Programa del viaje del papa Francisco a República Centroafricana
Domingo 29 de noviembre – Concluye el viaje a Uganda, inicia en República Centroafricana
Domingo 29 noviembre
Uganda
09:00 Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Entebbe
09:15 Salida en avión de Entebbe hacia República Centroafricana
República Centroafricana
10:00 Llegada al aeropuerto internacional “M’Poko” en Bangui. Ceremonia de bienvenida
11:00 Visita de cortesía al presidente del Estado de transición en el Palacio Presidencial “de la Renaissance”
11:30 Encuentro con la clase dirigente y con el cuerpo diplomático (Discurso del Santo Padre)
12:15 Visita al campo de refugiados
13:00 Encuentro con los obispos de la República Centroafricana
16:00 Encuentro con las comunidades evangélicas en la sede de la FATEB (Facultad de teología evangélica de Bangui) (Discurso del Santo Padre)
17:00 Santa misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes en la Catedral de Bangui (Homilía del Santo Padre)
19:00 Confesión de algunos jóvenes e inicio de la vigilia de oración en la explanada de la Catedral (Discurso del Santo Padre)
El Papa deja Uganda y vuela hacia República Centroafricana
En los últimos dos días del viaje, Francisco llevará la paz en un país golpeado por la pobreza y la violencia. Durante el vuelo regala una torta de cumpleaños a una periodista y a una hostess
El santo padre Francisco se despidió hoy domingo temprano de Uganda y partió hacia República Centroafricana, iniciando así su quinto día del viaje apostólico en África, que inició el pasado miércoles 25 y concluye mañana, lunes 30, hacia el medio día.
El Papa inició su viaje en Kenia, siguió en Uganda y ahora en República Centroafricana entra en la tercera etapa, la fase más peligrosa porque el país vive una situación de guerra civil, con la presencia de fuerzas internacionales de las Naciones Unidas que intentan desarmar a las facciones violentas.
El vuelo despegó poco después de las 9,30 locales desde el aeropuerto de Entebbe, donde ha saludado a las autoridades religiosas y civiles del país al que llegó el viernes por la tarde. Le acompañan en el Airbus 330 de Alítalia, 74 periodistas. El el vuelo Francisco regaló una torta de cumpleaños a una periodista francesa y a una hostess de la aeronave. El vuelo hacia Bangui es de dos horas y 45 minutos y la distancia es 1.618 kilómetros.
En Uganda visitó ayer sábado el santuario de los mártires anglicanos en Namungo y a tres kilómetros de allí fue al santuario católico de los mártires de Namugongo, poniendo de relieve la importancia del ecumenismo de la sangre.
En la basílica de los mártires de Uganda, en la colina de Namugongo, el Santo Padre presidió la santa misa ante miles de fieles que le recibieron con gran alegría. Allí, en la homiía invitó a compartir el don del Espíritu Santo.
Por la tarde tuvo un encuentro con los jóvenes en Kololo Air Strip en Kampala, a quienes invitó a transformar el odio en amor. A continuación fue la visita a la casa de la caridad de Nalukolongo.
Al atardecer tuvo otros dos encuentros, uno con los obispos de Uganda y otro en la catedral con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas.
El Papa en Centroáfrica: ‘La grandeza del ser humano es trabajar por la dignidad de sus semejantes’
En el primer discurso del Santo Padre en la República Centroafricana, agradece a las autoridades nacionales e internacionales los esfuerzos que han realizado para dirigir al país hacia una etapa de normalización social y política
Vengo como peregrino de la paz, y me presento como apóstol de la esperanza”. Con estas palabras el papa Francisco ha querido iniciar este domingo su primer discurso en la República Centroafricana, en su encuentro con las autoridades en el Palacio Presidencia. El Santo Padre ha llegado a Bangui, última etapa de su viaje a África. Después de aterrizar este domingo a las 10.00 de la mañana en el aeropuerto de Bangui, el Papa se ha dirigido directamente a la visita de cortesía a la Jefa de Estado de la Transición de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza.
A su llegada al palacio presidencial, después de escuchar los himnos y rendir homenaje a las banderas, el Papa ha sido recibido por la Jefe de Estado, con la que se ha reunidos en privado. A la vez, ha tenido un encuentro entre la delegación vaticana y la del Gobierno de Centroáfrica. Tras el encuentro privado, ha tenido lugar el intercambio de regalos. A continuación, el Santo Padre se ha reunido con las autoridades del Estado, la clase dirigente y el cuerpo diplomático de la nación, en el patio del palacio presidencial de Bangui.
En su discurso, el Papa ha observado que en este momento este país se encamina, poco a poco y a pesar de las dificultades, hacia la normalización de su vida social y política. Por ello ha querido felicitar a las diversas autoridades nacionales e internacionales “por los esfuerzos que han realizado para dirigir el país en esta etapa”. Y así, ha deseado que las diferentes consultas nacionales, que se celebrarán en las próximas semanas, “permitan al país entrar con serenidad en una nueva etapa de su historia”.
