(ZENIT Noticias / Chiclayo, 22.07.2025).- En una ambiciosa fusión de música, teología e historia personal, el director de orquesta y musicólogo peruano José Quezada Macchiavello ha dedicado su más reciente obra orquestal —Sinfonía n.º 3, «Tríptico Agustiniano», Opus 32— al Papa León XIV, el primer pontífice agustino en la historia de la Iglesia Católica. La sinfonía se estrenará en Chiclayo el 22 de noviembre, prometiendo una velada tan espiritualmente evocadora como musicalmente profunda.
Lo que comenzó hace décadas como una fascinación juvenil por los escritos de San Agustín se ha convertido en un homenaje sinfónico a gran escala. El primer encuentro de Quezada con el obispo de Hipona tuvo lugar durante sus años de formación en el Colegio de San Agustín de Lima. Bajo la guía del padre Vicente Paniagua, profundizó en «Las Confesiones» y «La Ciudad de Dios», textos a los que atribuye la transformación de su visión del mundo.
Aunque en un principio pretendió escribir una tesis académica sobre la estética de Agustín en la Facultad Pontificia y Civil de Teología de Lima, el proyecto nunca se materializó. En cambio, retomó el legado de Agustín a través de su propio medio: la música. «Como no podía escribir una tesis sobre Agustín, decidí escribir una sinfonía sobre él», explicó Quezada en una entrevista reciente.
Compuesta entre 2021 y 2023, la sinfonía originalmente estaba destinada a conmemorar el 120.º aniversario de su antigua escuela. Pero cuando el evento se pospuso, Quezada esperó hasta que, como él mismo lo expresa, «la Providencia dio a la Iglesia un papa agustino». La elección del papa León XIV en mayo proporcionó no solo el ancla simbólica que la sinfonía esperaba, sino también una sensación de plenitud teológica.
Musicalmente, el «Tríptico Agustiniano» explora algunas de las dimensiones más intrincadas del pensamiento de Agustín: la búsqueda introspectiva de la verdad, la tensión filosófica entre las realidades temporales y eternas, y la experiencia de la gracia divina. Según Quezada, la obra está impregnada de simbolismo y busca invitar a los oyentes a un encuentro meditativo.
El estreno contará con una orquesta juvenil compuesta por músicos de Perú y países vecinos, formados en Lima y reunidos específicamente para esta ocasión. La actuación tendrá lugar en un teatro histórico de Chiclayo, construido bajo el episcopado de Robert Prevost, ex obispo de la ciudad y actual prefecto del Dicasterio para los Obispos.
La decisión de dedicar la obra al Santo Padre fue impulsada por el padre Pablo Rarrán, quien aconsejó al compositor «jugar a las grandes ligas». El Vaticano ha sido informado de la dedicatoria, y Quezada señala que el Papa León XIV sigue estrechamente vinculado a los acontecimientos en Perú. «Se siente peruano. No es un halago, es algo que se percibe», dijo Quezada. Tras su debut en Chiclayo, la sinfonía se presentará en Lima, ofreciendo al público peruano otra oportunidad de reflexionar sobre el legado de San Agustín y la importancia histórica de un pontífice influenciado por sus enseñanzas. A través de la música, Quezada busca no solo honrar a un papa, sino también abrir un espacio contemplativo donde convergen la filosofía, la fe y el arte.
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