BOGOTÁ, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Treinta arzobispos y obispos, secretarios generales de las conferencias episcopales de América Latina y el Caribe, reunidos en Bogotá, han enviado a Benedicto XVI una carta de solidaridad y apoyo en medio de los ataques que ha recibido en las últimas semanas.
En su misiva agradecen en particular la carta del 12 de marzo, enviada por el Papa a los obispos de todo el mundo, en la que explica las razones y los hechos en torno al levantamiento de la excomunión a los obispos ordenados ilegítimamente en 1988 por monseñor Marcel Lefebvre.
El mensaje de apoyo al Papa está firmado por el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida (Brasil), y por el secretario general, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo electo de Puebla, México.
«Lo que Su Santidad ha escrito nos ha conmovido y ha reforzado nuestra honda comunión eclesial. También lo hemos acogido como un ejemplo de espíritu misericordioso y transparente, motivado por el inesperado eco de los acontecimientos, pero también confiado en que lo ocurrido es además un positivo designio del Señor para su Iglesia en este momento de la historia», explican los obispos latinoamericanos en su misiva.
«Su carta nos marca un camino en la verdad, en el amor y la unidad necesarios para cada uno de nosotros, llamados a la sucesión Apostólica para el servicio ministerial», reconocen.
«Su Santidad describe muy bien algo que no está lejos de nuestra propia experiencia pastoral: precisamente personas y grupos que reclaman tolerancia para sí mismos, pueden negarla arbitrariamente a quienes busquen una aproximación en la verdad».
«Santísimo Padre –concluyen–, con estas líneas queremos, como grupo representativo de nuestra Iglesia en América Latina y el Caribe sumarnos a las renovadas muestras de afecto, de confianza, de comunión con Su Santidad en nuestras oraciones y servicio a las Iglesias que se nos han confiado, y en responsabilidad por la gran Iglesia Universal que el Señor le ha encomendado».