El santo padre ha recibido esta mañana a los dirigentes y jugadores de los equipos de la nacional de rugby de Argentina e Italia, que este sábado se enfrentan en el estadio Olímpico de Roma. Durante su discurso, Francisco ha comparado este deporte con la vida real, ya que en ambos casos es necesario «correr hacia la meta» buscando un equilibrio entre «el grupo y el individuo».
El papa ha asegurado que «el rugby es un deporte muy simpático, y lo digo porqué lo veo así: porque es un deporte duro, hay mucho enfrenamiento físico, pero no hay violencia, hay gran lealtad, gran respeto. Jugar a rugby cansa, ¡no es un paseo! Y esto pienso que es muy útil también para templar el carácter, la fuerza de voluntad».
Otro aspecto sobre este deporte que el santo padre ha querido destacar es «el equilibrio entre grupo e individuo», explicando que «dos grupos compactos, que empujan juntos uno contra el otro y se equilibran. Y después están las acciones individuales, las carreras ágiles hacia la meta'».
Sobre la palabra meta el pontífice ha indicado que es importante y nos hace pensar en la vida, porque «toda nuestra vida tiende a una meta; y esta búsqueda, búsqueda de la meta, es cansadora, es necesario luchar, está el compromiso, ¡pero lo importante es no correr solos!» Para llegar – ha matizado – es necesario correr juntos, y el balón se pasa de mano a mano, y se avanza juntos, para llegar a la meta».
Una interpretación no muy técnica, ha reconocido Francisco pero «¡es el modo en el que un obispo ve el rugby! Y como obispo les invito a poner en práctica todo esto también fuera del campo, ponerlo en práctica en la vida de ustedes».
Al concluir sus palabras, los capitanes de ambos equipos han entregado al papa una rama de olivo que será plantada simbólicamente en el campo donde jugarán mañana. Recordando el olivo que hace años, el entonces cardenal Bergoglio, plantó en Buenos Aires en la plaza de Mayo.
(RED/RL)