En la sala de prensa del Vaticano, uno de las personas más competentes en el tema, monseñor Juan Arrieta, secretario del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, explicó la aplicación de la ley de la Iglesia sobre la Sede Vacante y la elección, en particular la constitución Universi Dominici Gregis (UDG), aprobada por el anterior pontífice Juan Pablo II.
“Hasta la sede vacante el santo padre puede modificar la fecha del cónclave –dijo–. Después competerá a la Congregación General de cardenales adelantar la fecha, porque en este caso es una interpretación de la UDG, la cual indica 15 días para la convocatoria del cónclave desde el inicio de la Sede Vacante, que toma en cuenta los funerales del pontífice.
Monseñor Arrieta precisó que el Ordo Rituum Conclavis, promulgado por Pablo VI y la Constitución UDG, “fueron pensados tomando más en consideración la muerte de un papa, si bien la UDG prevé que un pontífice pueda presentar su renuncia”.
Precisó que en el cónclave no se prevé la abstención, que el voto es secreto, y no debe ser reconocible –en cuanto sea posible- ni siquiera por la caligrafía del cardenal. Y lo que pasó en el cónclave no puede ser dado a conocer.
El sacerdote del Opus Dei indicó que la ley se refiere a dos asuntos: el Gobierno y la Curia durante la Sede Vacante, y el segundo sobre la elección del papa.
Gobierno y Curia
Por lo que se refiere al gobierno, este corresponde al Colegio de Cardenales, quienes no pueden modificar el sistema electivo. Es un reglamento rígido, y sobre la interpretación de las normas de la UDG se decide por mayoría, es una norma blindada. Las funciones están rígidamente especificadas, como el gobierno de la Ciudad del Vaticano y no deben emanar decretos si no hay casos urgentes.
Añadió que el Colegio de Cardenales se reúne en Congregación General, que comprende a todos los purpurados presentes en Roma, o en Congregación Particular, compuesta por el camarlengo y tres cardenales, llamados asistentes, elegidos por sorteo, y dicha congregación dura tres días.
La Congregación General se ocupa también de varias tareas, de los funerales del papa etc, “que en este caso nos interesan menos”. Indicó con ironía el ponente.
“La Congregación General –se habla siempre durante la Sede Vacante- deberá determinar el horario y fecha del cónclave, aunque ahora ya podría hacerlo el papa”, precisó.
Los cargos decaen
El número dos del Consejo para los Textos Legislativos añadió que en Sede Vacante la Curia Romana y el gobierno ordinario entran en un régimen particular. Sus vicarios decaen, como el secretario de Estado, así como los prefectos y miembros de dicasterios.
La excepción son el cardenal camarlengo, el penitenciario mayor, los legados pontificios, el limosnero, el cardenal vicario de Roma, y el vicario de la Ciudad del Vaticano.
Los dicasterios, (que en el Gobierno serían los ministerios), siguen sus funciones ordinarias, con los secretarios a su cargo, si bien limitada por lo que se refiere a tomar medidas, excepto las que requieren plenarias del dicasterio ,o el placet del santo padre. Y los jefes de dicasterios responden ante el Colegio de Cardenales.
“Es un sistema electoral rígido –insistió- y, si hay dudas, los cardenales deciden con sus votos, para eliminar cualquier controversia”.
Simonía y excluídos
Entre las curiosidades, indicó que en caso de simonía, o sea venta de voto, el cardenal que lo hace cae en una excomunión latae sentientiae, o sea automática, “pero el voto es válido”. Desde que son convocados los cardenales no pueden mantener conversaciones telefónicas ni epistolares sobre el tema, lo que vale para quienes asistan a reuniones.
Votan solamente los cardenales presentes en la Capilla Sixtina, se excluyen del cónclave los in pectore o que hayan renunciado a asistir, si bien por obediencia deben hacerlo, por lo que las peticiones de dispensa son estudiadas.
Cualquiera puede ser papa
Monseñor Arrieta recordó que el sistema de elección se fue perfeccionando a través de los siglos, con la abolición del privilegio del veto, de compromiso por grupos, y con la abolición de la modalidad por aclamación. Y que cualquier cristiano en condiciones de ser ordenado obispo podría ser elegido papa.
Las votaciones previstas son dos por la mañana y dos por la tarde, requieren la mayoría de dos tercios de los votos. Si no se elige un pontífice después de tres días, hay una pausa de oración. Le siguen después otros seis días de votaciones, y si no concluyen hay otra pausa, y después otros siete días. Si aún no ha salido el humo blanco, se pasa a una segunda vuelta automática, entre los dos cardenales que en la última votación obtuvieron más preferencias, pero dichos candidatos no pueden votar.
Y en la eventualidad de elegir papa a una persona no presente, tres cardenales deberán contactar con ella, todo en secreto.
Obligados a asistir
Todos los cardenales tienen que acudir por santa obediencia, y quien no viene puede ser castigado, a no ser que presente las debidas justificaciones.
Actualmente los cardenales de Yacarta e Indonesia pidieron dispensa por motivos de salud. La petición de no asistencia deberá ser aceptada o no por el Colegio de Cardenales.