Haciendo referencia al lema de la República Centroafricana, «Unidad – Dignidad – Trabajo», el Santo Padre ha asegurado que “hoy más que nunca, esta trilogía expresa las aspiraciones de todos los centroafricanos y, por tanto, es una brújula segura para las autoridades que han de guiar los destinos del país”. De este modo, ha estructurado su discurso en estas tres ideas.
A propósito de la unidad, el Pontífice ha recordado que “es un valor fundamental para la armonía de los pueblos”. Se ha de vivir y construir “teniendo en cuenta la maravillosa diversidad del mundo circundante, evitando la tentación de tener miedo de los demás, del que no nos es familiar, del que no pertenece a nuestro grupo étnico, a nuestras opciones políticas o a nuestra religión”, ha indicado. Asimismo ha añadido que la unidad requiere “crear y promover una síntesis de la riqueza que cada uno lleva consigo”.
En segundo lugar, la dignidad. El Santo Padre ha subrayado que este valor moral es el que “caracteriza a los hombres y mujeres conscientes de sus derechos y de sus deberes, y que lleva al respeto mutuo”. Hay que hacer lo que sea –ha añadido– para salvaguardar la condición y dignidad de la persona humana. De este modo, también ha asegurado que el que tiene los medios para vivir una vida digna “debe tratar de ayudar a los pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social”. Por lo tanto, el Obispo de Roma ha reconocido que “el acceso a la educación y a la sanidad, la lucha contra la desnutrición y el esfuerzo por asegurar a todos una vivienda digna, ha de tener un puesto principal en un plan de desarrollo que se preocupe de la dignidad humana”. La grandeza del ser humano
–ha precisado– consiste en trabajar por la dignidad de sus semejantes.
Finalmente ha reflexionado sobre el trabajo. Así, Francisco ha indicado que los centroafricanos “pueden mejorar esta maravillosa tierra, usando con responsabilidad sus múltiples recursos”. Recordando que este país se encuentra en una zona que, por su excepcional riqueza en biodiversidad, está considerada como uno de los dos pulmones de la humanidad, el Papa ha llamado la atención acerca de la grave responsabilidad que les corresponde en la explotación de los recursos medioambientales, en las opciones y proyectos de desarrollo. La construcción de una sociedad próspera –ha observado– debe ser una obra solidaria.
Por otro lado, el Santo Padre ha hecho hincapié en la importancia crucial que tiene la conducta y la gestión de las autoridades públicas, ya que debeb ser las primeras que han de encarnar en sus vidas con coherencia los valores de la unidad, la dignidad y el trabajo, y ser un ejemplo para sus compatriotas.
Para concluir su discurso, el Santo Padre ha dedicado unas palabras al papel de la Iglesia en este país. Y junto con los obispos, ha renovado “el propósito de esta Iglesia particular de contribuir cada vez más a la promoción del bien común, especialmente a través de la búsqueda de la paz y la reconciliación”. También ha reconocido los esfuerzos realizados por la Comunidad internacional. Y les ha animado a que sigan avanzando todavía más en el camino de la solidaridad, “con la esperanza de que su compromiso, unido al de las Autoridades centroafricanas, sirva para que el país progrese, sobre todo en la reconciliación, el desarme, la preservación de la paz, la asistencia sanitaria y la cultura de una buena gestión en todos los ámbitos”.
La presidenta de República Centroafricana: ‘El Papa viniendo nos da una lección de coraje’
Invitó a pedir un perdón sincero, que con la bendición del Santo Padre, “se transformará en nueva levadura para reconstruir el país”
“Las amenazas sobre la seguridad, reales o amplificadas que han tejido los preparativos de la visita, el renacer de terrorismo y de los movimientos extremistas con una violencia omnipresente”, podrían haber desanimado al Papa, que por el contrario nos ha dado “una lección de coraje”.
Lo dijo este domingo la presidente provisional de Centroáfrica, Catherine Samba-Panza, al dirigirse al papa Francisco a su llegada a Bangui, añadiendo que deplora todo el mal cometido por los centroafricanos a partir de las violencias entre las comunidades tribales, que han ensagrentado todo el país.
Los centroafricanos “han infligido sufrimientos incalificables a otros centroafricanos. Necesitamos absolutamente perdón porque nuestros corazones se han endurecido por las fuerzas del mal. El amor sincero del prójimo nos aleja de la intolerancia”, dijo.
El Papa “pide a los hijos e hijas de este país que reconozcan sus faltas y pidan un perdón sincero” que con la bendición del Santo Padre, añadió la presidenta, “se transformará en nueva levadura para reconstruir el país”.
