(ZENIT Noticias / Kiev, 23.02.2022).- Por su actualidad, reproducimos una traducción al castellano del pronunciamiento de la más importante figura de la Iglesia católica en Ucrania: el arzobispo mayor de los greco-católicos, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, representante de casi 6 millones de greco-católicos ucranianos (la población total del país es de 41.5 millones de habitantes). Esta declaración dice relación con la actual situación que atraviesa el país después del reconomiento de independencia de dos regiones ucranianas y la inmersión militar de Rusia en territorio ucraniano a través de esas regiones.
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Estimados hermanos y hermanas,
El reconocimiento por parte del presidente de la Federación Rusa de la «independencia y soberanía» de las autoproclamadas RNL y RND crea graves desafíos y amenazas para toda la comunidad internacional y para el derecho internacional, sobre cuya base existen y cooperan hoy los pueblos y sus naciones. Se ha causado un daño irreparable a la propia lógica de las relaciones internacionales, llamadas a salvaguardar la paz y el orden justo de las sociedades, la supremacía del derecho, la responsabilidad de los poderes estatales, la defensa del ser humano, la vida humana y los derechos naturales. Hoy en día toda la humanidad ha sido puesta en peligro: los poderosos tienen derecho a imponerse a quien quieran, sin tener en cuenta el estado de derecho.
Con esta decisión, el gobierno de la Federación Rusa se retiró unilateralmente de un largo proceso de paz, encargado de garantizar el restablecimiento de unas condiciones de vida dignas en los territorios controlados por Rusia en las regiones ucranianas de Donetsk y Luhansk, para los afectados por la agresión militar rusa. La guerra, iniciada contra nuestro pueblo en 2014, ha infligido profundas heridas a muchos de nuestros conciudadanos: miles de muertos, heridos, dejados en la soledad. El paso dado ayer por el presidente de la Federación Rusa destruyó los principios fundamentales para un proceso a largo plazo de restauración de la paz en Ucrania, creó el camino para una nueva ola de agresión militar contra nuestro Estado, abrió las puertas para una operación militar a gran escala contra el pueblo ucraniano.
Consideramos que la defensa de nuestra tierra natal, de nuestra memoria histórica y de nuestra esperanza, de nuestro derecho divino a existir, es una responsabilidad personal y un deber sagrado de los ciudadanos de Ucrania. La defensa de nuestra Patria es nuestro derecho natural y nuestro deber cívico. Somos fuertes cuando estamos juntos. Ha llegado el momento de unir nuestros esfuerzos para defender la independencia, la integridad territorial y la soberanía del Estado ucraniano. El deber y la responsabilidad de toda la humanidad es trabajar activamente para evitar la guerra y proteger una paz justa.
Estamos convencidos de que el mundo no puede desarrollarse y encontrar respuestas a los desafíos de hoy recurriendo a la fuerza y a la violencia, mostrando desprecio por los valores humanos compartidos y por la verdad del Evangelio. Hago un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que no ignoren el sufrimiento del pueblo ucraniano, provocado por la agresión militar rusa. Somos un pueblo que ama la paz. Y precisamente por eso estamos dispuestos a defenderla y a luchar por ella.
Hoy invocamos en oración al Creador Todopoderoso, con un llamamiento especial a la sabiduría para los encargados de tomar decisiones importantes para la sociedad, en cuyas manos está el destino de la humanidad. Pedimos al Padre Celestial que nos ayude a restablecer una paz justa en la tierra ucraniana.
Rezamos especialmente por los que defienden a Ucrania, que en estos días son para nosotros un ejemplo de sacrificio amoroso y de servicio dedicado a su pueblo. Que el Señor misericordioso los proteja de todo peligro y corone sus esfuerzos con la victoria de la verdad y el bien.
Invocamos la bendición misericordiosa de un Dios y Creador amoroso sobre Ucrania y su pueblo.
La bendición del Señor sea con vosotros.
+Sviatoslav
Martes, 22 de febrero de 2022
Traducción de la versión en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.