BEIRUT, lunes, 7 abril 2008 (ZENIT.org).- Mientras el Líbano sigue sufriendo un vacío de poder –el país está sin presidente desde el pasado noviembre– sus obispos han hecho un llamamiento a la cooperación para superar la «miserable situación» que afronta el pueblo libanés.
Tras su reunión mensual, presidida por el cardenal Nasrallah Sfeir, los obispos maronitas católicos hicieron pública una declaración el pasado 2 de abril haciendo un llamamiento a la justicia y la paz.
Los prelados indicaron que la Cumbre Árabe celebrada en Damasco –a la que no asistió su país, y menospreciada por otros miembros de la Liga Árabe– «insistió en el compromiso hacia la iniciativa árabe para el tratamiento de la crisis libanesa. Los padres piden a todas las partes, dentro del país, que cooperen a realizar esta iniciativa y sacar al Líbano de esta prueba».
Los obispos lamentaron que la clase trabajadora se está debatiendo entre el alto coste de la vida y las amenazas de huelga. Este es un asunto, dijeron, «que el Gobierno y todas las partes responsables deberían tomar seriamente en consideración y tratar con una mente responsable».
Los obispos libaneses denunciaron casos de injusticia por parte del Estado, pues el Gobierno ignora las sentencias de los tribunales pronunciadas contra él en algunos casos, o en los casos de conflictos sobre la tierra y el agua.
«La circunstancia crítica hacia la que va Líbano requiere la cooperación de todos los libaneses y esfuerzos unidos para superar la prueba y afrontarla con una voluntad fuerte –afirmaron los obispos–. Los libaneses deben pedir a Dios que les haga capaces de atravesar esta prueba encontrando la solución adecuada».
Benedicto XVI rezó por Líbano durante su intervención en el Ángelus del 17 de febrero.
El Papa se unió al llamamiento del patriarca maronita y de todos los obispos libaneses para pedir a los ciudadanos del país que «os unáis a mi súplica a Nuestra Señora del Líbano, para que anime a los ciudadanos de esta querida nación, y a los políticos en especial, a trabajar sin cesar por la reconciliación, por un verdadero y sincero diálogo, por la convivencia pacífica y por el bien de una patria profundamente sentida como común».
Siria e Irán apoyan a la oposición libanesa encabezada por Hizbulá, mientras que Arabia Saudita y otros estados árabes, así como Occidente, respaldan a la mayoría gobernante.
Los católicos maronitas constituyen el mayor porcentaje de la población cristiana libanesa, que se cifra en torno al 39% de toda la población del país.
Traducido del inglés por Nieves San Martín
