciente de que esta visita suscitará preguntas y que tendremos que responderlas», añade Michel-Bernard de Vregille. “Por tanto, apoyándonos en el discernimiento de la Iglesia, confiamos en los frutos que dará esta visita porque, a través de ella, es Jesús quien nos acompaña”. “Sí, podemos estar en acción de gracias, porque verdaderamente, esta visita apostólica es un don que la Iglesia nos hace para acompañarnos. Por medio de ella, el Espíritu Santo hará siempre nuevas todas las cosas”, concluye.
Con información de la edición francesa de ZENIT.
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