El santo padre ha grabado un mensaje para la Unión italiana de ciegos e hipovidentes y a todas las personas con discapacidad visual con motivo del periodo de descanso de un centro especializado en la ciudad italiana Tirrenia, de un grupo de 75 personas, la mayoría ancianos.
El santo padre les ha dicho que sabe que «alguno de vosotros habría querido venir a Roma. Gracias a la técnica moderna, ¡puedo ir yo donde vosotros!». A continuación les ha dado las gracias por la estima, el afecto y sobre todo por las oraciones.
Les ha recordado el papa Francisco que «el Evangelio nos dice que Jesús prestaba a los ciegos una atención especial. Curó a muchos, junto con otros enfermos. Pero la curación de las personas privadas de la vista asume un significado particularmente simbólico: representa el don de la fe. Y es una señal que nos atañe a todos porque todos necesitamos la luz de la fe para recorrer el camino de la vida. Por eso el Bautismo, que es el primer sacramento de la fe, antiguamente se llamaba también ‘iluminación'».
Por eso el santo padre ha pedido al Señor que «renueva a cada uno de vosotros el don de la fe, para que vuestro espíritu sea siempre la luz de Dios, la luz del amor, que da sentido a nuestra vida, la ilumina, no da esperanza y nos fa ser buenos y disponibles hacia nuestro hermanos».
Para finalizar el mensaje, el papa ha deseado todo lo mejor para la asociación, «la Unión Italiana de Ciegos e Hipovidentes» y les ha pedido que difundan siempre «la cultura del encuentro, de la solidaridad, de la acogida hacia las personas con discapacidad, no solamente solicitando las justas previsiones, sino favoreciendo su participación activa en la vida de la sociedad».