Por: Ariel Beramendi
(ZENIT Noticias / Roma, 11.04.2023).- «Pasquetta» es el nombre que en Italia se le da al lunes después de Domingo de Resurrección y desde hace siglos las familias festejan este día feriado cocinando en sus jardines e incluso haciendo un día de campo para descansar de sus obligaciones religiosas.
La semana pasada, el Vaticano fue el escenario de las celebraciones en las que el Papa estuvo presente para celebrar la muerte y resurrección de Cristo. Está demás decir que los maestros de ceremonias, expertos en liturgia, se esfuerzan para que todo salga a la perfección, ya que estos actos son retransmitidos en todo el mundo. Justamente por esto era importante que el Papa estuviese presente y que se cuidara del frío. Esta fue la razón por la que el Viernes Santo no asistió al Viacrucis que tiene lugar en el Coliseo de Roma, uno de los escenarios más sugestivos del mundo.
Antes que iniciara el Triduo Pascual, fue noticia en varios medios un documental emitido en Disney+, en el que el Papa responde a sus jóvenes interlocutores sobre las personas no binarias, el feminismo y el aborto, el dinero o los abuso a menores. Temas que no estamos muy acostumbrados a tocar con soltura y que Francisco responde con la soltura de un tenista profesional. Sus respuestas están basadas en el criterio de la acogida y de centrarse en las personas, él dice: «prefiero centrarme en los sujetos y no en los adjetivos».
Ahora bien, no todos tenemos acceso a Disney+, así que nos hemos conformado con las transcripciones oficiales o algunos videos retaceados y publicados en las redes sociales. Me impactaron sus palabras de crítica a quienes, usando la Biblia, expulsan a la gente de la Iglesia, sus palabras fueron drásticas pues dijo: «Esa gente son infiltrados que aprovechan la Iglesia para sus pasiones personales, para su estrechez personal. Es una de las corrupciones de la Iglesia».
Un día después el Sucesor de Pedro, celebró la Misa Crismal, rodeado de centenares de sacerdotes, en su homilía una vez más les exhortó a que no alimenten las divisiones y el chisme. Pero en honor a la verdad, también agradeció la entrega y testimonio silencioso de muchos sacerdotes. Este reconocimiento no fue recogido por ningún medio de comunicación.
Recalcamos también que durante estas celebraciones pascuales se rezó para que las guerras terminen. El Domingo de Resurrección, desde el balcón de la Basílica, Francisco pidió que los corazones de la comunidad internacional se abran para que se ponga fin a los conflictos armados, pasando por Ucrania y Siria.
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Termino esta crónica festiva, con la reseña de la película «El exorcista del Papa», que se publicita como basada en hechos reales. Confirmo que es una «americanada» más. Es una especie de Indiana Jones versión sacerdotal, llena de estereotipos hacia el Vaticano, en el que los personajes protagonizan una guerra de efectos especiales. Si acaso hubiese un atisbo de historicidad en la trama, se la ha espectacularizado al modo hollywoodiano, lo cual es una afrenta al nombre y legado serio del Padre Gabriele Amorth, el verdadero exorcista del Papa.
Ariel Beramendi es sacerdote y vive en Roma.
