PAQUISTAN: DOS CRISTIANOS CONDENADOS A 35 AÑOS DE

Acusados de blasfemia contra el Islam y su profeta

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ESTAMBUL, 21 mayo (ZENIT.org).- Dos cristianos, hermanos, que llevaban un año en prisión en espera de juicio, han sido condenados a 35 años de cárcel por un juzgado de la provincia de Punjab (Paquistán), por blasfemia contra el Islam y su profeta, según informa la agencia Compass.

Rasheed y Saleem Masih del pueblo de Sabu Mohaal, cerca de Pasrur, recibieron la sentencia el pasado 11 de mayo. Rasheed, de 33 años, tiene cinco hijos y Saleem, de 29, tres. Las supuestas blasfemias tuvieron lugar después de que un vendedor de helados, llamado Maqsood Ahmed, se negara a servir a los cristianos en las mismas copas que usa para los musulmanes. El vendedor los denunció posteriormente a la policía afirmando que los hermanos, enfadados por su decisión, habían hecho «malos comentarios» sobre el Islam y Mahoma.

Considerando la sentencia «muy extraña» los abogados defensores han presentado recurso a la Corte Suprema de Lahore el pasado 17 de mayo. Según el principal consejero de la defensa, Pervaiz Aslam Chaudhry, el recurso cuestiona la jurisdicción del tribunal de Punjab para juzgar el caso y afirma que hubo «claras contradicciones» en los testimonios aportados por los testigos de la acusación.

Los dos hermanos Masih han sido condenados según dos artículos distintos de las controvertidas leyes contra la blasfemia de Pakistán. Encarcelados el 2 de junio del año pasado, habían sido inicialmente acusados de violar el artículo 295-C del Código Penal que prevé la pena de muerte en caso de ser declarado culpable de insultar al profeta Mahoma. Inexplicablemente, sin embargo, el juez sentenció a los dos, citando este articulo, a 25 años de prisión y una multa de 925 dólares.

Además el juez Yousaf condenó a los dos hermanos a otros diez años de cárcel por «insultar al Islam», según el artículo 295-A del Código Penal y a otros 460 dólares de multa. Sin embargo, «los delitos del artículo 295-A sólo pueden ser juzgados por el Tribunal Antiterrorista –indicó el consejero de la defensa Chaudhry–. Un juzgado ordinario no tiene jurisdicción para juzgar o sentenciar este tipo de delito».

Además del vendedor de helados, la acusación presentó otros dos «testigos» y al inspector de policía que realizó la investigación de los hechos. «Todas las evidencias aportadas por los testigos de la acusación tenían claras contradicciones en sus afirmaciones –indicó el consejero de la defensa–. Y, al final, el inspector de policía tampoco corroboró aquellas afirmaciones». Así mismo subrayó que en la sentencia final el juez no menciona «ni una sola palabra» de los argumentos de la defensa. Algunos asistentes a la última sesión del juicio grabaron un llamamiento hecho en una mezquita cercana, tras la oración del viernes, urgiendo a los creyentes musulmanes a reunirse delante del tribunal. La multitud, encabezada por los líderes religiosos que habían dirigido la oración, «pidió al tribunal la sentencia de muerte para los dos acusados», según declaró a Compass uno de estos observadores.

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ZENIT Staff

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