¿Qué es lo que espera el Papa, la Compañía de Jesús, la Iglesia, de un hombre o de una mujer que estudió en un colegio jesuita o una universidad jesuita? Es la pregunta a la que el papa Francisco responde en el vídeomensaje que ha enviado al XVI Congreso Latinoamericano de ex alumnos jesuitas. “El Papa que mueve el mundo” es el lema elegido para este encuentro que tiene lugar del 11 al 13 de noviembre en la ciudad de Guayaquil, en Ecuador. El objetivo del Congreso es “analizar y aplicar el modelo de liderazgo del Papa Francisco, para lograr resultados estratégicos sin distinción de credo ni religión, teniendo como eje fundamental la espiritualidad ignaciana, que es una espiritualidad de la encarnación y de la acción donde cada persona participa en su entorno para generar cambios positivos, creando un mundo más justo y humilde”.
De este modo, el Santo Padre cuenta que cuando alguien le dice que estudió con los jesuitas, le pregunta: “¿Tienes el virus adentro o no, o ya lo perdiste?”
Por ello, les propone para inspiración del modo de actuar de ustedes, “la Contemplación de la Encarnación: el número 101 de los Ejercicios en adelante”. El jesuita –asegura el Papa– y por lo tanto aquel que estudió con el jesuita tiene como su herencia; tiene que estar en tensión, continuamente en tensión. En tensión entre el cielo, la tierra y él. “No puede esconder la cabeza, como hace el avestruz, de la realidad de la tierra. No puede hacerse un mundo aislado con una religiosidad light frente a la realidad de Dios”, advierte. Y no puede vender su conciencia a la mundanidad, precisa.
Francisco les propone tres preguntas para calibrar hasta qué punto la formación que recibieron de la Compañía de Jesús entró o hasta qué punto la tienen guardada en un armario: ¿cómo estoy yo frente a Dios?, ¿cómo estoy frente al mundo?, ¿cómo estoy frente al espíritu mundano que se me propone a cada rato?
Por otro lado, el Pontífice asegura a los destinatarios del vídeo, ex alumnos jesuitas, que “la Iglesia a ustedes los quiere en tensión”. En tensión –precisa– entre la fe que profesan, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; que envía a su Hijo al mundo, y esa fe en tensión con lo que está pasando hoy en el mundo.
A propósito les señala tres cosas: “atención sanitaria, alimentación, educación”. Así, les invita a pensar en estas “tragedias humanas”. Y no dice “tragedias sociales” porque “cada persona es templo de la trinidad”. Y más en concreto les invita a pensar en las tragedias humanas que están pasando en Latinoamérica.
El Papa les advierte de que si no tienen dentro el “virus jesuítico”, tienen que mirar qué le dicen a Dios cuando ven la desigualdad, la explotación de los chicos del trabajo, la explotación de la gente, cuando ven que no se cuida la tierra.
Finalmente, les pide que durante el Congreso se hagan estas preguntas “¿cómo vivo yo como ex alumno de la Compañía de Jesús esto que San Ignacio nos hace ver en el Misterio de la Encarnación?, ¿cómo vivo?, ¿estoy en tensión o no me importa nada?”