Por: P. Jorge Enrique Mújica, L.C.
La Orden de Malta, una de las pocas órdenes medievales que ha llegado a nuestros días, está inmersa en un proceso de renovación espiritual y de actualización de sus Constituciones. Ambos procesos derivarán en la vida de los religiosos que sirven, entre otros, a los enfermos.
En un reciente encuentro de inicios de junio de 2021 en la Villa Magistral que es su sede en Roma, el Delegado Especial del Papa para la Soberana Orden de Malta, encontró a 32 miembros profesos de la orden para tratar algunos aspectos más específicos como una observancia más estricta de los votos para los religiosos profesos así como la modificación de normas y prácticas que deben armonizarse con el Código de Derecho Canónico.
“Un objetivo clave de la renovación en curso, como ha sido reafirmado muchas veces, es salvaguardar y reforzar la originalidad y la identidad de la Orden de Malta como orden religiosa laical de la Iglesia católica. Este objetivo pasa a través de una iniciativa importante como es la de conducir la vida de los profesos a un empeño más integrado en las obras de la Orden y proveyendo su disponibilidad, por ejemplo, de prácticas con mayor coherencia el voto de pobreza y la vida comunitarias”, ha dicho el Cardenal Silvano Tomasi, Delegado Especial del Papa. “Estamos todos de acuerdo en el considerar deseable que los Profesos puedan estar empeñados -no sólo una parte del tiempo como desafortunadamente sucede hoy que están orillados a ganarse la vida con una profesión civil- sino para la totalidad de su tiempo en las actividades de la Orden en favor de los más necesitados”.
Pero, ¿cómo se regulará la vida de estos religiosos? El Cardenal Tomasi considera que deberán poderse ocupar en las actividades de la Orden según sus competencias. Lo que conlleva que la Orden les deberá sostener. Esto comportará ventajas como no tener que estar orillados a tener una profesión fuera de la Orden, vivirán de una forma total para la Orden, podrán vivir en comunidad con otros profesos, reforzarán con su presencia la espiritualidad en las obras de la Orden haciéndolas más visibles para otros miembros no religiosos de la Orden. Y finalmente, el problema del voto de pobreza quedará resuelto porque la Orden se ocupará de sostenerlos.
Otros de los cambios adelantados por el Cardenal Tomasi es la supresión del requisito de nobleza para poder ser elegido Gran Maestre de la Orden (requisito que actualmente sólo cumplen 11 profesos, algunos de los cuales superan ya los 80 o 90 años). Permanecerá el hecho de que solo los Caballeros Profesos de Votos Solemnes podrán ser elegidos Gran Maestre.
Hablando de Caballeros Profesos, otro de los problemas actuales de la Orden es el vocacional. Al respecto refiere el Cardenal Tomasi: “La pastoral vocacional es una responsabilidad de todos los miembros de la Orden. En los últimos 15 años un número reducidos de nuevas vocaciones ha llevado a la actual situación. Reafirmar el perfil de los Profesos según la identidad de la vida consagrada en la Iglesias constituye un reto que interesa hoy a los jóvenes. Si en un futuro la Orden ofrecerá de nuevo a los miembros profesos encargos en las obras de la Orden y los sostiene materialmente -práctica abandonada después de la pérdida de Malta en 1798 por parte de la Orden- esto liberará a los miembros Profesos de la necesidad de ganarse la vida con profesiones civiles. Los futuros profesos podrán vivir plenamente lo propio de la Orden. Las vocaciones vienen de Dios, pero debemos colaborar con Él con la oración. La reforma debe servir también a este objetivo y hacer las vocaciones a la Orden más atrayentes para los candidatos más jóvenes”.
Otro de los puntos esenciales de esta reforma de la Orden es la preparación teológica y espiritual para todos los miembros de la Orden: “El nuevo periodo de noviciado ofrecerá una combinación interesante de formación teológica y espiritual y de empeño en la asistencia de las personas necesitadas”, afirma el Cardenal Tomasi.