“En nombre de toda la clase dirigente de este país, más aún, de todos lo que han contribuido a su ‘bajada a los infiernos’, confieso todo el mal que ha sido hecho y pido perdón desde el fondo de mi corazón”, dijo
La dirigente política centroaficana que antes de ser nombrada en el 2014 presidenta de transición, era la alcaldesa de la capital del país, Bangui añadió: “Tenemos absoluta necesidad de este perdón, porque las últimas evoluciones de la crisis han aparecido como abominaciones cometidas en nombre de la religión, por gente que se dice creyente”.
Y aseveró que la visita del Papa “es vivida como una bendición del cielo”. Como “una victoria de la fe sobre el miedo, la incredulidad, y una victoria de la compasión y solidaridad de la Iglesia Universal”.
Francisco clama por la paz y la fraternidad en el campo de refugiados en Bangui
El Santo Padre en República Centroafricana invita a los refugiados a gritar que “todos somos hermanos”
El santo padre Francisco ha visitado un campo de refugiados en Bangui, en la parroquia de St. Sauveur, poco después de su llegada a la capital de la República Centroafricana. El Papa ha aterrizado este domingo por la mañana en el último país de su gira por África, donde ya ha visitado Kenia y Uganda.
Procedente del palacio presidencial, el Pontífice ha llegado al campo de refugiados y ha sido acogido por un grupo de niños. Los pequeños, sujetaban unos carteles de tela, con mensajes de bienvenida al Santo Padre. Y así, ha comenzado a caminar por el lugar y se ha detenido con calma para dar la mano y saludar a la gente que le esperaba con alegría y profundo entusiasmo. También se podía ver a algunos cascos azules, que garantizaban la seguridad en el encuentro.
Una mujer, del Centro St Jean XXIII, le ha dirigido unas palabras de bienvenida. De este modo, ha manifestado la alegría y la felicidad de los presentes por la visita del Papa para “compartir nuestra angustia y nuestra esperanza”. Y subrayando la gran alegría de esta parroquia que lo recibe, la mujer ha dado las gracias al Santo Padre por su amistad.
A continuación, Francisco ha tomado el micrófono y ha saludado a los presentes en italiano, mientras le traducían simultáneamente a la lengua local. El Santo Padre ha mencionado las palabras que ha leído en los carteles de los niños: paz, perdón, amor. Por eso, ha indicado que “debemos trabajar, rezar y hacer de todo por la paz”. Pero –ha observado– la paz sin amor, sin amistad, sin tolerancia, sin perdón, no es posible. El Pontífice ha asegurado que “cada uno de nosotros debe hacer algo”. De este modo, ha deseado a los presentes y a todos los centroafricanos la paz, “una gran paz entre vosotros”, “que podáis vivir en paz, cualquiera que sea la etnia, la cultura, la religión, la clase social, pero todos en paz”. Finalmente, ha subrayado que “todos somos hermanos” y ha invitado a los refugiados de este campo a gritar varias veces «¡todos somos hermanos!”.
Uno de los encuentros más emotivos del viaje a África, en el que el Santo Padre ha podido tocar y acariciar a los “últimos”, los olvidados. Personas que han dejado todo, huyendo de la violencia y la pobreza. El Papa ha llevado esperanza a un lugar marcado por la necesidad extrema. Ha visitado, una vez más, la periferia existencial, sin prisa, deteniéndose con cada niño, con cada enfermo. Todo ello acompañado de cantos y danzas tradicionales, que demostraban la alegría profunda de estas personas que esperaban la visita del sucesor de Pedro.
La República Centroafricana permanece como una de las más grandes crisis humanitarias actuales en África. Se cuentan cerca de 440 mil refugiados dentro del país y otros 450 mil refugiados en los países fronterizos, en total un quinto de la población.
Francisco a los evangélicos: ‘Ante la violencia, el anuncio del Evangelio es urgente’
La división de los cristianos es un escándalo, porque es contraria a la voluntad del Señor, frente a la violencia que desgarra a la humanidad, por las contradicciones contra el Evangelio
El santo padre Francisco ha sido recibido por las comunidades evangélicas de la República Centroafricana en la sede de la FATEB (Facultad de teología evangélica de Bangui).
“Desde hace demasiado tiempo –indica el discurso del Papa– su pueblo está marcado por pruebas y violencia que provocan tanto sufrimiento. Eso hace que el anuncio del Evangelio sea más nece
sario y urgente”.
“Queridos amigos –prosigue el Santo Padre– la división de los cristianos es un escándalo, porque es ante todo contraria a la voluntad del Señor”. Y también un escándalo “frente al odio y la violencia que desgarra a la humanidad, frente a las numerosas contradicciones que se alzan contra el Evangelio de Cristo”.
Y tras indicar su aprecio por el “espíritu de respeto mutuo y de colaboración que existe entre los cristianos en su país”, los animó a “proseguir por este camino, sirviendo juntos con caridad”. Porque esto “es un testimonio de Cristo, que construye la unidad”.
