SAN SALVADOR, miércoles, 25 marzo 2009 (ZENIT.org).- Con una marcha por las calles de San Salvador, centenares de personas conmemoraron el 29 aniversario de la muerte de monseñor Óscar Romero, abatido cuando celebraba la eucaristía. El actual arzobispo de San Salvador, en la homilía de la misa en memoria del obispo mártir, hizo un llamamiento a la unidad nacional, tras las recientes elecciones del pasado 15 de marzo
La jornada de este aniversario se inició con una eucaristía concelebrada en la capilla del hospital para enfermos de cáncer La Divina Providencia, al noroeste de la capital, donde al atardecer del 24 de marzo de 1980, el entonces arzobispo de San Salvador Óscar Romero fue abatido por un francotirador.
El arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, hizo este martes un llamamiento a la unidad en todo el país, con motivo de esta conmemoración.
Durante la homilía, el prelado pidió tanto al Gobierno central como a los nuevos legisladores y autoridades municipales elegidas que promuevan desde sus cargos una nueva forma de liderazgo que deje atrás la violencia y traiga consigo la unidad en una sola fraternidad, como fue siempre el ideal del arzobispo Romero.
Según el arzobispo de San Salvador, este nuevo sistema de gobierno debería tener «como prioridad la unión nacional para poder vivir en fraternidad y paz».
Monseñor Escobar dijo también estar convencido que desde el cielo monseñor Romero está invitando a que «construyamos una sociedad nueva» en la que haya capacidad de «dejar atrás la violencia y que nos unamos como hermanos formando una gran nación» en la que debe primar el desarrollo y el progreso de todos.
El prelado salvadoreño exhortó también a los fieles a que pidan con fe la protección del arzobispo mártir cuyo proceso de canonización está en curso. Así mismo pidió que se pongan en contacto con las autoridades eclesiales para testificar milagros por intercesión de monseñor Romero, ya que esa es «la mejor manera de ayudarlo a su canonización».
A la homilía también asistieron el nuncio apostólico, Luigi Pezzuto; el obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez; y 68 sacerdotes de la diócesis de San Salvador.
En cuanto a la actual situación del proceso de canonización, monseñor Rosa Chávez, se mostró optimista: «Él va a llegar a los altares. De eso estamos muy seguros, el papa Juan Pablo II nos lo dijo y también el Papa actual piensa así, de modo que hay que esperar que la Iglesia decida en qué momento se hace la beatificación, que se haría acá y luego la canonización en Roma».
Monseñor Escobar dijo que espera que «pronto podamos tener a un santo salvadoreño», pero también aclaró que «la figura de monseñor Romero no debe ser confundida porque es eclesiástica y pastoral», advirtiendo contra manipulaciones políticas ajenas al arzobispo mártir.
El proceso de canonización de monseñor Romero se inició el 12 de mayo de 1994 en El Salvador y, en 1995, fue remitido a la Congregacion de las Causas de los Santos en El Vaticano, donde sigue el curso de todos los procesos.
Hace un año, el 28 de marzo de 2008, el diario vaticano «Osservatore Romano» le dedicó un amplio artículo firmado por monseñor Vincenzo Paglia, obispo de Terni, Italia. El articulista afirmaba que «monseñor Romero fue víctima de la polarización política, que no dejaba espacio a su caridad y pastoralidad».
Juan Pablo II, en la celebración memorial de los «nuevos mártires», en el Coliseo de Roma, el 7 de mayo de 2000, recordaba en su oración «a los pastores fervientes, como el inolvidable arzobispo Óscar Romero, asesinado en el altar durante la celebración del sacrificio eucarístico».
Y Benedicto XVI, en la visita ad limina de los obispos salvadoreños, lo recordó entre «los pastores llenos del amor de Dios».
Por Nieves San Martín