(ZENIT Noticias / Milán, 24.02.2022).- En una ceremonia celebrada en Milán se entregó el Premio Ferpi, que siempre ha tenido por objeto celebrar la profesión de comunicador y orador público, premiando anualmente las trayectorias virtuosas que, además de ser eficaces para la organización de referencia, han tenido un impacto positivo más amplio en la comunidad a la que pertenecen y, en general, en la sociedad, contribuyendo a la difusión de los valores de transparencia, ética y confianza.
El premio es una iniciativa promovida por las Delegaciones de Lombardía y Sicilia de Ferpi y los medios de comunicación asociados al evento son SkyTg24, Il Sole 24 Ore, Daily Media, Adv Express y True News.
En los 50 años transcurridos desde su fundación, Ferpi (Federazione Relazioni Pubbliche Italiana) ha conseguido aglutinar el mundo de la Comunicación y las Relaciones Públicas en Italia, representando y promoviendo los sanos y correctos principios de la profesión.
Se entregaron siete categorías de premios a siete personalidades del mundo de la comunicación: Antonio Calabrò, Director de Asuntos Institucionales de Pirelli; Paola Ansuini, portavoz del Presidente del Consejo de Ministros; Paolo Ruffini, Prefecto del Departamento de Comunicación de la Santa Sede; Costanza Esclapon, Presidenta de Esclapon & Co; Luca Barabino, Director General de Barabino & Partners; Maria Criscuolo, Presidenta de Triumph Group; Alessandro Tommasi, Fundador y Director General de Will Media.
En concreto, Ruffini recibió el Premio Ferpi de Comunicación Social en reconocimiento a su labor como Prefecto del Dicasterio de la Santa Sede para la Comunicación. El jurado apreció las consideraciones ofrecidas por Ruffini en el contexto del quincuagésimo quinto Día de la Comunicación Social: «la comunicación que buscamos no puede ser hija de la comunicación «de golpe y porrazo». Tomarse el tiempo no es perderlo» y «sirve para comprender lo arrogante que suele ser la idea de que la pizca de verdad que poseemos puede expandirse hasta abarcar toda la verdad».
Es una intervención que llama al comunicador a una asunción de responsabilidad sin precedentes. El jurado también consideró que la contribución a las actividades de comunicación de la Santa Sede generó un valor adicional a la ya encomiable labor realizada por el Santo Padre, dando voz a los más vulnerables y convirtiéndose en un patrimonio de la humanidad.
Con información del Dicasterio para las Comunicaciones de la Santa Sede.