«Dios no hace distinción entre los que sufren. A esto lo he llamado con frecuencia el ecumenismo de la sangre» indicó Francisco.
Francisco además expresó su cercanía y solicitud hacia el pastor Nicolás, «cuya casa ha sido recientemente saqueada e incendiada, así como la sede de su comunidad».
A continuación publicamos el discurso que el Santo Padre ha programado y que ha sido difundido por la Oficina de Prensa del Vaticano. Entretanto no hubo ni audio ni imágenes que puedan confirmar los añadidos o modificaciones realizadas por el papa Francisco.
“Queridos hermanos y hermanas: Me alegra estar en esta Facultad de Teología Evangélica. Agradezco al decano de la Facultad y al presidente de la Alianza Evangélica Centroafricana sus amables palabras de bienvenida.
Con profundo sentimiento de amor fraterno, saludo a cada uno de ustedes y, por su medio, también a los miembros de sus comunidades. Todos estamos aquí para servir al mismo Señor resucitado, que nos congrega hoy; y, gracias al mismo bautismo recibido, estamos invitados a anunciar la alegría del Evangelio a los hombres y mujeres de este querido País de Centroáfrica.
Desde hace demasiado tiempo, su pueblo está marcado por pruebas y violencia que provocan tanto sufrimiento. Eso hace que el anuncio del Evangelio sea más necesario y urgente. Porque es la carne del mismo Cristo quien sufre en sus miembros predilectos: los pobres de su pueblo, los enfermos, los ancianos y los abandonados, los niños huérfanos o que han sido abandonados a su suerte, sin guía y sin educación. Son también todos aquellos cuya alma y cuerpo han sido heridos por la violencia y el odio; aquellos a los que la guerra les ha quitado todo, el trabajo, la casa, sus seres queridos.
Dios no hace distinción entre los que sufren. A esto lo he llamado con frecuencia el ecumenismo de la sangre. Todas nuestras comunidades sin distinción sufren a causa de la injusticia y el odio ciego que el demonio desencadena; y en esta circunstancia, quiero expresar mi cercanía y mi solicitud hacia el Pastor Nicolás, cuya casa ha sido recientemente saqueada e incendiada, así como la sede de su comunidad.
En este difícil contexto, el Señor no deja de enviarnos a manifestar a todos su ternura, su compasión y misericordia. Este sufrimiento común y esta misión común son una ocasión providencial para progresar juntos en el camino de la unidad; y son también un medio espiritual indispensable. ¿Cómo podría el Padre rechazar la gracia de la unidad, aunque todavía imperfecta, a sus hijos que sufren juntos y que en diversas ocasiones se unen para servir a los hermanos?
Queridos amigos, la división de los cristianos es un escándalo, porque es ante todo contraria a la voluntad del Señor. Es también un escándalo frente al odio y la violencia que desgarra a la humanidad, frente a las numerosas contradicciones que se alzan contra el Evangelio de Cristo. Por eso, y apreciando el espíritu de respeto mutuo y de colaboración que existe entre los cristianos en su país, los animo a proseguir por este camino, sirviendo juntos con caridad. Es un testimonio de Cristo, que construye la unidad.
Que, con ánimo siempre creciente y con vistas a la plena comunión que anhelamos, añadan a la perseverancia y a la caridad el servicio de la plegaria y de la reflexión en común, en búsqueda de un mejor conocimiento recíproco, de una mayor confianza y amistad.
Les aseguro que los acompañaré con mi oración en este camino fraterno de servicio, reconciliación y misericordia, un camino largo pero lleno de alegría y esperanza. Que Dios los bendiga, que bendiga a sus comunidades”.
Los evangélicos agradecen al Papa su visita en un momento ‘particularmente difícil’
En la Repúbica Centroafricana, Francisco es recibido en la Facultad de Teología Evangélica de Bangui (FATEB)
El santo padre Francisco tuvo un encuentro este domingo por la tarde con las comunidades evangélicas en la sede de la FATEB (Facultad de teología evangélica de Bangui), siguiendo el programa de su viaje en República Centroafricana.
A su llegada, el presidente de la Alianza de los Evangélicos del país (AEC), Nicolás Guerekoyame Gbangou, le agradeció la visita “en un momento particularmente difícil de nuestra historia, a causa de los diversos conflictos militares y políticos que tienen como efecto empeorar las condiciones de vida de las poblaciones marcadas por la pobreza”.
Guerekoyame Gbangou, indicó que la visita se realiza cuando «nuesto país se prepara para cruzar con éxito una transición democrática”. Añadió que diversos temas se conectan con el viaje apostólico: la esperanza de que el país vuelva a la normalidad, la restauración de la paz, por el perdón y la tolerancia y que se creen condiciones de desarrollo.
