CASTEL GANDOLFO, domingo 6 de julio de 2008 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI se unió este domingo a la “grave llamada a la solidaridad” realizada por los obispos ante la reunión de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros del G8, que se reunirán desde mañana en Japón.
Esta declaración la realizó hoy inmediatamente después del rezo del Ángelus, en su breve discurso a los peregrinos reunidos en el Patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo.
La cumbre del G8 reunirá a los representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón y Rusia en la localidad japonesa de Hokkaido-Toyako, junto con otros líderes mundiales. La reunión, que terminará el 9 de julio, tratará, entre otras cuestiones, sobre desarrollo y cambio climático.
El Papa pide a los líderes políticos mundiales para que “lleven a cabo las tareas asumidas en las precedentes reuniones del G8 y se adopten valientemente todas las medidas necesarias para vencer el flagelo de la pobreza extrema, del hambre, de las enfermedades, del analfabetismo, que afligen aún a gran parte de la humanidad”.
La voz del Papa se une así a la de los obispos de los países del G8, los cuales han dirigido una carta a sus gobernantes, pidiéndoles que mantengan su compromiso, adoptado en la cumbre de 2005, de destinar cada año 50.000 millones de dólares para ayuda al desarrollo, hasta el 2010.
“¡Me uno yo también a esta grave llamada a la solidaridad!”, afirmó el Papa.
El Pontífice se dirigió “a los participantes en el encuentro de Hokkaido-Toyako”, y les pidió que “en el centro de sus deliberaciones pongan las necesidades de las poblaciones más débiles y más pobres”.Estos países, afirmó, son “cada vez más vulnerables a causa de las especulaciones y de las turbulencias financieras y de sus efectos perversos sobre los precios de los alimentos y de la energía”.
“Auguro que la generosidad y la longanimidad ayuden a tomar decisiones de cara a relanzar un proceso equitativo de desarrollo integral, para salvaguardar la dignidad humana”, añadió el Papa.
También el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, presidente de Caritas Internationalis, ha expresado su aposo a esta llamada a la solidaridad, afirmando que el G8 “debe adoptar medidas urgentes para poder alcanzar uno de los principales Objetivos de Desarrollo del Milenio, la drástica reducción de la pobreza antes del 2015”.
El cardenal ha pedido a los líderes que “mantengan las promesas hechas en el pasado sobre a cantidad y la calidad de las ayudas”.
Por Roberta Sciamplicotti, traducción de Inmaculada Álvarez