“Tenemos mucha esperanza que sus oraciones junto a las nuestras, así como vuestras acciones, puedan apoyar todos los esfuerzos que despliega la Comunidad internacional para ayudar a la República Centroafricana” dijo.
Y tras reiterar su agradecimiento por su visita en este momento, el dirigente evangélico le pidió el apoyo para «el desarme de las milicias armadas; la rehabilitación del ejército centroafricano; la realización de proyectos de la Plataforma de las Conversiones Religosas, que incluyen la creación de una estación de radio, escuelas y centros de salud».
República Centroafricana sufre inestabilidad desde hace varias décadas, teniendo presente que su independencia fue en 1960. La situación se agravó por el golpe de Estado de 2012 realizado por la milicia musulmana Séléka, calificada de yihadista, con el mandatario Michel Djotodia, que inició una persecución contra los grupos cristianos.
Tras la persecución, aparecieron milicias, antiBalaka con un ‘componente cristiano’ para luchar contra las musulmanas, y que con la llegada de los Cascos Azules, agravaron la violencia, junto a otros ‘señores de la guerra’. Los niños son las primeras víctimas, con unos 2 millones que sufren el panorama violento, y unos 10 mil están involucrados como niños soldados.
Francisco abre la Puerta Santa en la catedral de Bangui
Antes del Rito de Apertura, el Santo Padre ha asegurado que «Bangui, se convierte en capital espiritual del mundo»
El papa Francisco ha abierto la Puerta Santa de la catedral de Bangui, como una antelación al Año Jubilar de la Misericordia, que inicia el próximo 8 de diciembre.
Ha sido en la tarde de este domingo, cuando el Santo Padre se ha dirigido a la catedral de Bangui, para presidir la celebración eucarística. Dentro del templo le esperaban muchos cientos de personas entre sacerdotes, consagrados y catequistas. Y fuera de la catedral, miles de jóvenes han seguido la celebración desde pantallas gigantes.
La santa misa en el Primer Domingo de Adviento ha iniciado con el Rito de Apertura de la Puerta de la Misericordia. Después de la fórmula de apertura el Papa se ha detenido en oración silenciosa en el umbral, y ha entrado solo y en primer lugar dentro de la catedral.
Antes del Rito de Ape
rtura, el Santo Padre ha improvisado unas palabras:
«Bangui, se convierte en capital espiritual del mundo. El Año Santo de la Misericordia llega con antelación a esta tierra. Una tierra que sufre desde hace años la guerra, el odio, la incomprensión, la falta de paz. En esta tierra sufriente también están todos los países del mundo que están pasando por la cruz de la guerra. Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del Padre. Todos nosotros pedimos paz, misericordia, reconciliación, perdón, amor. Por Bangui, por toda la República Centroafricana y por todos los países del mundo que sufren la guerra, pedimos la paz. Y todos juntos pidamos amor y paz. Todos juntos. Y ahora, con esta oración, empezamos el Año Santo, aquí, en esta capital espiritual del mundo hoy”.
El Papa: ‘Estamos llamados a ser artífices de una paz fundada en la justicia’
En la celebración eucarística en la capital de República Centroafricana el Santo Padre recuerda que una de las exigencias de la vocación a la perfección es el amor a los enemigos, que previene de la venganza y de las represalias sin fin
El papa Francisco ha lanzado un llamamiento a todos los que empuñan injustamente las armas de este mundo: “Depongan estos instrumentos de muerte; ármense más bien con la justicia, el amor y la misericordia, garantías de auténtica paz”.
Lo ha dicho el Santo Padre al finalizar la homilía de la misa celebrada este domingo en Bangui, capital de República Centroafricana, poco después de que abierto la Puerta Santa, como antelación del Año de la Misericordia.
También ha hecho una petición a los discípulos de Cristo, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos comprometidos en este país que lleva un nombre tan sugerente, situado en el corazón de África, y que está llamado a descubrir al Señor como verdadero centro de todo lo que es bueno: “la vocación de ustedes es la de encarnar el corazón de Dios en medio de sus conciudadanos”.
Durante la homilía, Francisco ha asegurado que su corazón y su mente “se extiende con afecto a todos los sacerdotes, consagrados y agentes de pastoral de este país, unidos espiritualmente a nosotros en este momento”. Y por medio de ellos, ha saludado también a todos los centroafricanos, a los enfermos, a los ancianos, a los golpeados por la vida. Algunos de ellos –ha observado– tal vez están desesperados y no tienen ya ni siquiera fuerzas para actuar, y esperan sólo una limosna, la limosna del pan, la limosna de la justicia, la limosna de un gesto de atención y de bondad. Y todos esperamos la limosna de la paz.
El Papa ha recordado que “Jesús no nos manda solos a la otra orilla, sino que en cambio nos invita a realizar la travesía con Él, respondiendo cada uno a su vocación específica”. Añadió que “tenemos que ser conscientes de que si no es con Él no podemos pasar a la otra orilla, liberándonos de una concepción de familia y de sangre que divide, para construir una Iglesia-Familia de Dios abierta a todos, que se preocupa por los más necesitados”.
De este modo, ha asegurado que “no se trata principalmente de una cuestión de medios económicos, sino de compartir la vida del pueblo de Dios, dando razón de la esperanza que hay en nosotros” y siendo testigos de la infinita misericordia de Dios que es bueno y enseña el camino a los pecadores”.
Asimismo, Francisco ha subrayado que “después de haber experimentado el perdón, tenemos que perdonar”. A propósito ha explicado que una de las exigencias fundamentales de esta vocación a la perfección es el amor a los enemigos, que nos previene de la tentación de la venganza y de la espiral de las represalias sin fin.
Y así, ha asegurado que los agentes de evangelización han de ser ante todo artesanos del perdón, especialistas de la reconciliación, expertos de la misericordia.
Haciendo referencia a los textos litúrgicos de este domingo, el Papa ha subrayado que descubrimos en ellos algunas características de esta salvación que Dios anuncia, y que se presentan como otros puntos de referencia para guiarnos en nuestra misión. “Ante todo, la felicidad prometida por Dios se anuncia en términos de justicia”, ha indicado.
El Salvador, “viene a hacer fecundas nuestras historias personales y colectivas, nuestras esperanzas frustradas y nuestros deseos estériles”. Y nos manda –ha añadido– a anunciar, sobre todo a los oprimidos por los poderosos de este mundo, y también a los que sucumben bajo el peso de sus pecados.
Por otro lado, ha insistido que Dios es justicia, y por eso los cristianos “estamos llamados a ser en el mundo los artífices de una paz fundada en la justicia”.
La salvación que se espera de Dios tiene también el sabor del amor. En efecto, ha explicado, preparándonos a la Navidad, “hacemos nuestro de nuevo el camino del pueblo de Dios para acoger al Hijo que ha venido a revelarnos que Dios no es sólo Justicia sino también y sobre todo Amor”. El Pontífice ha recordado que donde reina la violencia, el odio, la injusticia y la persecución, “los cristianos estamos llamados a ser testigos de este Dios que es Amor”.
Por último, el Papa ha subrayado que la salvación de Dios proclamada tiene el carácter de un poder invencible que vencerá sobre todo. Dios es más fuerte que cualquier otra cosa. Esta convicción –ha observado el Papa– da al creyente serenidad, valor y fuerza para perseverar en el bien frente a las peores adversidades. Y ha asegurado que “incluso cuando se desatan las fuerzas del mal, los cristianos han de responder al llamado, de frente, listos para aguantar en esta batalla en la que Dios tendrá la última palabra. Y será una palabra de amor”.
A los jóvenes el Papa les pide ser valientes y no huir
Amar, perdonar y construir la paz. Les invita a resistir y les señala como símbolo la planta del banano
Después de la misa en la catedral que el Papa Francisco presidió este domingo en la capital de laRepública Centroafricana, tuvo un encuentro con los jóvenes del país.
En la escalinata de la catedral de Bangui les exhortó a no huir, a quedarse para construir la paz, que es un trabajo que se logra día a día y diversas veces repitió tres conceptos: amor, perdón y paz.
“Les saludo con todo mi afecto. Este joven que ha hablado en nombre de todos ha dicho que el símbolo de ustedes es el banano. El banano es un símbolo de vida que crece, se reproduce y da su fruto con tanta energía alimentario.
El banano es resistente, creo que esto dice claramente el camino que se propone en este momento difícil, de guerra odio, división, el camino de la resistencia.
El amigo decía que algunos de ustedes quieren irse, huir a los desafíos nunca es una solución. Es necesario resistir, tener el coraje de la resistencia de la lucha por el bien. Quien se escapa no tiene el coraje de dar vida.
El banano da la vida y se reproduce y da más vida porque se queda allí. Algunos de ustedes me preguntarán, ¿Qué podemos hacer? Cómo se hace para resistir? Les daré dos o tres ideas que podrán ser útiles para resistir.
Primero de todo la oración, porque es poderosa. La oración vence al mal, la oración acerca a Dios que es Todopoderoso. Les pregunto: Ustedes rezan? No se lo olviden.
Segundo, trabajar por la paz, y la paz no es un documento que se firma y queda allí, la paz se hace todos los días. La paz es un trabajo artesanal, se hace con las manos. Alguien me preguntará: ¿padre, cómo puedo ser yo un artesano de la paz?
No odiar nunca y si alguien hace el mal buscar perdonarlo, nada de odio, mucho perdón. Van juntos, nada odio, mucho
perdón. Si tu no tienes odio en tu corazón, si tu perdonas, serás un vencedor, porque serán vencedores de la batalla más difícil de la vida, vencedores en el amor. Y a través del amor llega la paz.
¿Quieren ustedes ser perdedores o vencedores en la vida? Qué quieren? (Responden vencedores…) Y solamente se vence en el camino del amor, en el camino del amor, y ¿se puede amar al enemigo? Sí. Se puede perdonar a quien hizo el mal? Sí. Así con el amor y con el perdón ustedes vencerán. Serán vencedores en la vida, el amor nunca les hará vencidos.
Les deseo lo mejor a ustedes, piensen al banano, a la resistencia delante a las dificultades, Huir, escapar lejos no es la solución. Tienen que ser valientes. ¿Entendieron lo que significa ser valientes? Valientes en el perdón, valientes en el amor, valientes en construir la paz.
¿De acuerdo? Digámoslo juntos: valientes en el perdón, en amor, en la paz. (El público responde).
Queridos jóvenes centroafricanos, estoy muy contento de encontrarlos, hoy hemos abierto esta Puerta, significa la puerta de la misericordia de Dios, confíen en Dios, porque Él es misericordioso. Él es amor, Él es capaz de darnos la paz. Y por ello he dicho hace poco que es necesario rezar para resisitir, para amar, para no odiar, para ser artesanos de la paz.
Gracias por vuestra presencia. Ahora iré a confesar adentro a algunos de ustedes. ¿Están con el corazón dispuesto a resistir? ¿Si o no? (El público responde).
Están con el corazón dispuesto a luchar por la paz? (El público responde). Están con el corazón dispuesto a perdonar? (El público responde). Tienen el corazón dispuesto a la reconciliación? (El público responde). Tienen el corazón dispuesto para amar a esta hermosa patria? (El público responde). Y vuelvo al inico Están con el corazón dispuesto a rezar .
Ahora les pido también que recen por mi, para que pueda ser un buen obispo, para que pueda ser un buen Papa. Me prometen de rezar por mi? Ahora les doy la bendición, a ustedes y a sus familias, pidiendo al Señor que les de el amor y la paz. Que la bendición de Dios…
Buenas noches y recen por mi».
La Misericordia
Catequesis para toda la familia
La palabra misericordia se define como una disposición de los trabajos y miseria ajenas. Se manifiesta en amabilidad y asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y la reconciliación.
En el cristianismo es uno de los principales atributos divinos.
La misericordia es también un sentimiento de pena o compasión por los que sufren, que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo.
En su etimología la palabra misericordia proviene del latín mísere (miseria, necesidad), cor, cordia (corazón) e ia (hacia los demás), significa tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad. Tradicionalmente la religión cristiana ha enseñado divina llevar a cabo esta actitud tanto espiritual como corporal.
El papa Francisco nos dice que: “la misericordia de Dios acaricia nuestros pecados. Nos habla de la misericordia divina como una gran luz de amor y ternura, es la caricia de Dios sobre las heridas de nuestros pecados”.
El papa Francisco explicó el significado de la misericordia de Dios a partir del episodio en que los fariseos y los escribas llevan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio y le preguntan qué hacer de ella, teniendo en cuenta que la ley de Moisés preveía la lapidación por tratarse de un pecado considerado muy grave.
La misericordia va más allá, nos dice el Papa Francisco, y hace la vida de una persona de tal modo que el pecado es arrinconado. Es como el cielo, nosotros miramos tantas estrellas pero cuando sale el sol por la mañana con tanta luz las estrellas no se ven. Y así es la misericordia de Dios, una gran luz de amor de ternura, Dios perdona pero no con un decreto, sino con una caricia, acariciando nuestras heridas del pecado.
San Andrés Apóstol – 30 de noviembre
«El primero de los discípulos en los que Cristo fijó su mirada. Un audaz apóstol que comenzó conduciendo a su hermano Pedro ante la presencia del Redentor. Considerado por tradición fundador del patriarcado de Constantinopla»
A este apóstol oriundo de Betsaida, que antes de conocer a Cristo ya se había dejado llevar por esa voz interior que le instaba a buscar lo máximo, no le costó reconocer dónde se hallaba esa alta cota que perseguía. Y es que no era un neófito en el seguimiento. No había acallado la inquietud que le indujo a seguir a Juan Bautista, y como discípulo suyo continuaba alentando su afán por crecer en ese gran amor trenzado de apremio, de urgencia en la conversión, de búsqueda incesante de la penitencia, que el precursor predicaba. Cuando estos sentimientos arraigan en el interior tienden a desarrollarse de forma imparable.
Mateo y Marcos dicen que su encuentro con Cristo se produjo en las orillas del lago Tiberíades, cuando se hallaba entre sus aperos de pesca junto a su hermano Pedro; Él los llamó convirtiéndoles en «pescadores de hombres». Juan, en cambio, señala a Andrés como el primer discípulo en el que se fijó el Redentor. Aquél día que Jesús volvía victorioso del desierto habiendo dejando desarmado al maligno, y se cruzó con el grupo presidido por el Bautista, Andrés tenía la sensibilidad precisa para percibir la trascendencia encerrada en las palabras que aquél pronunció señalando al Redentor como «Cordero de Dios». Para otros, que también escucharían este mismo calificativo que Juan le había dado el día anterior, no debieron significar nada. El evangelio únicamente reseña el impacto que causó en Andrés y en otro de los testigos del hecho –que tal vez después no prosiguió ya que no existen otros datos en el texto sagrado que permitan identificarle– mostrando que tuvieron la impronta de acercarse a Jesús.
Es una escena bellísima que permite imaginar el latido de estos corazones que desde el principio creyeron estar en presencia del Mesías. Cuando Él volvió su rostro hacia ellos para inquirir: «¿Qué buscáis?», propósito que conocía, aunque daba ese espacio a su libertad para que se explicaran, cómo expresarían su emoción. Iluminados por la certeza de tan excelso encuentro, simplemente preguntaron: «Maestro, ¿dónde habitas?», sin atisbo de curiosidad. Ya le amaban tanto, que de antemano estaban dispuestos a ir en pos de Él a cualquier lugar que hubiera señalado. De hecho, es lo que hicieron dejando a Juan antes de que Jesús se dirigiera a ellos. Con qué gozo acogerían su invitación: «Venid y lo veréis». Juan informa que «vieron donde moraba y se quedaron con Él» precisando la hora: «como las 4 de la tarde». Cuando algo así sucede, cambiando la vida, el momento exacto no se olvida.
Este es el seguimiento. Fue la conducta que tuvieron otros discípulos: Santiago, Mateo, Juan, Pedro… No se ponen condiciones; no se sopesan los riesgos que una decisión tal puede conllevar, no se encierra la voluntad con candados, no hay cálculo de por medio. Si así fuera no estaríamos hablando de ese amor incomparable y seductor que es capaz de destruir toda prudencia humana, ya que ésta, en realidad, cuando impregna la respuesta que debe darse a Cristo, no esconde más que el egoísmo. Lo único que se aprecia en todos los que han recibido este don de la fe, y han acogido esta gracia, es una disponibilidad previa a compartirlo todocon Cristo.
Andrés orientó sus pasos hacia Él y comenzó su vida apostólica. Era un intrépido evangelizador que en cuanto se encontró con Pedro le dio la gran noticia: «Hemos hallado al Mesías», y raudo lo condujo ante su presencia; es la actitud que procede en todo el que pone en el centro de su vida a Dios. Después, los derroteros de la divina Providencia hicieron que Pedro recibiese de Jesús la altísima responsabilidad de guiar a su Iglesia. Y A
ndrés, desde una fecunda retaguardia, continuaba alentando a la gente a seguir al Maestro, atento a las vicisitudes que se presentaban, como ese instante previo a la multiplicación de los panes y de los peces, en el que apreció las escasas viandas que poseía un muchacho para poder alimentar a la multitud que se congregaba en torno a Jesús, lo que pone de manifiesto su estado de oración.
Pero el inquieto Andrés era agudo y audaz, rasgos que compartía con otros discípulos. Cuando se hallaba con su hermano Pedro, junto a Santiago y a Juan, quiso saber, igual que ellos, cómo podrían identificar ese momento en el que se cumpliría el vaticinio de Cristo aludiendo a la destrucción de los pilares que sostenían el templo. Por tanto, vivió en primera persona el discurso pronunciado por Él y se nutrió nuevamente con la excelsa pedagogía del Maestro que les instó a vivir en un estado vigilante, como tantas veces aconsejó a lo largo de su vida pública. Las preguntas inducidas por religiosa inquietud reciben inmediata respuesta por parte de Dios.
Aún hubo otro tercer instante significativo que el evangelio reseña, situando a Andrés al lado de Felipe en el escenario de la fiesta de la Pascua que iba a celebrarse en Jerusalén. En esa ocasión el cometido era asistir en su labor apostólica a Jesús, que se dirigía a ciudadanos griegos. Ambos recibieron esta impactante noticia que Él les dio y a la que no hallaron su verdadero significado en ese momento: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trino no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto».
Andrés se encontraba también en Pentecostés junto a todos los discípulos que se hallaban reunidos ese día. Después, la tradición lo sitúa evangelizando a los griegos. Entre ellos gozó de tal preeminencia que se le ha considerado fundador del patriarcado de Constantinopla. Un apócrifo denominado la «Pasión de Andrés», datado a principios del siglo IV, narra su cruento martirio en Patrás donde sería crucificado el 30 de noviembre del año 63 d.C., en una cruz elegida por él, como hizo su hermano Pedro, para que fuese distinta de la que asignaron al Redentor. Le ajusticiaron en una con forma de aspa. Es un apóstol muy venerado en Oriente y en Occidente.